9. Orfano

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Lorenzo pasó cuatro días encerrado en su habitación, con hojas de notas musicales pegadas en la pared, muchos cables conectados a su computador y la guitarra de su madre en sus brazos.

Quería que Ángelo se sienta realmente orgulloso y feliz de su trabajo, la mayoría de sus proyectos independientes quedaron a la mitad de camino porque nunca tuvo una razón suficiente para culminarlos, o le faltaba la letra o el instrumental, incluso a veces solo tenía anotadas sus ideas en un cuaderno y de ahí no salían.

Pero ahora era distinto, la persona a la que veía todos los días con entusiasmo se convirtió en una gran motivación para continuar, realmente deseaba ver al rubio sonreír y disfrutar de los momentos a su lado, tal vez no podía hacer que deje de drogarse, pero esperaba al menos ayudar un poco con pequeños detalles para que Ángelo sea un poco más feliz.

Después de horas internado en su estudio improvisado, dio con lo que buscaba, era un maldito perfeccionista y no se cansó hasta llegar a su expectativa, ahí estaba, el instrumental que el rubio pidió; acústico, tranquilo y sentimental, no podía dejar de escuchar aquella pista que creó con sus propias manos, incluso ya tenía en mente las melodías y el ritmo vocal que llevaría para el canto.

Así que tomó su celular para marcarle a su amigo y decirle que venga a su casa lo más antes posible. Estaba completamente emocionado por ver la reacción del rubio, incluso pensó en grabar el momento para guardarlo toda su vida y verlo cuando sea más viejo para recordar uno de los mejores momentos de su juventud a su lado.

Dentro de poco escuchó a su madre avisarle de la llegada de su amigo, por lo que trató de verse al menos un poco decente pues literalmente llevaba toda la tarde de ese día con su ropa de dormir, pronto la puerta de su habitación se abrió dejando ver a un rubio agitado y con el cabello despeinado, ambos se sonrieron sabiendo que estaban igual de ansiosos por elaborar algo juntos, Ángelo amaba cantar y Lorenzo componer, eran literalmente la combinación perfecta y Barone sabía que toda su vida estuvo esperando una voz y pasión como la de Ángelo.

-Tuve una pequeña discusión con mi madre pero igual vine, ¿Ya la terminaste?

El pelinegro asintió frenético, sentándose en su silla giratoria y dejando que Ángelo haga lo mismo a su lado-. Si, necesito que la escuches y me digas que te parece.

El rubio tomó un suave respiro, su estómago se revolvió de la emoción al darse cuenta lo cercano que se encontraba de cumplir algo que siempre vio tan lejano de su vida, tal vez no se trataba de un estudio profesional como los que Almiro acostumbra a visitar, no tenían parlantes de sonido con computadoras valorizadas en millones de euros, tampoco un micrófono profesional... pero nada de eso le importaba en realidad, lo único que tenía presente, era que Lorenzo se esforzó bastante e incluso sin escuchar la pista, ya se sentía profundamente agradecido.

El instrumental empezó a reproducirse de manera gloriosa para los oídos de Ángelo, dirigió su mirada a la guitarra que se hallaba en la cama de Lorenzo y no pudo creerlo, siempre creyó que ese tipo de pistas se elaboraban con computadoras y toda la tecnología de la época, claro que era el camino más fácil, pero estaba realmente sorprendido de saber que todo fue elaborado manualmente, con la inspiración del chico y a su manera.

Fue todo lo que imaginó, ese ritmo suave, lento y al mismo tiempo muy cálido y relajante. Estaba eufórico, la emoción realmente lo consumía y más aún al saber que todo era obra del arte de su amigo, suspiró profundo, recordando las veces que se imaginó en un momento como ese, con música creada desde las raíces y por inspiración suya.

Cuando finalizó, mordió su labio con algo de fuerza y se aguantó para no chillar como un bebé, sonrió y miró a Lorenzo, saltando a su regazo para abrazarlo fuertemente hasta treparse a su cuerpo como un koala pequeño.

FENTANILO ; kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora