36. Divisi

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Tomó todo el aire que pudo incluso si sus pulmones se encontraron exhaustos, su cuerpo entero flotaba en un mar de sensaciones hermosamente agotadoras, a pesar de que logró estar más tranquilo e invadido por la paz, dos dosis no eran suficientes, apenas eran el plato de entrada a más drogas en sus bolsillos y que deseaba esnifar con todas sus fuerzas.

Ingresó al aula de clase con el único objetivo de llegar a su sitio ignorando las miradas burlonas de todos los alumnos, pero no pudo, no logró pasar por alto la humillación de que sus problemas amorosos fueron ventilados por casi todo el plantel, aún le dolía tan solo recordarlo, ni siquiera podía vivir en su dolor con tranquilidad como quería

Se sentó al lado de Lorenzo, dedicándole una corta mirada que después fue desviada al pizarrón, odiaba el silencio entre ellos.

Ángelo sabía que con disculparse podría resolver todo, una vez más, incluso si no hizo nada malo.

-Buenos días con todos, Cavalli, una vez más llegas tarde al aula -también odiaba a la maestra de historia de la educación-. ¿Estás enfermo?

Negó suavemente en respuesta.

-Cariño, estás con el rostro demacrado, vé a la enfermería.

-Estoy bien.

La odiaba, por su culpa era el centro de atención una vez más y todas las miradas de sus compañeros analizaron su aspecto lamentable, al menos podría fingir estar enfermo y no drogado.

En toda la clase Lorenzo no le habló, ni siquiera se enviaron notas llenas de cursilerías como solían hacerlo incluso antes de iniciar una relación, estaban enredados en esa situación por Caprice, el nuevo nombre de sus dolores de cabeza y no sabía cuánto tiempo más duraría, pero si sabía que la pasaría realmente mal mientras tanto.

-Para el trabajo de unidad tienen la opción de hacerlo en pareja o individual -la maestra de gafas gruesas habló desde su escritorio-. En esta ocasión le daré la oportunidad a Caprice Davis de elegir su pareja primero por su reciente llegada, hagan un buen trabajo.

Tragó saliva con fuerza viendo de reojo el rostro victorioso de la pelirroja.

Ahogado en la cólera, completamente harto y cansado de que Lorenzo no tenga voz para defender lo que eran, ¿Qué podía esperar si no le importó negarlo frente a su ex? Ahora tampoco le importaría dejarlo de lado para irse con la pelirroja a hacer lo que se supone, deberían hacer juntos.

Estaba acostumbrado a cumplir sus deberes con Lorenzo, hacerlos a su lado entre besos y mimos llenos de motivación, siempre sacaban buenas calificaciones cuando estudiaban juntos y se apoyaban en lo académico, ¿Por qué ahora todo había cambiado? Incluso su deseo por pedirle que no trabaje con Caprice, sino con él, le hizo sentir miedo de ser rechazado e ignorado por su novio.

La maestra se retiró y no tuvo tiempo de huir como planeó, la pelirroja se encontraba parada a lado de Lorenzo, preparada para escupir su veneno al propósito aún sabiendo que Ángelo estaba presente, quería irse, esa conversación no era de su incumbencia, pero se quedó, guardando sus cosas en su mochila mientras escuchaba al par de tortolos hablando como si nada.

-¿Crees que podamos hacer el trabajo juntos y reunirnos en mi casa? -voz aguda y coqueta.

Unas náuseas terribles se instalaron en la cabeza de Ángelo.

-No hay problema.

Quería hablar con él, rogarle que deje de hacerle eso porque le dolía mucho, le dolía su indiferencia y no sabía cómo enfrentar aquella situación sin su compañía, no era tan valiente como para resistir el hecho de que la única persona que lo quería lo esté dejando de lado sin explicación alguna.

FENTANILO ; kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora