amor sin condicion
Después de un rato, comenzó el momento de adoración. Las danzarinas estaban listas para empezar mientras los músicos comenzaron a tocar. Verlos así me conmovió profundamente. Recordé cuando yo estaba allí con ellas, adorando a Dios. Recordé los días de ensayo, cómo el baterista siempre interrumpía con sus fills... todo eso volvió a mi mente, y fue remotamente hermoso. Esos bellos momentos que pasábamos todos juntos allí, unidos por la adoración, me envolvieron con nostalgia y esperanza.
Y entonces lo recordé: yo también era parte de ellos... y muy pronto, volvería a estar allí.
Un rato más tarde, cuando terminó la adoración, comenzó el momento del mensaje. Cuando el pastor subió con su Biblia, dijo que buscáramos en el libro de Lucas, capítulo 15, justamente el mismo pasaje que yo había recordado hace poco. Comenzó a leer desde el verso 2 hasta el 7:
"Entonces él les refirió esta parábola, diciendo:
¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?
Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso;
y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: 'Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido'.
Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento."Cuando terminó de leer, no pude evitar conmoverme. Sentía una paz en mi corazón... esa paz que había buscado por tanto tiempo en el mundo. Sentí cómo se llenó ese vacío que tantas veces intenté llenar con cosas materiales. Me di cuenta de que solo Dios puede darnos lo que tanto anhelamos. Entonces me dije a mí misma: "Debo reconciliarme hoy... si no es hoy, ¿entonces cuándo?"
Mis lágrimas no paraban de recorrer mi rostro, y de repente, el pastor bajó del altar y continuó hablando:
—Anoche, mientras meditaba en el Señor, le preguntaba: "Señor, ¿de qué quieres que hable? ¿Qué deseas tú decirle a las personas a través de mí mañana?"
Y en ese momento, puso en mi mente esa cita bíblica que acabamos de leer.
Sentí en mi corazón que el Señor me decía: "Habla de esto... porque quiero que sepan que Jehová, Dios de los Ejércitos, está dispuesto a dejar a las noventa y nueve e ir por aquella que se perdió. Por esa oveja que, sin darse cuenta, se alejó poco a poco del redil."—¿Y saben por qué Él hace eso? —continuó el pastor con un tono pasivo pero profundo—.
La gente diría que eso es una locura... ¡tiene 100 ovejas y se le pierde una, pues que se quede con las 99!
Pero para Dios, su amor es más grande que todo.
Él nos ama tanto, que está dispuesto a ir a buscarnos donde sea que estemos, sin dudarlo, sin juzgarnos.Sentía que Dios le hablaba directamente a mi corazón... y también al de Williams.
—¿Y saben qué es lo más bonito? —decía el pastor, mientras caminaba por el altar con fervor—.
Que Él está dispuesto a irnos a buscar, a pesar de que fallamos.
Nos va a buscar aunque nos hayamos apartado, aunque hayamos pecado... ¿y saben por qué?
Porque Dios nos ama a nosotros, no a nuestro pecado.
Porque Dios, en su infinita misericordia, sabiendo que íbamos a fallarle... aún así nos escogió.
Nos amó de una manera tan hermosa y genuina que ni siquiera merecemos.
Ese es el amor de Dios... amor sin condición.Cuando escuché todo eso, supe en mi corazón que esa palabra era para mí.
Sentí como Dios me hablaba directamente.
No importaba el pecado, ni las veces que caí...
Dios siempre, siempre vendrá a buscarme.En ese momento no pude evitar quebrantarme.
—¿Hay alguien aquí hoy que quiera oración? ¿Alguien que quiera aceptar a Dios en su corazón?
Recuerden: somos imperfectos sirviendo a un Dios perfecto.
Así que, si hay alguien... puede pasar adelante.
Y los demás, por favor, ayúdenme orando —dijo el pastor.No lo dudé ni un segundo. Estaba decidida.
Nada de esto era casualidad.
El que yo estuviera allí, el que Williams me hubiera traído...
todo era parte del plan de Dios para traerme de vuelta a casa.Comencé a caminar hacia el altar, y sin darme cuenta, junto a mí iba Williams.
Él también se dirigía hacia el frente.Finalmente, estábamos allí los dos, junto a algunas otras personas.
Mientras el pastor y la iglesia oraban, nosotros estábamos en comunión con Dios.
Y entonces, el pastor detuvo la oración y comenzó a hablar:—Yo veo aquí a mi hija... siento que ha vuelto a casa la oveja perdida —decía el pastor, visiblemente tocado por el Espíritu Santo.
Lo sentía de una forma tan intensa, tan indescriptible... que las palabras se quedaban cortas.
Y sin darme cuenta, el pastor caminó hacia mí, y bajo el poder del Espíritu Santo, dijo:—¡Y esa oveja eres tú! —exclamó mientras ponía su mano sobre mi cabeza—.
Tú eres esa oveja.
Tú eres la oveja que faltaba en el redil, y Dios te ha traído a casa.
Porque, a pesar de todos tus errores, tú eres la hija amada de nuestro Abba Padre.Y al escuchar esas palabras, me postré...
Y me quebranté aún más.Continuará

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Somos tres
Roman pour AdolescentsSinopsis: Hola, soy Rous Smitt. Toda mi vida he sido "cristiana". Participo en los cultos de jóvenes, en las actividades de la iglesia... siempre sonriente, siempre activa. Pero detrás de esa sonrisa hay un vacío que me consume. Un peso que escondo...