Dentro de los tres días que transcurrieron no se dieron la molestia de al menos dirigirse la palabra y todo por conservar el rígido orgullo que poseían, Lorenzo no pensaba disculparse y Ángelo mucho menos a pesar de que deseaba con sus fuerzas internas que todo vuelva a ser como antes, pero no se sentía merecedor del perdón de su amigo a pesar de estar arrepentido.
Lorenzo se sentó a su lado como siempre y le habló, causando que el alivio recorra por todas sus venas al saber que el deseo por reconciliarse era mutuo, creyó que el pelinegro lo odiaría toda la vida y sinceramente, no lo culpaba, pero Barone no era así.
-Quería pedirte disculpas por lo que dije, en realidad no quiero dejar de ser tu amigo.
Ángelo solo sonrió con dulzura, tomando la mano del chico para frotar su mejilla contra el dorso tan suave de este en muestra de cariño.
-Te he extrañado muchísimo -murmuró.
Claro que no se merece a Lorenzo, si tuviera la oportunidad de dejarlo vivir tranquilo lo haría pero, era egoísta con aquella idea, quizá nunca podría dejar ir tan rápido al único chico que le hizo experimentar por primera vez cosas que jamás pudo, sentimientos y nuevas historias, Lorenzo lo acompañó desde que llegó a Italia sin juzgarlo, alejarse de aquellas cualidades se le dificulta demasiado al punto de confundirlo.
-Y yo a ti -el pelinegro le sonrió de la misma manera y acarició los pequeños dedos de Ángelo.
Se hubiese disculpado mejor de no ser porque la maestra ingresó y fue momento de hacer silencio, tuvieron que soltarse de las manos para volver la vista al pizarrón con mucha más calma en el ambiente ahora que lograron un pequeño avance en la "reconciliación".
Mientras tanto, Lorenzo observó con disimulo a Ángelo desde su sitio, notando una extrañeza muy común en su rostro, aquella expresión vacía que le causó tantas incógnitas desde el primer día que lo conoció, cada vez que algo negativo le sucedía o al contarle sus anécdotas para nada alegres de recordar. Ángelo definitivamente no estaba bien.
-Antes de iniciar la clase el día de hoy, me gustaría que le dediquen un aplauso a su compañero Ángelo por ser su compleanno.
El rubio frunció su ceño en medio de la confusión, completamente extrañado al no entender como demonios su maestra logró conseguir esa información, definitivamente merecía estar en el mejor equipo de detectives en acción, no era el caso de todos modos.
Su mirada se dirigió por completo a su carpeta y al momento se forzó a sonreír por ser observado por sus compañeros, no podía levantar la cabeza entre tanta atención que recibía y a pesar de ello, se obligó a hacerlo tan solo para buscar los ojos de Lorenzo.
No aplaudía y sus ojos estaban puestos sobre él, como si le estuviera pidiendo explicaciones en silencio con esa mirada penetrante, junto con una pizca de decepción y resentimiento.
Así que volvió su vista al frente para esquivar el sentimiento terrible que se instaló en su pecho, ¿Hizo algo malo? La verdad es que no lo sabía, pero Lorenzo se vio demasiado incómodo con la noticia de que era su cumpleaños, sinceramente él le dejó de tomar importancia incluso antes de ingresar al internado.
Cuando cumplió ocho años, sus padres se olvidaron de aquella fecha tan importante para él por asistir a un compromiso de Almiro, pasó todo el día esperando en casa con la amable niñera que lo cuidaba, pero ellos nunca llegaron con un pastel o alguna sorpresa que darle, ni siquiera un abrazo.
Su primer cumpleaños en el internado no fue tan malo, las monjas le hicieron un pequeño pastel y cantaron canciones alabanzas por ese día como una "celebración", pero con el pasar del tiempo lo olvidaron, hasta que la fecha pasó desapercibido y se convirtió en un día como cualquiera, perdió las esperanzas de recibir una llamada de sus padres.
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FENTANILO ; kookmin
RomanceDonde Ángelo es adicto a las drogas y encontró a la persona que se convirtió en su codiciada dosis de fentanilo. "Porque el amor no corta las alas" 13.09.23 Actualización cada sábado y domingo No se permiten copias ni adaptaciones