El miércoles llega, marcando el final del curso para Aida. Ha superado todos sus proyectos y despedirse de esta etapa le llena de satisfacción. Estamos preparándonos para la cita, y la he ayudado a vestirse. Aida ha optado por un conjunto elegante, un top negro y unos pantalones de campana de vestir, ambos en tonos oscuros. Lo único que rompe la monocromía es su gabardina marrón, que le da un toque de estilo.
Por mi parte, he decidido vestirme también de manera apropiada para la ocasión. Llevo un traje gris con una camisa del mismo color, sin chaleco, para darle un toque un poco más relajado. Mi elección de corbata marrón es en parte un guiño a Aida, ya que sé que le gusta cómo nos vemos combinadas.
Descendemos hasta el garaje donde nos aguarda el coche que había solicitado previamente. Una vez que estamos en el vehículo y en marcha, Aida comienza a darme indicaciones que me llevan a un hotel. Conduzco con atención siguiendo sus instrucciones hasta que finalmente llegamos a nuestro destino. El personal del hotel se encarga de aparcar el coche, y yo me aseguro de ayudar a Aida a salir del asiento del conductor y acomodarla en su silla de ruedas.
Una vez que estamos fuera del coche, observamos que hay una larga fila de espera en la entrada del hotel. Parece que no somos los únicos que han tenido la idea de pasar un rato aquí.
—Tengo una reserva para la última planta. —Me revela algo tímida.
—Ven.
Tiro de su brazo saltándonos la cola y recibiendo miradas de odio. Escucho que el primero de la fila empieza a quejarse por lo que estoy haciendo pero no puede importarme menos.
Me acerco al puerta y saco de mi cartera una tarjeta junto a mi DNI. Después de comprobarlo en la tablet que está sujetando llama a algún compañero por el pinganillo y rápido nos atienden.
—¡Eh! Llevo más de una hora esperando. ¿Por qué ella puede pasar antes que yo? Te aseguro que vamos a gastar mucho más. —Un grupo de chavales están los primeros en la fila. Parecen todos niños de papá con las camisas de Polo y Ralph Lauren.
—Cuándo seas cliente VVIP, te atenderemos igual de rápido. —El segurata nos indica que pasemos de los niños y que avancemos. Su compañera nos pone en la mejor mesa.
—Osea que me has traído en nuestra segunda cita al restaurante con las mejores vistas de Madrid.
—Sí, he estado ahorrando de la paga semanal, es demasiada.
—No voy a dejar que pagues, lo sabes, ¿verdad?
—Pero de esta cita me encargaba yo. —Hace el puchero tan característico suyo que tanto me gusta.
—Ya lo sé, este sitio me encanta, pero pago yo. —Suspira dándose por vencida.
La cita transcurre de maravilla. Estamos sentadas en una terraza en el piso 18, disfrutando de las impresionantes vistas de Madrid y de una puesta de sol realmente bonita. La comida es deliciosa y la atmósfera es relajada y cómoda. Sin embargo, noto que Aida comienza a ponerse nerviosa cuando el camarero se acerca con los postres. Observo cómo suspira varias veces y, finalmente, saca una pequeña cajita que cabe en su mano. Mi corazón empieza a latir más rápido, intuyendo lo que podría estar a punto de ocurrir.
Aida me mira con una expresión un tanto ansiosa. —Quizás es un poco temprano para esto por todo el tema de la edad y eso... pero necesito intentarlo. —Mi atención se centra completamente en ella, y entonces escucho sus palabras que hacen que mi corazón dé un vuelco. —¿Puedo ser tu novia? —Abre la caja dejándome ver un precioso collar de color oro en el que cuelgan la "G" una "&" y la "A"
Mis ojos se encuentran con los suyos, y una mezcla de sorpresa, felicidad y emoción llenan mi pecho. Una sonrisa aparece en mis labios antes de que pueda siquiera hablar. —Parece que me has leído la mente. —Saco de mi bolsillo una caja que contiene un collar con un infinito atravesando un corazón, todo de color oro y con cristal de Swarovski. Por detrás, están grabados nuestros nombres.—Claro que sí, mi amor, si estaba a punto de pedírtelo yo.
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Quererte en silencio
RomanceGabriela, una exitosa empresaria de espíritu independiente y dedicada por completo a su carrera, se ve enfrentada a un inesperado giro en su vida cuando su hermano mayor le pide un favor inmenso. Ante una urgencia, Gabri debe hacerse cargo de su hij...