***Samuel***
Es domingo y estoy sentado en mi cama porque apenas he dormido pensando en Serena y todo lo que pasó en el evento de inauguración de los nuevos laboratorios. Fui realmente estúpido o si tienes otro nombre para mi comportamiento. Prometí a ella que contaría a mis padres sobre nuestra relación y no lo hice, y en ese mes me alejé un poco de ella, casi no tenía tiempo para que estuviéramos juntos, o estaba trabajando o estaba con Vivianne y terminé por olvidarla.
Ahora recuerdo todas las veces que me negué a almorzar con ella. Samuel, qué idiota fuiste. Hablo solo. A una mujer decente no le gusta tener una relación a escondidas como si estuviera delinquiendo o ser ignorada porque su novio prefiere estar acompañado de otra mujer. Tiene toda la razón cuando dice que no la valoré ni la respeté porque eso fue lo que pasó. Debería haberlo detenido cuando me di cuenta de que Vivianne estaba siendo muy coqueta y, en lugar de hacerlo, la dejé ir. No pensé ni un poco en cómo se sentiría ella al ver eso. ¿Y si fuera al revés? Pregúntale a mi conciencia.
Mis pensamientos me llevan por un carrusel de emociones. Imagino a Serena riendo y compartiendo esos momentos íntimos con otro hombre, mirándolo con los mismos ojos brillantes y llenos de amor con los que alguna vez me miró. La visión es tan aguda que duele. Por poco no rompiera la nariz a Cristóbal Lambert para ver si dejaba de comerse con los ojos a mi mocosa
El nudo en mi garganta se aprieta mientras los celos y la culpabilidad me atacan simultáneamente. Mi mente recrea escenarios hipotéticos donde Serena, cansada de ser ignorada, busca consuelo en los brazos de otro.
Pero ahora me pregunto cómo supo ella que almuerzo y veo a Vivianne constantemente. ¿Mi hermana le dijo? No, Lara no haría eso porque ama demasiado a Serena como para lastimarla así. Mi mente retrocede al evento. La ofensa hacia Vivianne, el desdén en la voz de Serena, la mirada de Marla al cruzarse conmigo. ¿Habrán estado hablando de mí en el baño? Es un lugar común para que las personas compartan chismes y secretos. Probablemente, fue allí donde Serena escuchó toda la verdad sobre mi relación con Vivianne, o al menos una versión distorsionada de la realidad. Las piezas del rompecabezas comienzan a encajar en mi mente.
Me levanto para ducharme y desayunar. Cuando termino escucho el timbre y quedo intrigado porque no espero a nadie.
—Don Juan hasta que por fin abriste la puerta.
—¡Jason!
—Ni siquiera hace falta que me digas que entre porque ya he entrado y estoy acomodado. —Puse una sonrisa en la comisura de mis labios.
—Entonces. ¿Qué haces aquí un domingo por la mañana?
—Vine a desayunar contigo, y sinceramente espero que al menos me quede un ratito, y hablar de ti. —Comenta Jason. Tal vez sea una buena idea hablar con alguien porque realmente lo necesito, y no sirve de nada llamar a mis hermanos porque ellos también están enojados conmigo. Casi me peleé con William por todo esto.
—Así que vamos a la cocina.
En la cocina, Jason y yo preparamos el desayuno, nos sentamos a comer y conversar.
—Antes de que empieces a comer quiero que veas algo con tus propios ojos. —Dice Jason.
—¿Qué pasó?
Jason enciende su celular y me muestra un artículo en el que hay una foto que posé con Vivianne en el evento donde aseguran que tenemos una relación, lo que me deja aún más cabreado y enojado.
—Esto es una mentira. —Lo sé Samuel, pero la gente no. ¿Y cuánto te apuestas a que mañana en la empresa todo el mundo estará comentando esto?
—Jason, no quiero apostar nada porque conozco muy bien a ese montón de chismosos. Lo que me preocupa es que si Serena ve este material ahora no me lo perdonará.
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SERENA
RomanceTras la trágica muerte de su madre y hermano menor en un accidente automovilístico, Serena Lawrence fue enviada a un internado católico. Su padre, devastado por el dolor, erróneamente la responsabilizó de la pérdida de aquellos a quienes amaba profu...