<<<Laia Lanzaginnik>>>
Seguía inmóvil mirándolo. Cada vez que mi corazón bombeaba, lo hacía con más fuerza y rapidez, sentía como si se fuera a salir del pecho.
—Lai...
Lo miré detenidamente, no había cambiado tanto desde la última vez que lo ví. Su pelo tenía de nuevo ese color blanco teñido, pero no de raíz.
Cómo pude me paré de mi asiento y él imitó mi acción. Nos miramos mutuamente.
Su mirada... Ya no era la misma. No sé que transmitía antes, pero ahora... Simplemente, ya no era la misma.
Era como más... Madura. Había madurado mucho y eso se transmitía en su postura, en su mirada.Él bajó su mirada a mi vientre, analizando la situación durante unos segundos, seguro que no fueron más de diez, pero para mí fué eterno.
Sonrió al caer en cuenta de la noticia, y se acercó un poco más a mi, susurrando un pequeño "Felicidades".Quedamos en un silencio incómodo durante varios segundos, dónde, nuevamente, se me hicieron eternos.
Yo seguía quieta en mi lugar, sin saber que hacer o que decir. De verdad que su llegada repentina generó un pequeño shock en mí.
No sé que tan bien me cayó la noticia, pero mi corazón latía tan fuerte y rápido que podía sentir mis propias pulsaciones en mis oídos, como los sonidos de la aguja de un reloj.—Lai...—Logró formular palabra— Sé que la cagué, sé que tenés todo el derecho del mundo a odiarme. Pero necesito que hablemos. Quiero corregir mis acciones, arreglar las cosas con vos...—mi corazón iba a mil por hora. Mis manos comenzaron a temblar y a sudar—Con Enzo y con vos. Te prometo que ya cambié y para bien, maduré, hasta yo voy a ser papá. Pero tengo que mejorar las cosas, cambiarlas para bien...
Yo: Exe...—antes de que pueda formular una palabra más, una risa escandalosa nos sacó de nuestra burbuja. Eran Pablo y Santiago, venían hablando y empujandose entre sí, en joda.
Santiago: che Lai, Agustín se tuvo que ir ahora ya rápido para el hospital—se acercó a mí
Pablo: Tefi se puso de trabajo de parto, y quedaron los nenes re asustados—los miré confundida, el chico a mi lado miraba la escena incómodo. Pablo se acercó a mí y me hizo mimos en mi panza, todos desde que se enteraron hacen eso, y me hacen dar cosquillas.
Yo:¿Donde mierda estabas, Santiago? Te estuvimos buscando como pelotudos—El recién nombrado se puso enfrente de mí, tapando a Exequiel
Pablo: Ah...¿No leíste el grupo? Se había quedado encerrado en el baño y yo lo encontré y lo ayudé a salir—sonrió canchero.
Santiago: mentira, vos no me sacaste. Fué el señor de la limpieza, le debo la vida—se limpió una lágrima imaginaria, dramatizando el momento.
Pablo: bueno no, pero yo te encontré—volvió a sonreír de la misma forma, inflando el pecho orgulloso.
Santiago: tampoco me encontraste, yo estaba pidiendo ayuda—rompió la burbuja en la que vivía Pablo, haciendo que su sonrisa desaparezca y vuelva a su postura habitual.
Pablo: también como para no escucharte, si parecías una vieja de cincuenta años gritando en una feria artesanal—le sonrió con burla.
Santiago: Y bueno Gil, en el vos de al lado mío andaba un chabón con una mina cogiendo y me traumé, ¿Cómo querés que no grite así?—se cruzó de brazos, mirándolo mal.
Pablo: ¿Te traumaste?. ¿Qué sos virgen todavía, Santiago?—dijo con un toque de gracia. En este punto, hasta yo me sentía incómoda con lo que estaba pasando.
Santiago: Vos serás el virgen, pedazo de mogolico—señaló su propia sien, mientras se acercaba unos centímetros a Solari.
Pablo: ¿Qué decís Gil?. ¿Qué nunca escuchaste a una mina gemir qué te pegaste tremendo cagazo?—Se cercó también a su cara, parecía que se iban a chapar en cualquier momento. Pero yo no aguanté más la situación incómoda, quería salir corriendo de ahí, pero la panza no me lo permitía, sino, ya lo hubiera hecho.
Yo: Bueno basta—puse la mano en medio de sus caras para que no se miren, y después dirigí mi mirada al jugador de Boca—Lo voy a pensar...
Exequiel: está bien, cualquier cosa tenés mi número y mi Instagram—me sonrió apenas.
Yo: sí. Perdón por este mal momento que te hicieron pasar los pelotudos de Pablo y Santiago—Los señalé a los recién nombrados con un leve sonrojo, claramente con vergüenza por la escena que se habían armado los chicos.
Exequiel: No pasa nada, Lai. Nos estamos viendo—me dió un beso en la mejilla, y acto seguido se fué a paso apresurado.
Santiago:¿Qué acaba de pasar?.—me miró confundido.
Pablo:¿Para que te habló el bostero culo roto ese?—se acercó a mí, pero los ignoré comenzando a caminar con las bolsas en las manos. Bolsas que, rápidamente me quitaron de las manos y las agarraron ellos.
Yo: ya les dije que estoy embarazada, no inválida.—los miré mal, y solo dije eso para desviar el tema.
Santiago:¿Y ese cambio de humor tan repentino?—me miró burlón.
Pablo: Y nosotros ya te dijimos que no nos importa, no odies hacer tanta fuerza, y menos si son dos—Habló ignorando a Simón y dirigió su vista nuevamente hacia mi.
Yo: Ya lo sé, pero me da cosita que hagan esas cosas por mí, no es para tanto, sólo estoy embaraza...
Santiago: "solo estoy embarazada", dice—codeó a Solari—No nos importa, te vamos a ayudar igual—Me depeinó de manera cariñosa, haciendo que me queje, pero no dije nada más del tema porque ya había llegado con los demás.
Nicolás: Bueno, ¿Vamos a seguir comprando o alguien más se va a desaparecer?.
Lucas: no sé, pero hay que apurarnos antes de que se haga más tarde todavía.
Iliana: Por fin pensás, Luquitas—cargoseó a mi hermano.
Pablo: no sé ustedes, pero nosotros traemos chisme—yo lo miré confundida, pero luego recordé lo que le había pasado a Santi en el baño.
Enzo: ¿Qué clase de chisme?—pareció interesado en el tema, ¿Y, cómo no?. Si estos son unos auténticos chusmas, más que futbolistas tendrían que ser viejas locas del barrio con miles de gatos y con el mate listo para el puterio.
Mía; sí es lo que le pasó a Santi en el baño, ya nos enteramos todos.
Santiago: no, no es sobre mi evento traumático. Es sobre otra cosa.
Ramiro: ¿Entonces?—miró al 31 y al 36 de River esperando respuesta.
Pablo: Laia estaba hablando con el bostero culo roto del Chango Zeballos—soltó el puterió, haciendo que todos se den la vuelta a mirar y yo mire a Solari con ganas de matarlo.
Yo: no sabes cuánto te odio, Pablo César Solari.
Franco: No me importa el odio que le tengas a Pablo, lo que me importa es ¿Qué hacías hablando con él pelotudo ese?.
Marcelo:¿Qué te dije yo con hablar con ese pibe? Le tengo rencor todavía, a él y a Enzo. Son unos hijos de mil puta, te lastimaron a más no poder y vos volviendo a la boca del lobo.
Daniela: Ya sé que uno vuelve a dónde fué feliz, pero pensá bien primero. ¿Realmente fuiste estando con Exequiel?. ¿Realmente merece que lo perdones?.
Esa era la cosa. No fuí del todo feliz al lado de Exequiel, hubo momento, sí, pero era una relación de mierda.
Con Enzo era otro tema, con él todo era amor y felicidad. A él se me sería difícil decirle que no, pero aún estaba dolida, aún me sentía traicionada, y siento que por más que lo ame, va a seguir siendo así ese sentimiento.
Con Exequiel puede que haya un pasado medio oscuro, pero estoy que de amigo sería fiel, lo demostró con Lucas Langoni.
Pero ya no se que pensar, de nada ni de nadie.
(3/3)
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Laia;Enzo Fernández
Fiksi PenggemarLaia Lanzaginnik es una joven de 21 años que, tras su viaje de vacaciones de invierno hacia el sur de su país, vuelve a Buenos Aires para regresar a su rutina de todos los días. Pero si vida da un gran giro inesperado, como si el destino quisiera ju...