Capítulo 7

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Los sangre sucia, una voz misteriosa y algo más 
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Durante los días siguientes, Harriet pasó bastante tiempo esquivando a Gilderoy Lockhart cada vez que lo veía acercarse por un corredor. Pero más difícil aún era evitar a Colin Creevey, que parecía saberse de memoria el horario de Harriet.

Nada lo hacía tan feliz como preguntar «¿Va todo bien, Harriet?» seis o siete veces al día, y oír «Hola, Colin» en respuesta.

Hedwig seguía enfadada con Harriet a causa del desastroso viaje en coche, Harriet todavía no entendía lo que sentía ese enojo, tristeza mezclado con "algo más" por Malfoy, sumándole que la varita de Ron, que todavía no funcionaba correctamente, se superó a sí misma el viernes por la mañana al escaparse de la mano de Ron en la clase de Encantamientos y dispararse contra el profesor Flitwick, que era viejo y bajito, y golpearle directamente entre los ojos, produciéndole un gran divieso verde y doloroso en el lugar del impacto.

Así que, entre unas cosas y otras, Harriet se alegró muchísimo cuando llegó el fin de semana, porque Ron, Hermione y ella habían planeado hacer una visita a Hagrid el sábado por la mañana.

Pero esa mañana en el desayuno llegó una lechuza que no conocía. Se posó elegantemente en la mesa y entregó una carta a Harriet. Por una extraña razón su primer pensamiento fue Malfoy... Pero no había manera, Malfoy era Malfoy, él solo la molestaba y si llegaba a mandarle algo sería una carta con una canción de burla hacia ella.

Abrió la carta y decía:

¡Hey!

¿Hoy tienes algo que hacer? ¿Te parecería que fuéramos a algún lado? Hay muchos lugares que podría mostrarte.

Atte: George ;)

Harriet se alegró tanto que dejó de lado sus absurdos pensamiento de Malfoy. Le arrebató la pluma a Ron el cuál estaba resolviendo crucigramas en la última página del Profeta.

Cuando estaba por escribir "me parecía fascinante..." Llegó el capitán del equipo de quidditch de Gryffindor, Oliver Wood, y zarandeó a Harriet varias veces

-¿Qué pasa? -preguntó Harriet, aturdida.

-¡Entrenamiento de quidditch! - respondió Wood-. ¡Vamos!

Harriet miró la carta de George.

-Oliver, es sábado- dijo Harriet-, y tengo planes...

-Exacto -respondió Wood, tenía los ojos brillantes de entusiasmo-. Forma parte de nuestro nuevo programa de entrenamiento. Vamos, toma tu escoba y andando -dijo Wood con decisión-. Ningún equipo ha empezado a entrenar todavía. Este año vamos a ser los primeros en empezar...

Harriet se levantó de la mesa.

-¡Así me gusta! -dijo Wood-. Nos veremos en el campo dentro de quince minutos.

Encima de la túnica roja del equipo de Gryffindor se puso su suéter Weasley y volvió por su Nimbus 2.000. Al llegar al retrato por el que se salía, oyó atrás de ella unos pasos y vio que Colin Creevey bajaba las escaleras corriendo, con la cámara colgada del cuello, que se balanceaba como loca, y llevaba algo en la mano.

- ¡Mira lo que tengo aquí! La he revelado y te la quería enseñar...

Desconcertada, Harriet miró la fotografía que Colin sostenía delante de la nariz de Harriet.

Un Lockhart móvil en blanco y negro tiraba de un brazo que Harriet reconoció como suyo. Le complació ver que en la fotografía ella aparecía ofreciendo resistencia y rehusando entrar en la foto. Al mirar a Harriet, Lockhart soltó el brazo, jadeando, y se desplomó contra el margen blanco de la fotografía con gesto teatral.

Harriet Potter: Saga completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora