Calling || Doctor Strange

Cap 39 - Luna sabelotodo.

—¿Te han dicho lo linda que te ves con el cabello castaño? —le preguntó, haciéndola sonrojar.

Trató de ocultarlo, pero para su mala suerte, su cabello estaba recogido en una coleta, despejando todo su rostro.

No respondió nada, sino siguió caminando lentamente, viendo cómo el agua recorría entre algunas de las calles y cuando Stephen pasaba, se abría para él.

—¿A dónde exactamente quieres ir?

—A casa.

—¿A casa?

—Casa de la tía May. —suspiró. —Se que tú May conservaba cosas ahí.

—¿Cómo qué?

—Audífonos.

—Puedo...

—Solo disfruta, Stephen. —interrumpió, deteniéndolo. —Disfruta el hecho de tenerte a ti... el hecho de que...

—¿Qué?

Ella no terminó de hablar y sacó una telaraña de sus muñecas para traerlo a él. Stephen reaccionó al mismo tiempo que él y entraron a un portal que los llevó de nuevo al santuario, aunque, no llevaban mucho tiempo caminando.

—Sube a la última habitación. —ordenó.

—No me iré. —May se quitó la ropa y dejó puesto su traje.

Era diferente. Su figura. Su deseo. Su sonrisa.

El traje le quedaba perfecto, tanto que no recordaba incluso cómo se le veía, hasta ese día.

Recorrió la mirada por todo su cuerpo hasta llegar a su rostro, donde solo podía apreciarle una parte de su cara, junto su cabello suelto.

Una mujer de cabellos negros abrió la puerta, haciendo que Strange activara un campo protector en May.

—¿Luna? —preguntó, asombrado por verla.

—Hagamos esto por las buenas.

—¿Y si no qué?

—Entonces hablaremos. —Stephen 606 entró detrás, tomando los hombros de Luna. —Y no con palabras.

May abrió su boca para protestar, pero sintió como algo la tomó de los pies y la absorbió. Dio un grito, hasta que se dio cuenta que estaba en medio de una sala, con Miles enfrente.

—May.

—Miles.

—May.

—Miles.

—May.

—Miles.

—May.

—Miles.

—May.

—Miles.

—¡Basta! —Jessica alzó la voz, para después acercarse corriendo a May. —¿Cómo estás linda?

—Wow, tu cabello.

—A mi esposo le encanta.

—Es hermoso.

—Gracias, linda. —sonrió, mirando todo su cuerpo. —¿Cómo te sientes? ¿cómo estás?

—Confundida. —dijo, dando la vuelta para mirarlos a todos.

Miles estaba en medio de ellos y a un lado estaba Gwen, aunque claro, no era su Gwen, ella se veía más joven y un poco más tranquila.

Un moreno tenía una guitarra en su espalda, cargando a una bebé en sus brazos que sonreía mirándola, como si hubiera encontrado algo en ella.