Capítulo 6

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Gilderoy Lockhart
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Al día siguiente, Harriet apenas sonrió unas veces. Las cosas fueron de mal en peor desde el desayuno en el Gran Comedor. Bajo el techo encantado, que aquel día estaba de un triste color gris, a mesa estaban repletas de diversa camina para el desayuno.

Harriet y Ron se sentaron en la mesa de Gryffindor junto a Hermione, quién lo sé despegaba de el libro Viajes con los vampiros abierto y apoyado contra una taza de leche. La frialdad con que ella dijo «buenos días», hizo pensar a Harriet que todavía les reprochaba la manera en que habían llegado al colegio.

-Es mejor que nada.- dijo Harriet encogiendo los hombros.

Neville Longbottom, por el contrario, la saludó alegremente.

-El correo llegará en cualquier momento -comentó Neville-; supongo que mi abuela me enviará las cosas que me he olvidado.

Efectivamente, Harriet acababa de empezar su cereal cuando un centenar de lechuzas penetraron con gran estrépito en la sala, volando sobre sus cabezas, dando vueltas por la estancia y dejando caer cartas y paquetes sobre la alborotada multitud. Un gran paquete de forma irregular rebotó en la cabeza de Neville, y un segundo después, una cosa gris cayó sobre la taza de Hermione, salpicándolos a todos de leche y plumas.

-¡Errol! -dijo Ron, sacando por las patas a la empapada lechuza. Errol se desplomó, sin sentido, sobre la mesa, con las patas hacia arriba y un sobre rojo y mojado en el pico.

-¡No...! -exclamó Ron.

-No te preocupes, no está muerto -dijo Hermione, tocando a Errol con la punta del dedo.

-No es por eso... sino por esto...

Ron señalaba el sobre rojo con temor. A Harriet no le parecía que tuviera nada de particular, pero Ron y Neville lo miraban como si pudiera estallar en cualquier momento.

-¿Qué pasa? -preguntó Harriet.

-Me enviaron un vociferador -dijo Ron con un hilo de voz.

-Será mejor que lo abras, Ron -dijo Neville, en un tímido susurro-. Si no lo hicieras, sería peor. Mi abuela una vez me envió uno, pero no lo abrí y... -tragó saliva- fue horrible.

Harriet contempló los rostros aterrorizados y luego el sobre rojo.

-¿Qué es un vociferador? -dijo.
Pero Ron fijaba toda su atención en la carta, que había empezado a humear por las esquinas.

-Ábrela -urgió Neville-. Será cuestión de minutos.

Ron alargó una mano temblorosa, le quitó a Errol el sobre del pico con mucho cuidado y lo abrió. Neville se tapó los oídos con los dedos. Harriet no comprendió por qué lo había hecho hasta una fracción de segundo después. Por un momento, creyó que el sobre había estallado; en el salón se oyó un bramido tan potente que desprendió polvo del techo.

-... ROBAR EL COCHE, NO ME HABRÍA EXTRAÑADO QUE TE EXPULSARAN; ESPERA A QUE TE VEA, SUPONGO QUE NO TE HAS PARADO A PENSAR LO QUE SUFRIMOS TU PADRE Y YO CUANDO VIMOS QUE EL COCHE NO ESTABA...

Harriet Potter: Saga completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora