Somos Tres Capitulo 42

219 25 2
                                        

Dos personas, un caminó.

—Yo... pensé que era la única que se sentía así, me alegra saber que no es así, gracias por decirme cómo te sientes.

—Rous, sé que esto es nuevo para ti, pero para mí también lo es.

Después de todo, Williams y yo continuamos hablando hasta que pasó la tardecita; sin embargo, él ya tenía que irse. Ya no estábamos tan nerviosos y seguimos conversando normal y como de costumbre.

El tiempo pasó rápido y llegó la hora de que él se fuera. Mientras caminábamos hacia afuera, íbamos hablando, y cuando ya salimos de casa, él apoyó su espalda en el carro mientras me miraba fijamente a los ojos, con una expresión que podía sentir pero que realmente no conocía.

—¿Por qué me miras así? —le pregunté un poco nerviosa, a lo que él, inclinándose más hacia mí, me dijo con una mirada pícara:

—¿Así cómo?

Realmente me puse muy nerviosa. ¡¿Por qué hace algo así?! ¡Por Dios, mi corazón! Siento que se me quiere salir del pecho, ¡está demasiado cerca!

—Oye, ¿por qué actúas así tan de repente? —le dije mientras esquivaba su mirada, apoyando mi espalda en el carro junto a él, a lo que él solo sonrió por mi reacción.

—Rous, tranquila, no haré nada que te incomode. Hagamos las cosas al paso, sin prisa. Sé que esto es una experiencia nueva para ti y para mí, y como es la primera vez para ambos, eso lo hace especial, de verdad.

Dijo Williams mientras me miraba profundamente, con un tono bajo y suave. ¿Cómo se supone que debo reaccionar a eso? Siento que mi niña interior quiere explotar por dentro. ¿Por qué él es tan bueno con las palabras que usa cuando el ambiente está así? ¿Por qué cuando me mira a los ojos me ve de una manera tan linda?

Sin darme cuenta, de mis labios salió:

—¿Por qué lo haces? ¿Cómo puedes hablar de esa manera tan dulce? ¿Es de verdad que sientes esos sentimientos por mí?

Cuando me di cuenta de lo que dije, simplemente sentí que quería llorar por dentro.

—¡Jajaja, pensé en voz alta! —exclamé.

Pero él solo empezó a reír de la nada.

—Rous, no te sientas insegura o nerviosa. Recuerda, esto es nuevo para ambos. Tú, y solo tú, eres la chica que mis ojos ven. El Señor te puso en mi camino. Aunque no lo creas, fuiste una luz en medio de la oscuridad. Él cruzó nuestros caminos en uno de nuestros momentos más difíciles, y supo cómo unir a dos personas desesperadas para ayudarse mutuamente. Tú, Rous, eres mi idónea, y eso es algo que valoro mucho, de verdad.

Dijo Williams con una expresión totalmente seria mientras miraba el cielo. Todas sus palabras me conmovieron mucho, pero, como siempre, no supe cómo responder a eso.

—Bien, ahora me tengo que ir, ya me están esperando. Te pasaré a buscar a ti y a tu abuela para el culto, así que ve entrando —dijo Williams mientras ponía su mano en mi cabeza.

—Está bien, gracias por venir —le dije tan nerviosa que sentía como mis piernas temblaban.

—Hasta luego —me dijo Williams montándose en el carro. Mientras yo daba media vuelta caminando hacia la puerta de mi casa, escuché el sonido del motor del carro. Me di cuenta que ya se había ido.

—¡Diosssss! ¡Qué vergüenza, Dios mío! ¿Cómo pude decir algo así? —me decía a mí misma inquieta y alterada.

Rápidamente corrí hacia mi habitación y me tiré en la cama dando vueltas y pensando en la vergüenza y en lo nerviosa que estaba. Todo estaba bien, hasta que él se acercó así, tan de repente, cerca de mí.

En ese momento, con los ojos cerrados, solo pensaba en todo lo que había pasado y en lo feliz que estaba. La sonrisa me salió sola sin darme cuenta; estaba totalmente embobada. De mi mente no salían todas esas palabras que hacían que mi corazón saltara de un lado a otro.

Todavía ahora no puedo creer que ese chico de mirada fría y distante sea el que ahora me mire con esos bellos ojos. El amor tiene poder, y más cuando viene de Dios.

Continuará

Somos tresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora