8. Innocenza perduta

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-Cuando conocí a Carlo no supe cómo acercarme a él, así que lo primero que se me ocurrió fue hacerme amigo de Lorenzo -contó Maurizio mientras le daba de comer en la boca a un chico de ojos gatunos recostado en sus muslos-. Pero tampoco sirvió mucho porque Lorenzo era demasiado tímido, con decirte que me tomó más de dos meses poder sentarme a almorzar con ellos -jadeó con fuerza.

-¡Eras un loco acosador! -dijo Lorenzo comiendo unas uvas que se encontró por ahí mientras tenía la cabeza del rubio en sus muslos también, se encontraban los cuatro en el jardín, disfrutando de la hora libre gracias a que la maestra de matemática básica faltó, así que aprovecharon ese tiempo para poder conocerse más.

-Yo solo quería acercarme más a Carlo pero ninguno de ellos me quería, eran crueles -puchereó dramáticamente.

-Es que eras algo ruidoso, amor, pero ahora ya nos hemos acostumbrado -murmuró Carlo con los ojos levemente cerrados, aparentemente dormido y al mismo tiempo escuchando atento todo lo que decían.

Ángelo se rio-. ¿Lorenzo tímido? -pensó un poco, mirando desde abajo la mandíbula del pelinegro-. Pero conmigo es un diablo.

-No es verdad, te trato de lo mejor.

-No es verdad, bueno... si es verdad pero también eres malo.

-¡No es verdad!

-¿Me van a dejar contar mi historia de amor o no? -ahora habló Maurizio con el ceño fruncido, viendo cómo el par se quedaba en silencio y lo dejaban continuar. Carlo se rio suavemente-. Y después, mágicamente me encontré a Carlo en el baño y le saqué un poco de conversación, le dije que me ayude en cosas de música porque yo soy malditamente malo en tocar el piano y mis padres querían que aprenda a fuerzas, pues él aceptó.

-Así empezó su plan para conquistarme -dijo el pálido.

-Qué gran historia de amor -respondió Lorenzo riéndose en su sitio y después meterse un par de uvas a la boca.

-Eres un envidioso, Barone -ahora Maurizio habló-. Él es un bastardo, tiene a tantas chicas tras él y no le hace caso a ninguna.

-No exageres.

-De todos modos deberías darle la oportunidad aunque sea a una, ¿Verdad Ángelo?

El rubio pensó por unos segundos, ¿Lorenzo con novia? ¿Cómo sería eso? Claro, podrían salir y hablar como siempre, pero tal vez un poco menos... o cuando vayan a fiestas tal vez tenga que ir acompañado de su novia, no podrían bailar juntos... ni tener mucho tiempo a solas, tal vez alguna de sus acciones puedan malinterpretarse...

Lorenzo no estaría siempre disponible para él...

-Uhm... Y-yo creo que debería de hacerlo cuando se sienta listo -no le agradaba la idea, definitivamente no.

-¿Acabas de tartamudear? -preguntó el pelinegro, viendo cómo Ángelo se levantaba de sus piernas y volvía a su postura normal con una expresión algo preocupada.

El rubio mordió suavemente su labio buscando algo con lo que podría desviar el tema, sentía un terrible calor en el estómago y de pronto estaba enojado, joder, no podía creer que desarrolló celos solo con la idea de Lorenzo siendo acompañado por una persona que no era el.

Y le daba pánico, sabía que no debía de sobrepensar las cosas, que no estaba empezando a tener sentimientos por su amigo, solo eran esos celos de una amistad que por primera vez experimentaba y no quería perder, diablos, como no tener sentimientos hacia Barone si era el chico más tierno, dulce y precioso que alguna vez pudo conocer, no iba a olvidarse del día anterior, la fiesta que realmente no escapa de su cabeza, siempre se juró a sí mismo que jamás contaría lo que vivió en el internado.

FENTANILO ; kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora