La tensión de los últimos días es abrumadora. Al fin estamos a cuatro de junio. Hemos estado utilizando los móviles proporcionados por Marín para evitar dejar rastros, y hasta ahora, hemos avanzado significativamente en la protección de nuestra privacidad.
En nuestra última reunión con Kayden, nos mostró las evidencias que ha recopilado: fotografías de los dispositivos de vigilancia retirados de nuestras casas, testigos, un contrato escrito que los relaciona y, lo más importante, una grabación de la última llamada telefónica en la que los tíos exigen sus demandas económicas a cambio de no publicar el vídeo.
A pesar de estos avances, el video sigue siendo una amenaza latente. Sabemos que hasta que lo encontremos, no estaremos completamente a salvo.
Hoy es el día clave en nuestra misión para eliminar la amenaza del video. Hemos aprovechado que Aida y sus tíos estarán fuera durante todo el día, lo que nos brinda la oportunidad perfecta para infiltrarnos en su casa. A través de contactos bien posicionados y dinero, he obtenido una orden legal para llevar a cabo nuestra operación y asegurarnos de que las pruebas obtenidas sean completamente válidas en un tribunal.
En cuestión de horas, mis hombres han ejecutado la misión con precisión y rapidez. Han ingresado en la casa, destruido todas las copias del video que se encontraban en su poder y las han reemplazado por archivos vacíos. Ahora, solo queda esperar a que los chantajistas vuelvan y que la policía pueda entrar y requisar la última copia que reside en el ordenador para llevársela más tarde a Joha.
Estoy dentro de uno de los coches de la policía junto a Kayden, mientras el otro vehículo se encuentra en el lado opuesto de la casa.
—No salgas del coche. —Pongo los ojos en blanco mientras me acomodo en el asiento.
—Pues no tardes. —Me dedica una sonrisa de suficiencia, él sabe lo eficiente que es en su trabajo.
La operación continúa su curso, con los policias en la casa de esos extorsionadores. Los veo desde el coche de policía mientras se dirigen a la puerta, con la orden de registro en la mano. Puedo sentir la tensión en el aire mientras espero en el vehículo, preguntándome si encontrarán todas las pruebas que necesitamos para poner fin a esta pesadilla.
Han pasado unos minutos que se sienten como una eternidad antes de que los vea salir de la casa. Están llevando consigo lo que parece ser un ordenador y algunos documentos que no sé qué contendrán. En cuanto vuelven al coche, Kayden y su compañera intercambian miradas de satisfacción.
Nos dirigimos rápidamente de regreso a la comisaría, donde comenzará el proceso de análisis y documentación de todas las pruebas recopiladas.
—¿Vas a pedir la orden de arresto urgente por peligro de fuga?
—Marta está esperando para poder emitir la orden. En cuánto Joha extraiga la prueba del portátil se emitirá y con suerte mañana podremos detenerlos.
—Joder, cómo me alegra escuchar eso.
—Además, no me preocupan que se escapen. Sé que les estás vigilando por si se les ocurre hacer alguna gilipollez.
De camino a la comisaría recibo una llamada de un número oculto. Antes de contestar, le doy a grabar la llamada y la pongo en altavoz.
—¿No te importa lo que pueda pasarle a Aida? ¿Crees que porque se hayan llevado el ordenador no tengo más copias?
—¿Copias? ¿En tarjetas de memoria y discos duros? No lo había pensado. ¿Hiciste copias? Yo lo revisaría por si acaso.
—¿Qué? —El teléfono se corta de repente, va a ir a revisar el contenido de cada una de esas copias.
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Quererte en silencio
RomansGabriela, una exitosa empresaria de espíritu independiente y dedicada por completo a su carrera, se ve enfrentada a un inesperado giro en su vida cuando su hermano mayor le pide un favor inmenso. Ante una urgencia, Gabri debe hacerse cargo de su hij...