Capítulo 15

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La final de quidditch
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-Me lo mandó -dijo Hermione, tendiéndoles la carta.

Ella la tomó. El pergamino estaba húmedo; las gruesas lágrimas habían emborronado tanto la tinta que la lectura se hacía difícil en muchos lugares.

Querida Hermione:
Hemos perdido. Me permitirán traerlo a Hogwarts, pero van a fijar la fecha del sacrificio.

A Buckbeak le ha gustado Londres.
Nunca olvidaré toda la ayuda que nos has proporcionado.

Hagrid

-No puede ser -dijo Harriet y los ojos se le llenaron de lágrimas-. No pueden. Buckbeak no es peligroso.

-La madre de Parkinson junto al padre de Malfoy consiguió atemorizar a la Comisión para que tomaran esta determinación -dijo Hermione secándose los ojos-. Ya saben cómo es. Son unos imbéciles y los asustó. Pero podremos recurrir. Siempre se puede. Aunque no veo ninguna esperanza... Nada cambiará.

-Sí, algo cambiará -dijo Ron, decidido-. En esta ocasión no tendrás que hacer tú sola todo el trabajo. Yo te ayudaré.

-¡Ron!

Hermione le echó los brazos al cuello y rompió a llorar. Ron, totalmente aterrado, le dio unas palmadas torpes en la cabeza. Hermione se apartó por fin.

-Ron, de verdad, siento muchísimo lo de Scabbers -sollozó.

-Bueno, ya era muy vieja -dijo Ron, aliviado de que ella se hubiera soltado-. Y era algo inútil. Quién sabe, a lo mejor ahora mis padres me compran una lechuza.-intentó sonreír.

Las medidas de seguridad impuestas a los alumnos después de la segunda intrusión de Black impedían que Harriet, Ron y Hermione visitaran a Hagrid por las tardes. La única posibilidad que tenían de hablar con él eran las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas.

-¿Entonces... Estás con Malfoy?- preguntó Hermione.

-Ah, sí, desde hace unos días.- respondió tímidamente.

-Cuando te haga algo, dímelo.- era su manera de pedir perdón.

-Espero que estés ahí para hacerlo en el momento.

Llegaron a la cabaña de Hagrid, cuando abrí parecía conmocionado por el veredicto.

-Todo fue culpa mía. Me quedé petrificado. Estaban todos allí con sus túnicas negras, y a mí se me caían continuamente las notas y se me olvidaron todas las fechas que me habías buscado, Hermione. Y entonces se levantó Lucius Malfoy, soltó su discurso y la Comisión hizo exactamente lo que él dijo...

-¡Todavía podemos apelar! -dijo Ron con entusiasmo-. ¡No te rindas! ¡Estamos trabajando en ello!

Volvían al castillo con el resto de la clase. Delante podían ver a Parkinson, que iba con Daphne Greengrass y Millicent Bulstrode, y miraba hacia atrás de vez en cuando, riéndose.

-No servirá de mucho, Ron -le dijo Hagrid con tristeza, al llegar a las escaleras del castillo-. Tienen a la Comisión en el bolsillo. Sólo me aseguraré de que el tiempo que le queda a Buckbeak sea el más feliz de su vida. Se lo debo...

Hagrid dio media vuelta y volvió a la cabaña, cubriéndose el rostro con el pañuelo.

-¡Como llora!

Parkinson habían estado escuchando en la puerta.

-Es tan patético-dijo Parkinson-. ¡Y pensar que es profesor nuestro!

Harriet Potter: Saga completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora