¡ADVERTENCIA! Este episodio fué escrito cuando Enzo Fernández tuvo que operarse por una hernia inguinal, hace relativamente "poco". Así que, sepan disculpar por la desviación cronológica. Sin más, les deseo que disfruten del capitulo :).
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<<<Laia Lanzaginnik>>>
Enzo: que pendejo de mierda que es tu hijo, se cagó hasta la nuca—dijo, mientras me extendía a mi hijo.
Yo:¡Ja!. ¿Ahora es mío nomás?—pregunté con ironía, tomando a mi hijo entre mis manos, examinandolo—Que hijo de puta, toda la ropa manchada, hijo—me quejé.
Enzo: Hijo tuyo—Levantó los hombros, queriendo estirarse.
Yo: Enzo.—el tono de advertencia en mi voz hizo que se quedara quieto.—¿Qué querés?.
Enzo: Agua...
Yo: te vas a tener que aguantar la sed. Sabés que no me gusta que te exijas mucho con la operación—me llevé a Giovanni al baño, comenzando a desvestirlo para poder cambiarle el pañal y después lavarle la ropa que manchó.
Enzo:¡Pero no me voy a morir por agarrar un vaso de agua, mi amor!—Abrí grande los ojos cuando escuché como me dijo. Carraspee la garganta, lavando a Gio en el lavamanos del baño.
Yo: ¡¿Y qué me importa?!.¡Te tenés que cuidar, porque se te llevan a salir los puntos y te tienen que volver a cocer!—bufé, como si él pudiera verme.—¡Y si te vuelven a cocer, capaz que no llegas a la copa América!—suspiré, mirando a Enzito JR. —¿Qué comiste, hijo?—susurré, agarrando el toallon del bebé, cubriéndolo y caminando nuevamente a la habitación.
Bueno.... Hola, ¿Cómo están?. Sé que deben de estar pensando que mierda está pasando. Okey, básicamente, Enzo fingió demencia de la pequeña “discusión” que tuvimos aquel día e hizo como si nada.
Últimamente me está tratando mucho mejor que de costumbre, y pareciera como si fuera nuestra relación de antes, cuando éramos novios... Me van a matar, pero cada día pienso más en la idea de perdonarlo.
Pilar le hizo la cruz, no lo puede ni escuchar nombrar que arma algo bardo y anda con ganas de quemar todo lo que se le cruce, y si es Enzo, mejor.
Pero, no sé. Siento que de verdad está arrepentido, y extraño mucho cuando éramos pareja, realmente fuí feliz en ese momento.
Quiero, de verdad, perdonarlo. Mi psicóloga me re cagó a pedos, pero, ¿Qué puedo hacer?. Creo que ya lo perdoné, pero mi terquedad y orgullo todavía no me permiten hablar bien las cosas con él.Enzo: ya lo sé a eso, Lai. Pero no sé me van a abrir los puntos por eso...—Dejé a Giovanni en la cama, al lado de Allá, quien estaba jugando con un mordillo, apoyada en el brazo de su papá.
Yo: no importa.—le entregué el vaso de agua, y busqué las cosas para cambiar al nene.
Enzo: ¡Dios!—se quejó, para después tomar agua—Mami está un poquito loca, ¿Viste, hija?—le susurró a Alma, como si no lo hubiera escuchado.
Yo: te escuché, Jeremías—usé un tono de enojo, para molestarlo. Terminé de cambiar al mellizo, y besé su mejilla, tomandolo nuevamente en brazos.
Enzo: Puta madre —murmuró.
Alma: ¡Uta!—me quedé quieta en mi lugar, y miré a mi hija, con la boca abierta, me había tomado por sorpresa. Enzo palideció, parece que se le bajó la presión y fué al cielo en un viaje de ida y vuelta, antes de que yo lo mandara.
Yo:¿Cómo, Alma?—Me acerqué con su mellizo en brazos. Quería creer que había escuchado mal, no podía ser que la primera palabra de mi hija sea "puta". Si era papá, bueno, te lo acepto. ¿Pero puta?.
Alma: ¡Uta!—volvió a decir, con una sonrisa, mostrando sus encías con sus pequeños dientes que estaban creciendo en el frente.
Yo:¡Enzo, la concha de mi madre!. Tiene siete meses y dijo su primera palabra—Dije, dejando a Giovanni en la cama, al lado de su melliza.
Enzo: ¡Ya sé!. ¡Lo peor es que no dijo papá!—habló, ofendido.
Yo:¡Pero puteó!. ¡Ahora hasta que aprenda otra palabra no la va a dejar de decir!.
Alma: ¡Uta!. ¡Uta, Uta, Uta, Uta, Uta!—Probe de mi hija, no tiene ni idea del significado de la palabra y lo peor es que lo dice con una sonrisa que pareciera que le acaban de decir que va a comer puré de mixto todo el día.
Suspiré, pasando mi mano por mi rostro, y, entonces, se me ocurrió una cosa que probablemente podía fallar, pero era lo mejor para darle otro significado a la palabra.Yo:¿Cómo, bebé?—dije, esperando a que dijera nuevamente la palabra.
Alma:¡Uta!—la tomé en brazos.
Yo: U-pa—modulé, y la dejé otra vez en la cama.
Alma:¡Uta!—nuevamente la tomé en brazos, y repetí la acción y la palabra, una y otra, y otra, y otra vez.
Yo: otra vez, hijita.
Alma: ¡Upa!—sonreí, agarrándola a upa y besando su mejilla.
Yo:¡Muy bien, bebita de mami!—me reí, haciéndole un poco de cosquillas.
Enzo: Mujer que resuelve —murmuró, tomando a Giovanni y haciendo que se siente en la cama—casi me la mando feo, hijo. Mamá me iba a matar—le entregó el chupete y yo dejé a Alma en la cama, sentandome atrás de ella, para que pudiera jugar con su mellizo.
Yo: casi te mandas una que no te la perdonaba ni en pedo, Enzo—me crucé de brazos.
Enzo: bueeenoo, fué sin querer—un puchero apareció en sus labios—¿Me perdonas?.
Yo: capaz, no lo sé...
Enzo: ¡Daleeee!. Fué sin querer, no lo quise hacer. No sabía que a Alma se le iba ocurrir repetir lo que dije—agarró mi mano, apretándola ligeramente.—Porfiii, ¿Me perdonas?—me reí, y asentí con la cabeza.
Yo: está bien, te perdono. Pero dejá de mandarte esas macanas—sonreí, y, sin previo aviso, Enzo tiró de mi mano hacia él, haciendo que caiga para adelante, y él aprovechó para dejar un beso en mis labios.
Enzo: ahora sí estoy perdonado de verdad—sonrió, besándome otra vez.
Yo:¡Fua!. Pará —me separé de él y me senté bien.
Enzo: dah, amor—tiró otra vez de mi mano.
Yo:¿Amor?.
Enzo: Sí, amor.
Yo:¿Por qué amor?.
Enzo: y porque te amo, porque sos mi mujer—levantó los hombros.
Yo: ¿Y yo cuando acepté ser tu mujer?.
Enzo: estábamos comprometidos, ¿Te acordás?.
Yo: vos mismo lo dijiste Enzo, estábamos.
Enzo: Dale, Lai, no seas así—susurró, acariciando el dorso de mi mano—sé que la cagué, ¿Si?. Estoy arrepentido de verdad, no sé que más hacer para que me perdones. Solo espero el momento en que vuelvas a caer rendida entre mis brazos, que me vuelvas a decir te amo y duermas conmigo, como antes... Quiero volver a estar bien con vos, prometo cambiar todo lo malo que tengo, si con eso consigo que vuelvas a estar conmigo.
Yo: Enzo, yo te amo, y lo sabés. Pero todavía no es el momento.
Enzo: ¿Y cuando va a ser el momento, eh?. ¿Cuando los nenes estén grandes y se pregunten por qué sus papás viven juntos pero no son pareja?—alzó una ceja.
Yo: todo a su tiempo, ¿Te acordás?—él suspiró, y asintió con la cabeza.
Enzo: está bien, te voy a seguir esperando, a tu tiempo—susurró otra vez, mirandome a los ojos.
Yo: Gracias...—murmuré, asintiendo con la cabeza.
¿De verdad me va a seguir esperando?. ¿O solo lo hace por ahora?.
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Laia;Enzo Fernández
Fiksi PenggemarLaia Lanzaginnik es una joven de 21 años que, tras su viaje de vacaciones de invierno hacia el sur de su país, vuelve a Buenos Aires para regresar a su rutina de todos los días. Pero si vida da un gran giro inesperado, como si el destino quisiera ju...