Capítulo 4

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El Caldero Chorreante
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Cuando Harriet despertó su primera impresión fue estar en aquella habitación del Caldero Chorreante. Se dejó caer de nuevo en la cama al recordar lo que pasó ayer. Se talló los ojos y despertó.

-Debo darme un baño.- dijo levantándose de la cama y bostezando. La habitación en la que se estaba quedando contaba con un baño privado, en el había una tina, solo para ella. Preparo la tina emocionada, ya que en casa de Tía Petunia no era un lujo que pudiera tener, aunque le hacía recordar cuando era pequeña.

Se metió a la bañera, cerró los ojos y recordó.

Harriet estuvo con sus tíos desde que tenía memoria, aunque no tenía mucho que recordar porque todos los días eran similares, los días que no lo eran, los recordaba bien.

Harriet y Dursley siempre tuvieron la misma edad, entonces cuando Dursley necesitaba cuidados, Harriet también los necesitaba. Tía Petunia estaba procesando todo lo que había ocurrido, el primer mes que Harriet quedó huérfana, pasaban muchas cosas por su cabeza: arepentimientos, nostalgia, tristeza, enojo, culpa, negación.

Los primeros días, Tía Petunia se negaba a lo que estaba pasando, no quería aceptarlo, su hermana, estaba totalmente sola, la única familia que le quedaba era esa niña. Harriet lloraba todo el día, ni ella entendía lo que estaba pasando, pero Petunia no podía verla, cuidarla o hacer algo. Por lo cual, sin ser su intención, dejaba a Harriet llorar sola, mientras Petunia se escondía a llorar durante horas.

Cuando Petunia comenzó a aceptar la muerte de su hermana y la llegada de Harriet, comenzó a cuidarla como si fuera su hija. Algo que a Dursley y a Vernon no les agradó. Tia Petunia se encargaba de dos bebés al mismo tiempo, Harriet no era tan caprichosa como lo era Dursley, pero Petunia no podía evitar estar más con Harriet, le recordaba tanto a su hermana menor.

Comenzó a "descuidar" ciertas cosas del hogar, le pedía a Vernon que se sirviera él de comer o que hiciera algo por su cuenta, lo cual fue un gran problema.

Comenzaron las discusiones casi a diario entre ellos dos, Tía Petunia ya no le tenía la comida servida cuando Vernon llegaba, tan solo unos minutos después, Vernon se enojaba porque la ropa no estaba limpia o planchada cuando la quería, cuando tenía que hacerlo él. A lo cual, comenzó a relacionar lo que pasaba con la llegada de Harriet a la casa.

-... ¡Te he dicho 5 orfanatos a los cuales llevarla! ¡No entiendo como puedes ser tan insensata, tú sabes lo que era tu hermana, lo será también esa niña! Si es que así la puedo llamar.- gritaba Vernon un día que la comida no estuvo lista cuando llegó del trabajo.

Petunia no dejaba que se deshiciera de Harriet como si no fuera nada, pero para Vernon era la única opción que había.

Ese día Vernon tomó a Dursley y se fueron a comer en otro lugar, «un lugar que sí supieran lo que hacían» como gritó Vernon. Petunia no hacía más que llorar, no podía evitar enojarse con lo que había pasado, ¿Con Harriet?.

Ese día, lo recuerda Harriet, como Tía Petunia lloraba sentada en el piso de la cocina. Cuando se tranquilizó, tomó a Harriet y la bañó en la tina de su habitación, sin discutir, sin regañarla. La vistió, y esperó a que llegara Vernon con Dursley, Harriet no recuerda más, hasta que otra discusión la despertó en medio de la madrugada.

-... ¡Tenías hasta hoy para decidir! ¿Qué harás?

-La iba a llevar hoy.- dijo llorando.- Pero no pude... Mi hermana... Hazlo por mí, Vernon.

Harriet Potter: Saga completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora