<<<Laia Lanzaginnik>>>
Ya pasaron varios días desde el incidente de mierda ese en casa de Enzo. Ya estoy mejor, y estoy en casa de mis papás en San Vicente.
Lo que pasó en el hospital solo fueron pruebas y me pidieron que me tome el embarazo de una manera más tranquila, que no me estrese tanto y que vaya más seguido a controles. Fácil.
Solo fueron algunas pequeñas contracciones causadas por emociones fuertes y estres. El nivel de dolor era un poquito más fuerte que el de los clásicos cólicos de embarazo, para que se den una idea de lo que fué.Ahora solo estoy viendo a mi padrino con mis primos y de vez en cuando voy a la cancha a ver a los chicos. Fede me invitó a ir cuando quiera a visitarlo a su nueva casita, porque ahora va a jugar en San Lorenzo, así que volvió a Buenos Aires.
A Valen no la veo porque ya se volvió a Londres con Nacho y Oli. Y esta última está más que feliz porque en unos días más vuelven a las clases allá, y a ella le encanta.
Con ellos solo me comunico por mensaje, y nos contamos como estamos y demás. Ya se sabe que es el bebé que está esperando con Nacho, es un nene y se va a llamar Benjamín.
Ellos no quisieron hacer una revelación, solo lo hicieron por llamada a modo de sorpresa y grababan la pantalla.Siguiendo con la gente, Julián lo mandó a Agu desde Inglaterra para que traiga mis cosas que estaban en la casa de Fernández.
Eso tampoco les conté, Juli antes de irse con el City a la pretemporada me vino a visitar y a contarme que el no estaba enterado lo de Enzo.(según él). Sabía que se escribía con una chica, que es una dueña de una joyería especializada en anillos de matrimonio. Parece ser, que mi ex novio se olvidó de que se quería casar y que la había contactado para eso, no para coger. Pero bueno, lamentablemente yo no estoy en su cabeza, no sé lo que pasa por ella y no puedo saber el por qué lo hizo.En fin, esta vida es una mierda.
Matías: Laia, cámbiate—entró de golpe en mi habitación, abriendo la puerta como si nada y golpeándola contra el mueble que estaba al lado.
Yo:¿Para?—me senté en mi cama y lo miré, dejando el celular de lado.
Matías: Acompáñame al Día, tenemos que comprar lo que falta. Después nos vamos a Mi Viejo a comprar fiambre, viene gente a comer a casa—mis ojos se iluminaron de solo pensar en comida. Desde la semana 17 que solo pienso en comida, imagínense ahora que tengo casi 29 semanas. Gio y Almi piden a gritos comer cada cinco segundos... O bueno, a patadas.
Yo: ahora voy pa.
Matías: Bueno, te espero en el auto—se fué cerrando la puerta atrás de él. Quedando el cuarto en silencio.
En cuanto la puerta se cerró, me cambié la remera, me calcé y abrigué bien. Amo el frio, pero salir abrigado es todo lo que está bien.
En fin. Agarré mi celular y salí de mi pieza, recorriendo toda la casa hasta llegar a la puerta principal. Y, como era de esperarse, mi papá todavía no había ni salido de la casa para subirse al auto a esperarme como me había dicho. Era obvio, mi progenitor es peor que una mina. Da vueltas y vueltas y nunca salimos, o llegamos tarde a cualquier lugar.Papá estaba sentado en la mesita junto a la puerta de entrada. Con sus lentes puestos mirando una hoja blanca y con una lapicera, escribiendo más que concentrado. Mi mamá estaba a su lado, parada. Con mitad de su cuerpo apoyado subre la mesita y le estaba dictando todo lo que debía de anotar.
Conociendo a mi viejo, debe de estar anotando todo con letra inentendible y faltas de ortografía. Mientras él se entienda, yo no tengo drama.Ernestina: detergente, jabón blanco, lavandina—se quedó pensando, mientras mi papá escribía apurado— ¡Ah!. Y no te olvides de la esponjita de acero, siempre te olvidas vos, cabeza de corcho—mi papá siguió escribiendo más rápido.
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Laia;Enzo Fernández
FanfictionLaia Lanzaginnik es una joven de 21 años que, tras su viaje de vacaciones de invierno hacia el sur de su país, vuelve a Buenos Aires para regresar a su rutina de todos los días. Pero si vida da un gran giro inesperado, como si el destino quisiera ju...