Cap 38 - esto de los universos es bien raro.

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—¿Qué tragedia te pudo haber pasado para estar también aquí?

—Yo fui su tragedia. —Luna se levantó, para empezar a caminar lentamente a él. —Y puedo ser la tuya si me lo propongo.

—Luna.

—No, Stephen. —giró para verlo. —No empieces.

Reviró sus ojos, causando una sonrisa en Stephen 199999.

—Ya veo quién manda aquí.

—Sabes perfectamente que ellas siempre debieron tener el mando.

Asintió con su cabeza dándole la razón y Luna dio la vuelta al rededor de él. Lo estaba analizando y sabía perfectamente que no solo físicamente, igual su mente.

—¿Sabes quién soy?

—Una variante de Luna Romanoff.

—Me encanta esto. —rio, pero una risa muy cálida, trasmitiendo paz y diversión. —En cada universo tengo apellidos diferentes.

—¿Cómo te apellidas en el tuyo?

—Castle.

—¿Igual te casaste con Barnes?

—Sí. —sonrió, agachando su cabeza. —Fui de Buchanan, pero enviudé.

—¿Cómo?

—Sam no logró salvarlo en una misión en Rusia. —ladeó. —Yo estaba en Asgard, gobernando.

Stephen se levantó y caminó para darle un beso en el hombro, acariciando su cintura.

—Luna tuvo hijos a base de magia y brujería. —suspiró. —Algo me dice que me caería muy bien si la conozco.

—Es una buena mujer.

—¿Es diosa?

—De la muerte.

—Un buen título. —Stephen la palmeó. —Mi Luna es diosa de la guerra.

—Y por eso te digo, Stephen. —negó con su cabeza, mirándolo fijamente. —Esta guerra está muy lejos de ganar.

—Quiero a May. —agachó su cabeza. —La quiero con bien.

—Y la recuperaremos, por eso todos estamos aquí.

—¿Quiénes todos?

🕸️

—Miguel, tenemos que ir ya.

—Jessica. —la tomó del brazo, para después abrazarla. —¿Sabes que eres como una hermana para mí?

Un silencio se presenció en toda la base, incluso, Miles y Gwen estaban a punto de entrar, pero mejor se quedaron en la puerta.

—Quédense, iré yo con Stephen y Luna.

—Puede ser peligroso.

—Por la misma razón. —sonrió. —Se que últimamente mi humor ha sido negativo con todos ustedes, pero por todos ustedes estamos donde estamos... no podemos faltar de un día para otro.

—Te acompañaremos.

—Soy el jefe y la decisión está tomada. —se colocó su máscara y todos vieron como un portal se abría. —Cualquier cosa que llegue a pasar, estás a cargo, Lyla lo sabe.

Pasó el portal, topándose frente a frente con Stephen 199999.

Él se extrañó al ver a un hombre con traje de araña. Era un poco más alto que él y media aproximadamente 2 metros.

Su ancha espalda le llamó la atención, ya que no recordaba ver a un hombre araña tan grande.

—Pensé que vendrían los demás.

—Sabes perfectamente que eso no iba a suceder. —suspiró. —Deja de fingir que no sabes lo que pasará... dejen de fingir que no saben lo que realmente pasará con todos.

—¿Qué es lo que pasará?

—Stephen. —Luna negó con su cabeza, abrazándose, asimismo. —Sí te lo decimos... entonces ya no va a pasar.

Le recordó el momento donde estaban peleando contra Thanos, causando un escalofrío en su piel, pero igual le dio un poco de fe.

Solo un poco.

Alguien iba a perder y no quería ser él.

Quería ganarla, quería tenerla, quería quererla.

Aun así le costará todo.

—¿Cómo nos vamos a dividir?

—No podrás con ese Stephen, así que iré yo.

—Iré contigo. —Stephen le dio otro beso, haciendo revirar los ojos a Miguel.

Stephen 199999 de dio cuenta de ese comportamiento, pero no iba a preguntar qué había pasado. Eran tan obvios que incluso quería reírse frente a ellos.

—Tomarás a May e irás con Miguel al cuartel.

—Mejor déjenme llevarla a...

—No. —Miguel interrumpió, alzando la voz. —La llevaremos al cuartel y veremos la manera de que ella esté a salvo.

Si no fuera porque la vida de ella estuviera en juego, se negaría, pero asintió con su cabeza y miró el portal frente a él.

—Entremos.

—¿Ahí está ella?

—Ahí está él, Stephen... —dijo, siendo la primera en entrar.

🕸️

—Llevamos aquí 2 horas, May. —habló. —Debes de comer.

Tenía razón. Llevaban 2 horas en el comedor esperando a que May terminara de comer. No quería mover su comida.

—De verdad no tengo hambre.

—Está bien, May. —sonrió. —No voy a presionarte si no lo quieres hacer.

Él se levantó y no utilizó ningún hechizo a su alcance, sino recogió los platos y con cuidado los llevó a la cocina. El ruido del fregadero fue fácil de reconocer, así que ella le dio un trago a su agua y se levantó.

Miró de nuevo el santuario y se dio cuenta que había fotos de ella al rededor.

Su cabello rojo le hubiera quedado excelente, aunque sinceramente le intrigaba lo que había pasado con ella.

Porque no era May.

Miró con atención una flor que tenía dentro de un frasco de cristal.

"Un colibrí necesita una flor para vivir y tú eres mi flor... mi tulipán".

Sintió como el estómago se revolvió y miró la cocina donde Stephen estaba, caminando lentamente a él.

—Oye. —sonrió, para acercarse, colocando su mano en la espalda. —¿Quieres...?

—¿Quieres que te cuente lo qué pasó realmente?

—No, Strange. —interrumpió. —Quiero que vengas conmigo.

Él le extrañó ese comportamiento, pero dejó todo lo que estaba haciendo y alzó su mano para atraer su capa. Era color oscuro.

Como su alma y ella era su rayo de sol.

Quería que siempre lo fuera.

Una parte de él quería dejarla ir para que fuera feliz, pero ya había sufrido mucho. Se lo merecía.

—Dame tu mano.

Sonrió, tomándola y salieron del santuario, mirando el cielo oscuro. Todo estaba oscuro y aunque no podía verlo, juraba que todo su universo estaba igual.

—¿A dónde vas a llevarme, Eli? —preguntó, mirándola. —¿Me mataras?

—Tal vez.

Calling || Doctor StrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora