Almiro realmente estaba colmado, colmado en el bueno y lujurioso sentido de la satisfacción cada vez que el privilegio de visualizar los hoyuelos de Rafael se presentaban en sus mejillas color caramelo.
Se acercó con completa dulzura a besarlos, gimiendo fuertemente cuando su culo fue penetrado sin alguna pizca de piedad, vamos, al ser la tercera ronda, realmente Rafael no se preocupaba por ser gentil y Almiro se volvió un maldito obsesionado a ese estado salvaje de su novio.
-Rafael... ya no puedo más, detente -lo llamó rasguñando con mucha fuerza su espalda, sintiendo las manos de su hombre aferrarse a sus caderas con una increíble posesión-. ¡Voy a llegar!
El mencionado gimió de dolor por aquellas placenteras heridas causadas por las uñas del castaño y sin ningún rastro de fastidio se dejó maltratar, embistiendo el cuerpo del Cavalli mayor una vez y otra, y una más.
-Amor, yo también -gruñó, permitiéndose llegar al orgasmo una vez vio que Almiro llegó también.
Ambos desnudos como un par de chimpancés abrazados y retorciéndose de placer sobre la alfombra de la sala del departamento de Rafael Bonaccorsi, un reconocido compositor y artista a nivel mundial que definitivamente, además de ser un completo nerd en sus áreas destacadas, también era un hombre extremadamente cursi, que no dudó ni un solo momento en consolar a un Almiro quien estaba hecho un mar de lágrimas.
-¡Perdóname! M-me hice pipí, ensucié todo, e-es que tu seguías y... no pude contenerlo, ¿A-Ahora que hago? Discúlpame, vete, voy a limpiar... -se cubrió el rostro con demasiada vergüenza.
Rafael claro que disfrutó sentir los fluidos de Almiro contra su cuerpo, un enfermo fetichista para quien lo lea pero, la verdad era que no sentía asco alguno, ni siquiera se le pasó esa palabra por la cabeza.
-Shh, es normal -se acercó a besarlo entre pequeñas risas-. Te ves glorioso -suspiró, llevando una de sus manos al pómulo de Almiro para dejar pequeñas caricias-. No llores, cielo, ¿Me perdonas?
Quizá no era su primera vez, pero Almiro, un completo llorón sobre la alfombra, irradiaba vergüenza al no saber en qué momento llegó a estar tan estimulado al punto de no poder controlarse.
Rafael se levantó con cuidado y efectivamente su piel se vio húmeda, perlada. Ayudó al castaño a levantarse también, abrazándolo en medio de la sala y jugueteando con sus nalgas.
-Te amo demasiado, Rafael -murmuró Almiro-. Solo a tu lado puedo ser yo.
Rafael sonrió sonrojado, tomando en brazos al contrario para caminar a la mesa del comedor y sentarlo con las piernas abiertas-. Yo no solo te amo, te venero, me arrodillo ante ti, eres mi dios y creo que realmente nunca podré querer tanto como te deseo a ti.
Almiro gimió por aquella frase que casi le ocasiona un paro cardiaco por el placer, dejándose penetrar por el pene de Rafael una vez más en esa noche, en la misma cima, en la misma derecha de dios convertido en un ángel pecador.
Sí que lo eran, unos malditos pecadores que no dejaron de coger después de haberse convertido en pareja.
Almiro se desquitó completamente y se liberó de las etiquetas perfectas de las que alguna vez dependió, en realidad la perfección fue hallada en su imperfección, en su vida; cuando un hombre de piel morena se apoderó de su ser y sin pensarlo ni un segundo más, se comprometieron el uno con el otro. Siendo novios.
Cuando por fin se dieron la molestia de detenerse decidieron descansar en la cama intacta de Rafael, completamente limpia y sin alguna arruga porque, al ser una pareja libre, claro que se dieron el lujo de coger en cada rincón de ese departamento como dos animales desesperados, qué más daba, Almiro estaba harto de lo correcto y de lo malo.
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FENTANILO ; kookmin
RomanceDonde Ángelo es adicto a las drogas y encontró a la persona que se convirtió en su codiciada dosis de fentanilo. "Porque el amor no corta las alas" 13.09.23 Actualización cada sábado y domingo No se permiten copias ni adaptaciones