Capítulo 39: El Secuestro

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Narrativa del Autor

Habían pasado dos días desde que nació baby George, Serena y Samuel estaban más que felices porque finalmente podrían ir a casa con su hijo en los brazos. Todos estaban encantados con baby George hasta el punto de no querer dejar el hospital. Llegaban regalos de todas partes, amigos lejanos, amigos cercanos e incluso de algunas marcas de lujo de ropa infantil. El nacimiento de baby George fue la noticia del día, estampada en las principales revistas y columnas de noticias, y muchos fotógrafos querían tener el placer de tomar la primera foto del heredero de los Lawrence y los Dalton.

—Mi niña, ya terminé de organizar las pertenencias.

—Está bien, nana. Sam debe llegar en unos minutos para que podamos irnos a casa, porque estoy cansada de estar aquí.

—Entonces iré a la cafetería y volveré en un abrir y cerrar de ojos. —Carolina se va, dejando a Serena y a baby George solos en la habitación, esperando a Samuel.

Serena se levanta del sofá en el que estaba sentada para ir a ver a su hijo, que duerme como un angelito en su cuna. Todavía no puede creer que ahora sea madre, y su instinto le dice que debe cuidar y proteger a su hijo con su propia vida si es necesario. Distraída mirando a baby George, escucha la puerta de la habitación abrirse, pero no le presta atención, pensando que es Carolina.

—Nana, volviste rápido. Ahora entiendo cuando dijiste que ibas en un abrir y cerrar de ojos.

Cuando se da cuenta de que no recibe respuesta, se sorprende frunciendo el ceño, y su corazón comienza a latir fuertemente. Su respiración se agita porque no quiere girarse para confirmar sus sospechas. Finalmente, reunió valor y, al hacerlo, se encontró con Sara disfrazada de enfermera y apuntándola con un arma.

—Ah, Serena, deberías ser más cuidadosa y no permitir que cualquiera entre en tu habitación.

—¿Qué haces aquí, Sara? —Pregunta ella, tratando de disimular su miedo y mostrando una valentía de la que no sabe de dónde la saca, porque una cosa es segura: no permitirá que Sara haga daño a baby George.

—¿Qué hago aquí? —Pregunta Sara—. En un principio, quería matarte, pero pensé que eso no sería un castigo suficiente para Samuel. Así que decidí llevarme a este pequeñuelo nojento y asqueroso que tienen como hijo. —Dice con una mirada diabólica, porque en sus ojos solo se ve maldad y más maldad.

Estaba consumida por el odio que siente hacia Serena. Y este odio no se debe simplemente al hecho de que ella se quedó con Samuel. También se debe al hecho de que siempre sintió envidia de Serena por lo que es. A su parecer, era injusto que Serena siempre tuviera todo y ella no. La riqueza de Serena era uno de los factores esenciales para este odio, pero Sara nunca pude entender que a diferencia de ella, Serena creció sin su padre y su madre.

—Solo muerta, te llevarás a mi hijo, y aquí la única asquerosa eres tú. —Responde Serena sin moverse de frente a la cuna de baby George.

—¡Sal de mi camino, Serena, u olvidaré mi plan principal y te mato a ti también!

Sara se acerca, acortando la distancia entre ellas y apuntando el arma directamente en medio de la frente de Serena. Serena la mira a los ojos, sin ver ni rastro de arrepentimiento o remordimiento en ellos. Es un enfrentamiento de miradas para ver quién cede primero, sin embargo, inesperadamente, Sara golpea a Serena en la cabeza con el arma, causando sangrado en el lugar del impacto y haciendo que Serena apoye las manos en la cama, ya que se siente un poco mareada. Aprovechando este momento, Sara toma a baby George, que se encuentra en la cuna, pero no espera que Serena, a pesar de su aturdimiento, intente detenerla.

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