Capítulo 5

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El dementor
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A la mañana siguiente, Georgr despertó a Harriet, sonriendo y llevándole una taza de té.

-Buenos días.- dijo Harriet apenas despertando.

- Buenos días, Harriet. Me pidieron despertarte, claro que sin hacer alguna broma, pero si no era yo era Fred, no estoy muy seguro de que pudiera.

-Me verás mal arreglada.- se quejó Harriet.

-Hey, no te ves mal. Ahora despierta, tenemos un largo viaje a Hogwarts y no queremos llegar tarde. - dijo George, dejó la tazcde té en la mesita de noche.- Toma el té, anda.

-Gracias, George.- dijo con una sonrisa.

Ron abrió de golpe la puerta y entró enfadado, arruinando el momento tranquilo de Harriet y George.

-Cuanto antes subamos al tren, mejor -dijo-. Por lo menos en Hogwarts puedo alejarme de Percy. Ahora me acusa de haber manchado de té su foto de Penelope Clearwater. -Ron hizo una mueca-. Ya sabes, su novia. Ha ocultado la cara bajo el marco porque su nariz ha quedado manchada... ¿Y tú qué haces aquí?

-Yo ya me iba. Solo desperté a Harriet, ordenes de arriba.- dijo intentando bromear pero no pudo, salió por puerta de prisa.

Bajaron a desayunar y encontraron al señor Weasley, que leía la primera página de El Profeta con el entrecejo fruncido, y a la señora Weasley, que
hablaba a Ginny, Harriet y Hermione de un filtro amoroso que había hecho de joven. Las cuatro se reían.

Después todos estaban muy ocupados bajando los baúles por la estrecha escalera del Caldero Chorreante y apilándolos en la puerta, con Hedwig y Hermes, la lechuza de Percy, encaramadas en sus jaulas. Al lado de los baúles había un pequeño cesto de mimbre que bufaba ruidosamente.

-Bueno, Crookshanks -susurró Hermione a través del porta gatos-, te
dejaré salir en el tren.

-No lo harás -dijo Ron terminantemente-. ¿Y la pobre Scabbers?

Se señaló el bolsillo del pecho, donde un bulto revelaba que Scabbers estaba allí acurrucada.

El señor Weasley, que había aguardado fuera a los coches del Ministerio, se asomó al interior.

-Aquí están -anunció-. Vamos, Harriet.

El señor Weasley condujo a Harriet a través del corto trecho de acera hasta el primero de los dos coches antiguos de color verde oscuro, los dos conducidos por brujos de mirada furtiva con uniforme de terciopelo verde
esmeralda.

-Sube, Harriet -dijo el señor Weasley, mirando a ambos lados de la calle llena de gente. Harriet subió a la parte trasera del coche, y enseguida se reunieron con ella Hermione y Ron, y para disgusto de Ron, también Percy.

El viaje hasta King's Cross fue muy tranquilo, comparado con el que Harriet había hecho en el autobús noctámbulo. Los coches del Ministerio de Magia parecían bastante normales, aunque Harriet vio que podían deslizarse
por huecos que no podría haber traspasado el coche nuevo de la empresa de tío Vernon.

Llegaron a King's Cross con veinte minutos de adelanto; los conductores del Ministerio les consiguieron carritos, descargaron los baúles, saludaron al señor Weasley y se alejaron, poniéndose, sin que se supiera cómo, en cabeza de una hilera de coches parados en el semáforo.

El señor Weasley se mantuvo muy pegado a Harriet durante todo el
camino de la estación.

-Bien, pues -propuso mirándolos a todos-. Como somos muchos, vamos a entrar de dos en dos. Yo pasaré primero con Harriet.

Harriet Potter: Saga completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora