Capítulo 21: Hora De Reclamar Lo Que Me Pertenece

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***Samuel***

—Sr. Dalton, aquí están los informes que el Sr. Miller envió. Y pidió que se firmen con urgencia.

—Déjalo ahí y puedes irte Michelle.

Últimamente, no he estado de buen humor, y todo por culpa de mi mocosa, que todavía no quiere perdonarme. Más bien, es por mi culpa que ella se comporte así. Ha pasado un mes y todavía ese diablillo en forma de mujer no me habla. William y Jason me aconsejaron que diera tiempo para que pasara el dolor, pero conociendo a Serena como yo conozco, si espero, esta situación persistirá por mucho tiempo. La amo tanto que ya no puedo ver mi vida sin ella.

Bueno, Samuel, es hora de hacerte hombre y recuperar tu mocosa. Llamarla, no ayuda, no contestan. Hablar con mi hermana tampoco servirá. Empiezo a reír porque se me ocurrió una idea loca, pero es la única forma de recuperar lo que me pertenece. Firmo los informes y salgo de mi oficina entregándoselos a Michelle para ir a la oficina de mi papá.

—¿Papá puedo pasar?

—Por supuesto hijo. —Entro y cierro la puerta y me dirijo hacia su escritorio sentado en la silla frente a él.

—Hijo, ¿cómo puedo ayudarte?

—Nada papa, solo quiero saber cómo va el proceso de adopción. —Comento

—Todo va muy bien y la abogada cree que en poco tiempo su hermana estará en casa.

—¿Es una niña? —Pregunto.

—Sí, Samuel, una hermosa y encantadora niña. —Pongo una sonrisa porque puedo ver en los ojos de mi padre lo feliz que está. Mi madre siempre quiso tener más hijos, pero desafortunadamente el esperma de mi padre se volvió demasiado débil para poder fertilizar.

—Tu madre está muy feliz. Ella, Lara y Serena ya terminaron de decorar la habitación. Es increíble cómo en tan poco tiempo nuestras vidas han cambiado. Ahora soy padre de cinco hijos. —¿Qué quieres decir con cinco papas? —Pregunto interrogado.

—Me refiero a Serena, Samuel. Ella también es mi hija. La vi nacer, crecer, quedar huérfana y abandonada por su padre. Si fuera por tu madre y por mí, ella nunca crecería en un internado. Intentamos hacer todo lo posible para sacarla de allí y poder vivir con nosotros, pero Steve lo hizo imposible.

—¿Cómo papá? Si Steve desapareció dejándola a su suerte, eso tenía que ser motivo más que suficiente para que obtuvieras la custodia de Serena. —Cuando pienso en todo esto me da tanta rabia que creo que el día que este imbécil aparezca lo mandaré al carajo.

—Steve impuso cláusulas que nos imposibilitaron obtener la custodia de ella. Estaba ciego de rabia y quería castigar a su hija por la muerte Carol y George. Lo que le hizo a su hija fue extremadamente cruel.

—Si ese hijo de puta hizo eso, ¿cómo Serena iba a pasar los fines de semana en casa hasta al punto que pudiera viajar con nosotros de vacaciones? ¿Por qué si no recuerdo mal, en todas las vacaciones, Serena estuvo en casa? —Le pregunto a mi padre porque ahora me intriga querer saber esta historia.

—Todo fue gracias a la difunta Madre Superiora. Ella permitió esto cuando Serena se puso muy enferma debido a la tristeza que sentía por no tener a su padre. Fue muy duro verla en el estado en que se encontraba.

—Recuerdo por qué mamá lloraba de preocupación por miedo a que ella también muriera. —Yo me siento aún más un desgraciado hijo de puta por hacer sufrir a mi mocosa. No quiero que ella sufra nunca más.

—Sí, hijo, así es. Cuando murió la Madre Superiora, la que la reemplazó, como ya sabía toda la historia, porque fue la misma que fue a buscar a Serena en California, entonces decidió que siguiéramos buscando a Serena, pero lamentablemente no pudo no vivir con nosotros.

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