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<<<Enzo Fernández>>>

Ya pasó casi un mes desde que Laia decidió agarrar sus cosas e irse de mi casa, y alejarse de mi y de mi vida. Desde ese día no sé casi nada de ella, ni de los mellizos.

  ¿Lo peor de todo? Es que fué un malentendido... O bueno, no lo fué del todo.
  ¡La puta madre!. ¡Es muy difícil de explicar!. Y creo que debería de empezar por la parte en dónde todo se fué a la mierda por primera vez... Es decir, que les voy a contar desde el principio.
  Conocí a Vanessa en el momento en que fuí a aquella joyería para comprar el anillo de promesa para Laia.

  En ese entonces, todavía no sabíamos que Almi y Gio venían en camino. Es más, fué unos días previo a enterarnos de su existencia.

  No sé como explicar lo que pasó por mi cabeza en ese momento, solo me embobé con ella, desde el primer momento en que la ví. Su mirada que transmitía picardía y timidez a su vez, su sonrisa de dientes perfectos y su lacio y colorado pelo, fueron lo suficiente para que me quedara atontado. Es muy irónico de mi parte haberme quedado completamente pelotudo con su aparente belleza, cuando Laia es todo lo contrario a ella.

  Ella es morochita de pelo, de ojitos claros hermosos que te transmiten ternura y clara confianza, y sus hermosos dientitos de conejo, que, cuando te sonríe, te da mil quinientos años de vida.

  Es tímida, hasta que la conocés. Es un amor de persona. Ella, es todo lo que está bien en esta vida. Es la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida, hasta que venga el momento en que mi vida me sea arrebatada. De la manera que sea.
Pero, lamentablemente, tuve que cagarla.
En fin, sigo contando lo de hace un rato.

Compré el anillo, mintiendole a la colorada que era para ayudar a un amigo, y que él me había enviado a comprarlo para no levantar sospechas con su pareja.

  Les juro por Alma, Gio y Oli, que no sé que carajo se me cruzó por la cabeza en el momento que mentí y dije eso. No sabía que estaba haciendo, ni porque traicioné al amor de mi vida de tal forma.

  Fué como si estuviera hipnotizado, como si algo dentro de mi me obligara a decir eso.

  Por más que quise "arreglar" el error que había cometido y contarle la verdad a la mujer que acababa de conocer hacía apenas unos minutos, seguía mintiendo e inventando cada vez nuevos escenarios.

  No tengo ni la más puta idea de en qué momento me convertí en un maestro de las mentiras.

  Claramente que Laia tiene todo el derecho de estar enojada conmigo. Quiero arreglar las cosas con ella, y se me es imposible. Con Valen no me hablo, nada.
 
  Quien me trae a Oli los días que tiene que pasar conmigo, es Nacho.
  Nacho está apoyándome desde el primer momento.
  Me dijo que todos cometemos errores, pero que yo ya me había pasado, por lejos. Y, sinceramente, le doy la razón.
 
Valen, por otra parte. Se puso del lado de Laia. Ella no quiere, ni piensa en ayudarme a reconciliarme con la conejita... Siquiera quiere verme. No puede.

   Ahí le doy la razón a ella también, Vanessa se pasó con lo que le dijo a mi hijita, pero no lo hizo con mala intención. Ella quiere mucho a mi Pochi, y le salió del alma decirlo.

  Eso diría si fuera una persona pelotuda. Está claro que ella era una interesada de mierda. Ahora, por su culpa, estoy en conflicto con una muy buena amiga mía.

  Hace más de una semana que no la veo, ni pienso hacerlo. La odio, la detesto. No iba a dejar que pisoteara a ninguna de las dos mujeres que son madres de mis hijo, Jamás dejaría que eso pasara.




















Laia;Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora