Capítulo 8: Mi Mocosa Adorada

844 49 1
                                    

***Samuel***

Finalmente, esa mocosa consiguió lo que quería, tenerme en sus manos. Porque ya no puedo negar que Serena me encanta en todo su esplendor, con su locura, con su boca sucia, con su carácter de pantera que me pone los pelos de punta, pero también con su amabilidad, su generosidad, su sentido de justicia y ni hablar de su hermoso cuerpo con cara de diosa, sus labios que quiero volver a besar. Serena, suspiro al recordarla, porque los juro que hice todo lo posible para no caer en tentación, pero fue imposible.

Cuando recuerdo lo que pasó hace dos años, cuando la vi desnuda por primera vez, fue increíble. Tuve que poner seguro en la puerta de su habitación porque en ese momento lo único que quería era hacer la mía. Tocar su piel tan suave, sus pechos que serán mi perdición, su olor que me encanta, era demasiado para mí y su coño lo podía sentir tan puro que me había dejado con una erección tremenda, pero todo se fue carajo cuando Lara me llamó. Mi hermana no sabe cómo la maldije ese día, me dejó con un dolor en los huevos que solo desapareció después de masturbarme pensando en esa mocosa. Si Serena supiera cuántas veces me he masturbado creyendo en ella, bien podría afirmar que mi polla le pertenece, desquiciada como es, no lo dudo.

No la he visto en dos días desde que estuvimos juntos en el club, solo hablábamos por el celular y escuchar su voz tan suave y emocionada casi destruyó mi cordura. Hoy voy a cenar a casa de mis padres, así que aprovecho para estar con ella porque necesitamos hablar de lo nuestro.

Cuando la vi en el club con aquel diminuto vestido amarillo que hacía muy evidente su hermoso cuerpo, mi polla saltó de alegría, fue como un espejismo en el desierto del Sahara, sus ojos grises que hacen todo a su alrededor se ilumina de placer, y esa mocosa baila como una Diosa. Incluso me pregunto, ¿En qué tipo de internado estaba Serena? Porque ella es tan exuberante que muchos no creerán que vivió en un internado por catorce años.

Yo a mis treinta y cuatro años y el vicepresidente de una de las mejores empresas del mundo, babeando por una niña de diecinueve años, ni yo mismo me creo. Me hervía la sangre al ver cómo los hombres la comían con la mirada, y más cuando se acercaban a bailar. No podría soportar ver a otro hombre que no sea yo tocar aquel cuerpo de sirena, eso no podría permitir. Así que me apresuré a ir donde ella estaba bailando para evitar que nadie más que no sea yo se acercara. Y como Serena sabe el efecto que provoca en mí, aumentó los movimientos sensuales de su baile.

No pude más y la llevé a una zona más apartada con menos gente. Quería un poco más de intimidad con ella, aunque en este lugar era imposible. Mi mundo dio un giro de ciento y ochenta grados cuando me confesó que me ama, que está enamorada de mí. Siempre pensé que era un capricho de ella y que pasarían días o menos, pero no fue así. Pude ver sinceridad en sus palabras.

Incapaz de controlar mi boca, le confesé que ella también me gustaba. Es que ella me hace sentir cosas que no quería, traté de distanciarme de ella para evitar sentir eso. Me descontrolo por completo cuando estoy cerca de ella, queriendo poseerla de todas las formas.

Sus besos son los mejores que he probado, su boca es un manjar. La besé con lujuria, con deseo, con posesividad, no quería soltarla porque quería sentir y descubrir más de ella. Es que besa divinamente delicioso para su primer beso, pero como no besar así si tiene de maestra a mi hermana. Mi erección ya comenzaba a doler y estaba pidiendo para salir de su encierro, se puso peor cuando llegué a tocar sus bragas que estaban malditamente húmedas, ella estaba muy mojada. Uf ¿Serena porque tuviste que volver a mi vida y hacer una revolución? Ahora mi amigo aquí abajo está muy inquieto con mucha curiosidad por viajar a través de tu cuerpo. Mejor me pongo a trabajar para dejar de pensar un poco en esa mocosa.

—¿Cabrón, puedo pasar?

—Por supuesto hermano pasa. Y ahora dime ¿A qué debo el placer de tenerte aquí en mi oficina?

SERENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora