46. Iniziare a vincere

27 3 4
                                    

Su pecho ardía a más no poder, notaba el rostro demacrado de Lorenzo, unas resaltantes ojeras bajo sus ojos y su cabello largo desordenado, aún así, se veía igual de hermoso y le daba vida a aquella terrible habitación llena de ausencia de color, como siempre lo fue y realmente se sentía culpable por pensar así después de todo el daño que le causó, es decir, era evidente que tenía esa cara por algo que había hecho, ya estaba acostumbrado a ocasionar problemas y vaya que realmente le incomodaba estar en esa situación lamentable sin saber la razón, no podía moverse, ni hablar.

Pero sentir el contacto tibio de Lorenzo era más que suficiente para estar tranquilo.

Suspiró suavecito, manteniendo la calma mientras sus ojos no se podían despegar de la mirada iluminada de su novio, lo amaba con toda su alma, quizá fue lo primero que pensó en cuanto despertó, que realmente lo amaba y le agradeció por cada segundo invertido en su persona.

La presencia de un enfermero y un doctor pronto ocasionaron que sus manos dejaran de estar en contacto, Lorenzo se hizo a un lado y Ángelo fue atendido, primero revisaron sus signos vitales, los ojos, el pulso y cuestiones que ni siquiera él mismo entendía, lo único a lo que estaba realmente atento era a la manera en la echaban a Lorenzo de la habitación.

-¿Por qué no puedo quedarme?

-Porque necesitamos silencio para atender al paciente, joven retírese o llamaré a seguridad.

Y claro, si hubiese estado con el cuerpo funcionando y con la usual fuerza que tenía, Ángelo sería capaz de defender a capa y espada a su novio, pero no podía porque estaba postrado en esa cama y además no era lo correcto en aquellas circunstancias, así que solo le quedó respirar con calma y aguantar un poco más, sin embargo no iba a negar que le preocupaba no poder hablar o moverse como él quería.

Aún se sentía en un hoyo, mientras más le ayudaba el enfermero a moverse y recuperar la sensibilidad en su cuerpo, más se iban reproduciendo los recuerdos en su mente, aquella noche en la que tuvo una terrible pelea con su novio, la misma de una sobredosis y perdió el conocimiento de su vida, de sí mismo.

Es decir, aún no estaba seguro si llegó ahí por consumir muchas drogas o por haber caído en la tina, pero de lo que estaba seguro, era de que no se sentía merecedor de esa segunda oportunidad que le estaba regalando la vida.

-¿Cuál es tu nombre?

-Án... Ángelo Cavalli -balbuceó con la garganta seca.

-Ángelo, ¿En qué año estamos?

Debía alegrarse por despertar de un coma por sobredosis o lo que sea que fue, vamos, no todos despiertan a las dos semanas de quedar en estado vegetal a pesar de que era lo normativo y por alguna razón no podía alegrarse del todo... Tal vez hubiese sido mejor si sus ojos no se hubieran abierto de nuevo, no era merecedor de la preocupación de sus seres queridos por causar tantos problemas pero, no podía evitar sentirse solo por la ausencia de su familia.

¿Almiro? ¿Dónde estaba Almiro? ¿Su papá?

El enfermero le ayudó a recuperar un poco los movimientos de su cuello y sus brazos, su cuerpo estaba débil pero al mismo tiempo la piel le ardía, como si aquel éxtasis de placer y adormecimiento que las drogas le brindaban se estuviera esfumando, claro, ahora realmente estaba sintiendo el dolor revivir en su pecho, en su cuerpo y era razón suficiente para tener el deseo de consumir, de nuevo.

Sentir otra vez.

Estaba harto de sentirse como una persona incapaz de controlar sus impulsos ya que, si estuviera en las posibilidades de levantarse y esnifar algo que desaparezca la desesperación que sentía por todo su ser lo haría, pero en fin, era un adicto y no esperaba más de sí mismo.

FENTANILO ; kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora