Capítulo 31: La Paz Nunca Es Completa

438 36 0
                                    

***Samuel***

—Leon, —comencé con un tono urgente y severo— necesito que descubras quién está detrás de los ataques hacia Serena y hacia mí. No podemos permitir que esto continúe.

—Samuel, por favor, cálmate. Estamos haciendo lo posible, pero no es tan simple como parece.

—¡No es imposible, Leon! Ya ha pasado tanto tiempo desde la primera vez que surgieron esas calumnias. Por cada paso que damos hacia delante, parece que damos dos hacia atrás. —Entré al ascensor, el rostro enrojecido de ira, mientras hablaba por teléfono. Podía sentir la presión de las miradas de la gente alrededor, consciente de las noticias difamatorias que habían vuelto a circular.

—Samuel, tú más que nadie sabes cómo opera este tipo de grupo. Nuestro principal enfoque es encontrar el cerebro detrás de todo, porque de lo contrario no estaríamos haciendo nada. Confía en mí, Samuel, que antes de lo que piensas encontraremos a esa persona.

—Así lo espero, Leon, porque si encuentro primero a ese desgraciado, ten por seguro que lo mato.

—No vayamos por ese camino, Samuel. Por cierto, ¿alguna vez has comentado lo sucedido con Serena a alguien más?

—Que yo recuerde, no.

—Está bien, Samuel. Si recuerdas algo, avísame lo antes posible. —El ardor de la ira quemaba más intensamente en mi pecho. «¿Cómo es posible», creí, que todavía no haya encontrado una sola pista sobre quién está detrás de todo esto?

Salí del ascensor con pasos firmes, rumbo a mi oficina. Ni siquiera le presté atención a Michelle, quien, al verme pasar, notó de inmediato mi estado de ánimo tempestuoso. En los últimos días, mi paciencia había sido puesta a prueba al máximo. Cuando pensábamos que la paz había sido restaurada, surgieron nuevos ataques contra Serena, difundiendo mentiras y hasta cuestionando mi lealtad hacia mi pequeña.

Respiré hondo y bebí un vaso de agua, buscando serenidad para la reunión mensual de la empresa que se avecinaba. Una vez que me sentí más tranquilo, me dirigí a la sala de reuniones, donde todos los jefes de departamento ya estaban esperando.

La reunión se desarrolló con cada líder presentando los resultados del último mes y delineando estrategias para el próximo período. Fueron horas de discusiones productivas y decisiones importantes. Al finalizar, me retiré de la sala, sintiendo la satisfacción de un trabajo bien hecho.

Al regresar a mi oficina, me llevé una sorpresa al encontrar a mi querido suegro esperándome. Ambos ya habíamos resuelto nuestros malentendidos y finalmente logramos entendernos. Sé que ama a su hija más que a nada en este mundo, y como perdió mucho tiempo sin ella, ahora quiere compensarla mimándola en exceso, permitiéndole todas sus travesuras. Y no solamente con ella: Pippa también recibía su buena dosis de cariño. En poco tiempo, mi querido suegro había ganado el título de «mejor tío», superando incluso a Cristobal Lambert.

—Samuel, necesito hablar contigo sobre algo muy crucial.

Asiento con la cabeza y le indico con la mano que pase. Le informo a Michelle que no deseo ser molestado. Una vez dentro, me siento en mi silla y él se coloca frente a mí.

—¿Qué ocurre? —Pregunto, viendo cómo me entrega una carpeta que tiene en sus manos.

—Míralo con tus propios ojos. —Dijo Steve, empujando un sobre hacia mí. Al abrirlo, siento una oleada creciente de ira e incredulidad. Cada foto, cada prueba, intensifica la sensación de que un depredador observa de cerca.

—Samuel, —comenzó Steve con un tono serio—, alguien está vigilando a mi hija. Y apostaría todo mi dinero a que es la misma persona que está difundiendo esas mentiras venenosas sobre ustedes.

SERENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora