Capítulo 25: Entre el amor y el dolor (Parte 1)

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***Serena***

Recientemente, no he asistido a las clases porque emocionalmente no me siento bien. No tiene sentido estar físicamente presente con la mente ausente. Desde que ese hombre, que afirma ser mi padre, regresó, mi vida se convirtió en un torbellino. Estoy constantemente agitada y las lágrimas parecen inagotables. Las ojeras delatan las noches mal dormidas, atormentadas por dolorosos recuerdos de años de abandono. El otro día, me sentí tan mal que Sam tuvo que llevarme al hospital. La doctora me aconsejó intentar mantener la calma, por el bien de mi salud y de mi bebé. No quiero que nada afecte a mi pequeño «bombón Junior», que ha estado creciendo saludablemente día a día.

Permítanme contarles algo: Sam no pudo contener la emoción y comenzó a llorar al escuchar el pequeño corazón de nuestro bebé latir. Sí, ¡imagínense a un hombre del tamaño de mi bombón derramando lágrimas! Fue tan conmovedor verlo así. Ha sido mi sombra, cuidándome, mimándome, protegiéndome. Y me confesó que estuvo a punto de romperle la nariz a mi padre. Sí, los dos volvieron a pelear y, por lo que me dijo, esta vez fue incluso peor que la primera. Mi bombón no quiere que él esté cerca, aunque viniera bañado en oro y cubierto de diamantes.

Todos los días, mis amigos James y Beatrice me visitan para ponerme al día sobre las clases e intentar animarme. En algunos días, tendremos un descanso en la universidad debido a las vacaciones de Navidad. Y, para la felicidad de Beatrice, su familia vendrá a Seattle este año para celebrar juntos, lo que significa que no tendrá que viajar a Italia y dejar a su amado William solo. Es tan reconfortante ver a mi amiga tan contenta; ella y William realmente se complementan. ¡Ambas estamos increíblemente bien acompañadas! Además, mis tíos compartieron la noticia de que finalmente concluyeron el proceso de adopción, y en solo tres días, la nueva princesita de la familia llegará. Sí, es una hermanita y estoy ansiosa por conocerla.

La madre superiora y la hermana Katherine también vinieron a visitarme, después de que tía Vivian compartiera con ellas los recientes acontecimientos. Ah, olvidé mencionar algo importante. Sam se puso furioso cuando se enteró de que Cristobal Lambert vino a visitarme y además me trajo un hermoso ramo de rosas. Por supuesto, con la repentina reaparición del notorio Steve Lawrence, fue una sorpresa para todos. Siempre supe de los celos de Sam, pero lo que no había contado es que, además de celoso, también es posesivo e impulsivo. Casi mata al hombre.

Estoy aquí, sentada en mi cama porque desde el día que me sentí mal no me dejan hacer absolutamente nada y estas náuseas no ayudan. Escucho un toque en la puerta y veo la cabeza de mi Tía y le digo que entre.

—Cariño, ¿cómo te sientes hoy?

—Me siento mejor, Tía. —Tía Vivian se sienta a mi lado, y sin dudarlo, la abrazo, buscando su reconfortante cariño. Ella gentilmente deposita un beso en mi frente.

—Tía, ¿qué hago? Estoy muy confundida. —No miento porque es verdad, así es como me siento en este momento.

—Mi amor, cualquier decisión que tomes, estaremos a tu lado. Somos una familia, y eso es lo que más importa. Ahora, enjuga esas lágrimas, porque tienes visita.

—Si no son James y Beatrice o la gente del internado, entonces no quiero ver a nadie más. No estoy de humor para recibir visitas.

—Estoy segura de que te gustará esta visita. —Dice Tía Vivian, levantándose para abrir la puerta.

Solo revuelvo los ojos, sinceramente agotada con la cantidad de visitas. Porque, de repente, todos decidieron que necesitaban verme. Pero, cuando mi tía abre la puerta y veo quién está al otro lado, las lágrimas comienzan a caer espontáneamente. Pensé que quizás nunca más la volvería a ver.

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