<<<Laia Lanzaginnik>>>
Hace varios días que habíamos llegado a Londres otra vez, a principios de mes, y mañana ya nos vamos, a Italia. Enzo tiene unos días libres en el club, así que los vamos a tomar.
Iba a ir, en realidad, para visitar a Lucas Martinez Quarta y su familia, pero me re cagó porque volvió a River y está en Argentina, otra vez. Así que lo veré en marzo cuando vaya, por el asunto de los partidos de la selección... ¿Me estoy apurando a ya anotarme, sin saber si van a convocar a mi novio o no?. Probablemente. Pero hay que manifestar, ché.
Hoy juega Enzo, contra el Brighton. Así que, voy a verlo en casa porque es en la cancha de Las Gaviotas. Le daré la merienda a los mellizos y a Pochi,y mientras los bebés duermen la segunda siesta del día, yo miro el partido con Oli. Total, es antes de la hora de la cena, en el entretiempo preparo algo para que comamos, y termino de armar las valijas.
Además, es catorce de febrero. Quedamos con Enzo en qué lo celebramos en Italia, con los nenes. Vamos a turistear por unos dos días, y volvemos porque tiene entrenamientos.
Viva la vida loca.
Me fijé que las galletas que había echo en la tarde ya estén medias frías y senté a los mellizos en sus sillitas altas, preparando las cosas para que puedan comer.
Giovanni: ¡Mamá, mamá!—sí, los nenes gritan las pocas palabras que saben.
Yo: ¿Qué, mi amor?
Giovanni: ¡Ham, ham!—llevó una mano a su pancita. "Ham" era hambre, "Aba" como decía Alma, era agua.
Alma: ¡Ham!—imitó a su hermano. Me senté, dejando los platos de plástico frente a ellos. Me giré para poder preparar sus mamaderas, porque hace poco habían dejado de tomar pecho.
Yo: despacito— les entregué las galletitas en los platos, para que coman. Mientras ellos comían, yo los miraba, porque son tremendos, muy cómplices y traviesos. La vez pasada, no sé cómo terminaron en una batalla campal, tirándose fideos tirabuzón entre ellos. Cuando la temperatura de la leche ya estaba estable para ellos, les entregué la mema a cada uno. La sonrisa de felicidad que pusieron los dos al ver la mamadera me hizo dar ternura.
Giovanni: ¡Mamá!—lo miré, dejando mi taza sobre la mesa—¡Mmm!—estiró sus labios hacia mi, pidiendo un beso. Me acerqué, dejando un beso en su frente.
Alma: ¡Mamá!—la miré enseguida, dejando un beso en su frente— ¡Amo!.
Yo: te amo, hija—sonreí, dejando que bese mi mejilla. Miré a Gio, para que él también me de un beso—te amo, hijo.
Giovanni: ¡Amo!—rió, aplaudiendo. Me reí y dejé la tacita de Oli sobre la mesa. Caminé hasta la puerta del living, sonriendo al ver a la nena sentada en el piso, dibujando.
Yo: Pochi—se dió la vuelta rápido, escondiendo su dibujo debajo de la mesa ratona—ya está la merienda.
Olivia: ahora voy, mamá—guardó sus cositas y corrió hacia mi, agarrando mi mano, caminando hacia la cocina.
Alma: ¡Olí!—aplaudió, sonriendo, haciendo que se le vean sus dientitos. Olivia sonrió, dejando un beso en su manito. La ayudé a sentarse en la silla, y le entregué su tacita de plástico con las galletitas.
Olivia: gracias, mami—me sonrió
Yo: de nada, mi amor—dejé un beso en su mejilla, y me senté para merendar con los tres. Íbamos a llevar a Olí con nosotros a Italia, ya que no la habíamos llevado a España con nosotros.
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Laia;Enzo Fernández
ФанфикшнLaia Lanzaginnik es una joven de 21 años que, tras su viaje de vacaciones de invierno hacia el sur de su país, vuelve a Buenos Aires para regresar a su rutina de todos los días. Pero su vida da un gran giro inesperado, como si el destino quisiera ju...
