14. Solo il sentimento

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-¿Lauro?

-Hola Ángelo, ¿Cómo te fue con el fentanilo?

El rubio mordió su labio, mirando a Lorenzo durmiendo a su lado en medio de la oscura noche-. Uhm... si, justo de eso quería hablarte, yo... yo... voy a dejar de consumir drogas... sabes, conozco el fentanilo desde los quince y soy adicto...

Se hizo presente un pequeño lapso de silencio-. No te preocupes, dejaré de ofrecerte drogas si es de ese modo.

Sonrió leve y asintió a pesar de que nadie lo veía-. Gracias.

Al finalizar la llamada dejó su teléfono en la mesa de noche para después abrazar el cuerpo de Lorenzo, acurrucándose entre sus brazos con una sensación totalmente distinta, era su nuevo comienzo.


Un mes después


Aquellas mañanas en las que despertaba con una sonrisa en el rostro tan solo se proyectaban en su imaginación estando bastante alejadas de la realidad.

De manera increíble se levantaba lleno de energía para iniciar el día y probablemente no borraría su sonrisa a pesar de las peleas con su madre que aún perduraban, a veces incluso prefería ignorarla que amargarse el tiempo, claro que no se volvió la persona más risueña y alegre del mundo pero, un notorio avance se evidenciaba en muchos aspectos de su vida.

El cambio fue increíblemente rápido.

Se preguntaba qué hubiese pasado si Lorenzo no llegaba al baño aquel día para ayudarle a dejar la merca, en realidad no quería pensar en ello, tan solo deseaba mejorar lo más que podía y pasar más tiempo de su vida con las personas que amaba, claro que su familia no figuraba la lista.

Su rencor hacia ellos no se iría de la noche a la mañana, finalmente fueron los principales autores de sus desgracias y eso jamás se los perdonaría, un adolescente de su edad no debería estar pasando por toda esa situación, su única meta era estar bien y esperaba lograrlo porque si su esfuerzo no daba frutos, iba a enloquecer.

Todo cambió, creyó que sería más difícil dejar de fumar o drogarse pero en realidad solo le afectó la primera semana, después empezó a distraerse con otras cosas y quizá la merca dejó de ser su prioridad en la lista.

Comenzó a chupar paletas dulces, al menos cinco al día de sabor a fresa con la evidencia de sus labios teñidos por el colorante de caramelo rojo, gracias a esas golosinas logró calmar su necesidad de tener un cigarrillo entre sus labios o peor aún, de siquiera pensar un poco en esnifar una vez más el polvillo cortante.

Sus ojeras desaparecieron, pudo notar su piel más radiante y últimamente usaba una crema corporal de avena que Lorenzo le obsequió, no exploraba su cuerpo en mucho tiempo, es decir, desde que empezó a acostarse con el padre Thomas odiaba verse desnudo en el espejo o siquiera ver su rostro en el reflejo sin despreciarse, sin embargo, comenzó a ver su vida de una manera distinta y bastó una iniciativa para tener la valentía de al menos resaltar alguna de sus cualidades en vez de hacerse menos.

Tomó su ropa abrigadora y comenzó a vestirse con una sonrisa mientras pensaba en que su máxima ayuda fue el chico azabache, cumplió su promesa, no se alejó de él todo ese mes y siempre estuvo para apoyarlo en sus bajones, a veces se sentía un estorbo en la vida de Lorenzo, pero se convenció de que el chico disfrutaba de estar con él y viceversa, por ello dejó de sobre pensar las cosas y se concentró en mejorar.

Mediados de Noviembre y con la Navidad a la vuelta de la esquina, quedó con Lorenzo para armar el árbol y empezar a decorar con todo el espíritu navideño, la emoción rebasaba por sus poros, hacía bastantes años que no vivía la dicha de pasar tiempo en familia en un hermoso momento como lo era iniciar los preparativos de la fecha festiva.

FENTANILO ; kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora