25. Incredibile

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-¿Crees que tú mamá nos escuche? -murmuró Ángelo.

-No lo sé -lamió entretenido el belfo inferior del rubio y se separó con un chasquido-. Pero tratemos de no hacer ruido, más bien, intenta no gritar mucho -murmuró comenzando a bajar los shorts y el bóxer al mismo tiempo.

-Yo no grito -puchereó, sintiendo su trasero expuesto gracias a que ahora las manos de su novio se deshacían de cada una de sus prendas.

-¿Quieres ver el vídeo de nuestra primera vez?

-Maldito Lorenzo.

Soltó una risa silenciosa, dejando un beso en la frente descubierta de su chico y le quitó su playera, dejándolo completamente desnudo en medio del baño, con una erección de la que planeaba ocuparse otro día, deseaba probar algo nuevo.

Sostuvo las caderas de Ángelo para deslizarlas hacia atrás y arquear su espalda, logrando tener más acceso al voluminoso culo que lo llamaba desesperado por ser manoseado, y no dudó en darle un poco de atención.

Se inclinó a la altura de este e inició repartiendo pequeñas mordidas sobre la suave piel del glúteo, una de sus manos sostuvo la cadera de Ángelo y la otra se internó entre las nalgas para poder saludar con dulzura la intimidad de su chico, acariciando los pliegues cerrados que le rogaban ser estirados y maltratados muy pronto.

Ángelo trataba de no hacer escándalo, era cierto, solía ser ruidoso a veces, pero ahora debía controlarse para no incomodar a la señora Barone y de verdad que haría todos sus esfuerzos, pero con lo que Lorenzo se atrevió a hacer, se volvió una tarea demasiado difícil, para no decir imposible.

Nunca pensó que su novio le comería el culo, pero estaba cerca de vivir aquello así que trató de prepararse mentalmente cuando la boca en sus nalgas se acercaba cada vez más a su entrada, no le hacía mucha gracia la idea, pero no iba a cortar el esmero de Lorenzo.

-Amor... y-yo... -mordió su labio-. ahí no... -murmuró, sintiendo como su novio escupía sobre su cavidad y aquella tibia saliva sirvió para humedecer la zona, cerró sus ojos y en el momento en el que la filosa lengua se introdujo por su entrada, soltó un largo gemido, apretando sus manos contra la barra del lavamanos.

Pero inmediatamente se cubrió la boca, abriendo por impulso sus piernas para sentir más cercano aquel contacto y contuvo la respiración por unos segundos, hasta que soltó el aire en un jadeo ruidoso.

La lengua de Lorenzo era la misma gloria, tan tibia y húmeda que le hizo querer frotarse contra ella, incluso siendo pequeña lograba darle esa sensación calurosa de querer más y más contacto, sus paredes la recibían con dulzura y su excitación fue creciendo a grandes escalas.

-L-Lorenzo... -jadeó, mordiendo sus labios para no dejar escapar ni un solo gemido-. U-uhm... -pero los jadeos inevitablemente huyeron de su garganta.

Y eso solo encendió las endemoniadas ganas que tenía Lorenzo de hacerle el amor a Ángelo.

La palma de su mano se estampó con salvajismo contra el glúteo derecho que en cuestión de segundos se coloreó de un rosado encendido y que probablenente, pronto se tornaría más rojizo porque Lorenzo no pensaba dejarla así, claro que iba a golpear más veces el delicioso culo que se estaba comiendo.

Pasó un rato así, esforzándose en lubricar a Ángelo y en hacerlo llegar al punto más alto de la excitación, introduciendo su lengua, moviéndola en círculos y dejando mordidas en la piel que rodeaba los pliegues rositas, hasta que comprobó que el miembro de Ángelo ya estaba muy hinchado con un pequeño roce y supo que era momento de detenerse, para recién dar inicio al clímax de aquella noche navideña.

FENTANILO ; kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora