-No sirvo para esto -refunfuñó haciendo a un lado la manga pastelera con glaseado dulce de color rosa, mismo que sirve para decorar la superficie de unas deliciosas galletas de mantequilla, pero para Ángelo simplemente sirve para quitarle la poca paciencia que poseía.
Lorenzo dejó escapar una risa, acercándose a besar con dulzura los cabellos de su chico por el temperamento sensible que le caracteriza tan bonito-. Ya, entonces ponle azúcar al té mientras yo decoro, no tardan en llegar los chicos.
-Bueno, eso sí se me da bien -le cedió su lugar a Lorenzo en la isla de la cocina y se dirigió a la jarrita de vidrio-. Almiro me dijo que se va a quedar a dormir con Rafael y mi padre seguro llegará en la noche, así que podremos poner música a todo volumen -avisó con una pequeña sonrisa.
-Amor, será una tarde de tecito y charla.
-Para Mao no será así, nos va a torturar con sus canciones de jazz -rio suavecito, terminando de endulzar el delicioso té que desprendía el aroma de frutos del bosque, favorito de Lorenzo y por ende, de Ángelo-. Voy a llevar la comida a la sala.
-¡Espera!
-¿Qué pasa Renzo? -lo miró con atención a su llamado.
-¿Me das un besito?
Ángelo dejó escapar un suspiro nervioso mientras que el sonrojo se apoderaba de sus mejillas, su corazón latía a mil por segundo y era uno de esos momentos en los que se sentía tal y como la primera vez que tuvo su primer beso con Lorenzo, enamorado.
Se acercó al cuerpo del azabache y con sus brazos rodeó el cuello de este, parándose de puntitas para alcanzar la altura que necesitaba y de tal manera comenzar una danza de sus labios que Lorenzo no se tardó en corresponder, abrazó la cintura de su novio, suspirando lleno de satisfacción al darse cuenta del gran privilegio que se llevaba con cada oportunidad de saborear los esponjosos belfos de Ángelo, aquellos labios eran delicados, jugosos y perfectos para encajar con los suyos.
-Amor... -murmuró el rubio con una sonrisa sobre el beso-. Llevaré la comi... ¡Ya llegaron! -se separó por completo una vez el sonido del timbre hizo presencia en toda la casa.
Así que corrió a la puerta emocionado por volver a ver a su mejor amigo y abrazarlo con fuerza, tenía muchas ganas de ver a Maurizio, estuvo viendo ansioso el reloj en todo el día por su llegada.
Era Sábado, Lorenzo dio la idea de reunirse aquella tarde para cenar y pasar tiempo juntos como solían hacerlo en la academia, en un inicio Ángelo se sintió un poco abrumado por la idea, aún estaba avergonzado por el pasado y la manera tan cuestionable en la actuó con sus amigos, sobre todo con Maurizio.
Pero no le quedaba mucho tiempo en el exterior y lo que menos quería era irse a rehabilitación sin antes haber hecho las paces con las personas que lo apoyaron de manera incondicional y a las cuales dañó con su temperamento por la abstinencia.
Así que dejó la vergüenza de lado y se dedicó a disfrutar de cada segundo como si fuera el último en el que los vería.
Se lanzó a los brazos de Maurizio con un poco de temor a ser rechazado y no pudo evitar arrullarse cuando su amigo le correspondió de inmediato y con un poco más de fuerza, Ángelo dejó escapar un gran suspiro de sus labios por el cálido alivio recorrer por su cuerpo.
Se encontraba sensible, podría llorar en ese momento por la mezcla de emociones que sintió ante el reencuentro pero no se lo permitió, intentaría ser feliz ese día sabiendo que probablemente sería el último con sus amigos en mucho tiempo, quizá era un despedida, o más bien una oportunidad de ver desde una perspectiva libre de neblina de las drogas todo lo bueno que hicieron ellos por su bienestar.
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FENTANILO ; kookmin
RomanceDonde Ángelo es adicto a las drogas y encontró a la persona que se convirtió en su codiciada dosis de fentanilo. "Porque el amor no corta las alas" 13.09.23 Actualización cada sábado y domingo No se permiten copias ni adaptaciones