Capítulo 23: Las Sorpresas Nunca Terminan

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***Samuel***

¿Qué más puedo pedir si la mujer que amo finalmente me perdonó? Serena, mi luz, ha decidido otorgarme una nueva oportunidad, y pienso aprovecharla mostrando a todos el amor que sentimos el uno por el otro, sin esconder nada. Hoy mismo hablaré con mis padres, y estoy absolutamente seguro de que estarán tan felices cuando sepan que van a ser abuelos. Sé cuánto aman a Serena, pero no se puede negar el hecho de que Serena todavía es una jovencita en la flor de la vida y que ahora será mamá. Tengo cierto miedo de que ella no pueda soportar los desafíos de la maternidad.

No puedo creer que voy a ser padre. Mi pequeña me ha dado el mejor regalo de mi vida. Con mis otras novias nunca tuve la motivación de ser padre, incluso me cuidaba mucho para evitar que alguna quedara embarazada. Pero desde que este diablito decidió apoderarse de mi corazón, este sueño empezó a ser más frecuente, y ahora se ha hecho realidad.

Ahora está aquí, durmiendo a mi lado después de haber hecho el amor intensamente. He escuchado algunas veces que debido al aumento de hormonas, muchas mujeres durante el embarazo experimentan un placer sexual por encima de lo normal. Y pienso que con Serena debe estar sucediendo lo mismo, porque está tan intensa que ya no quería detenerse de hacer el amor. Su barriga aún no se nota, pero los cambios en su cuerpo ya son un poco visibles. Mi pequeña será mamá. Miro mi reloj y veo que ya es hora de irnos porque también escucho el yate atracando. Comienzo a acariciar sus mejillas para despertarla.

—Mi amor, tienes que despertar porque ya es hora de irnos —en lugar de despertar, se gira dándome la espalda diciendo que tiene mucho sueño y está cansada—. Pero tenemos que irnos porque no planeé que durmiéramos aquí. Levántate y deja de ser perezosa.

—¿Haremos el amor antes de irnos? —Me pregunta y yo solo agito la cabeza no creyendo que otra vez me está pidiendo eso.

—No haremos nada porque estás cansada y ya hemos hecho follado demasiado.

—Pero yo quiero más. No estoy satisfecha.

Empiezo a reír y me levanto para vestirme porque si espero a Serena no saldremos de aquí. Después de terminar, tomo su vestido y su ropa interior para vestirla. Sí, tengo que ayudarla a vestirse porque con la pereza que está sintiendo es muy capaz de tardar una hora en hacerlo. Termino de vestirla para salir donde Carlos ya nos está esperando. Ya dentro del coche, ella decide sentarse en mi regazo y observo por el retrovisor cómo Carlos nos mira con una sonrisa en los labios.

—Bombón, hoy mismo tendrás que hablar con tus padres sobre nosotros y también enviar una nota a la prensa comunicando sobre esto, y que también estoy embarazada del futuro heredero de los Dalton. No acepto medias tintas. Todo tendrá que hacerse hoy. —Comenta Serena muy seria y convencida.

—Quiero que me des el lugar que me corresponde a tu lado. Y si no lo haces, puedes irte, prefiero estar sola que mal acompañada. —Agrega, cruzando los brazos y haciendo pucheros.

—No tenía intención de hacerlo de otra manera. No después de casi perderte por mi estupidez. Ahora las cosas seguirán el camino correcto. Tú mereces estar en el lugar que corresponde: a mi lado. —Respondo jugueteando con su nariz y ver ese brillo en sus ojitos no tiene precio. Mi mocosa es la definición de alegría.

—Lo siento por todo el daño que te he causado, por no haber sido lo suficientemente valiente para enfrentar a todos y decir la verdad sobre nosotros. Pero prometo que eso cambia hoy. —Continúo, tomando nuestras manos

—Que así sea. Solo quiero que me demuestres que soy importante para ti, que nuestra relación y nuestro futuro hijo son prioridad en tu vida. O de lo contrario elegiré a Cristobal Lambert para ser el padre de nuestro bebé. —Habla en tono de provocación y solo de imaginarme, eso me revuelve el estómago.

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