Capítulo 10: Te amo

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***Samuel***

La veo salir del ascensor, más guapa que nunca con ese vestido negro y zapatos blancos, porque Serena es la definición de la palabra belleza. Desde que comencé a sentirme atraído por ella, he tratado de huir por todos los medios como el diablo huye de la cruz. Aunque estaba con Sara, había días en los que me encontraba pensando demasiado en esa mocosa. Sara era una mujer muy hermosa y exuberante que me atraía mucho, pero lo que siento por Serena es diferente, es un sentimiento inexplicable. Por ella quiero ir a marte y explorar el sol y la luna, es como que la necesito para poder respirar, para poder encontrarme, quiero protegerla, cuidarla, quiero amarla y adorarla como se merece. Sinceramente, no sé qué tipo de brujería me hizo para dejarme tan embrujado a ella.

—¡Qué hermosa estas! ¿Te vestiste así para mí?

—¿Y tú qué opinas Bombón?

—Creo que alguien vino preparado para seducirme y enamorarme más de lo que ya estoy. Siento su cuerpo estremecerse cuando le susurro al oído y muerde sus labios, la acerco a mi cuerpo para empezar a besarla como tanto deseo. Con ella es muy difícil controlarme, no quiero que piense que soy un bruto sin juicio y que lo único que quiero es llevarla a la cama. Sentir su olor, entrar en mis fosas nasales destruye mi ser.

—Tranquilo Don Juan, la noche apenas empieza y aún es muy temprano para estropear todo mi labial.

—Es que tus labios me invitan a pecar, y déjame decirte que es un pecado que cometo con mucho gusto.

—Entonces pecaremos juntos.

—Vamos, entremos, quiero que veas la sorpresa que te he preparado.

Lo tomo de la mano para entrar a mi departamento porque quiero que esta noche sea muy especial. Quiero mostrar cuán grande es mi amor por ella. Sí, ya no puedo negar que esa mocosa me tiene a sus pies de tal manera que no sé si podría vivir sin ver sus hermosos ojos.

—Sam, tu departamento es muy bonito. —La observo mientras abre los ojos y observa todo lo que la rodea. Dejé la decoración del apartamento a cargo de mi madre y por supuesto ella tenía que hacer una decoración muy lujosa.

—¿Te gustó?

— No me gustó, me encantó, incluso pienso en hacer mi mudanza ahora.

—Señorita Lawrence, sabe, si decide mudarse aquí conmigo. ¿No podrá descansar una noche?

—¿Y quién dijo que quiero descansar? —Me pregunta con esa cara de traviesa que ya conozco muy bien. Mi dolor de cabeza ahora se llamará Serena, porque ni con mi trabajo tengo tanto.

—Señor Dalton, todo está listo.

—Gracias. Lety déjame presentarte a Serena Lawrence, mi novia. —Encantado de conocerte Lety.

—El placer es todo mío, señorita Lawrence.

—Lety, puedes irte si todo ha terminado.

—Con su permiso señor.

No quiero una tercera persona esa noche, aunque Lety no duerma aquí porque no me gusta y no la necesito, me arreglo solo en la noche. Esta noche, la única persona que Serena necesita soy yo y nadie más.

—¿Dónde cenaremos?

—En la terraza. —Nos dirigimos a la terraza donde la mesa ya está puesta con una de sus comidas favoritas "bacalao a lagarero" ¿cómo lo sé? Soy muy detallista y recuerdo perfectamente cada vez que ella estaba de vacaciones en la mansión, les pedía que le prepararan esta comida. Serena es buena con el tenedor, no sé cómo logra mantener ese cuerpo si le encanta comer mucho.

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