Capítulo 34: El Tiempo No Regresa

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***Samuel***

—¡Samuel!

Cuando pienso que la vida ya me ha presentado suficientes trampas, aparece esta sorpresa. Me siento en el sofá frente a ella y comienzo a examinarla detenidamente para asegurarme de que realmente es ella y no un clon, o una hermana gemela que no conocía. Porque había una telenovela mexicana que mi madre adoraba ver llamada "La Usurpadora", sobre una hermana que se hacía pasar por la otra.

—¿Estás viva?

—Sí, estoy viva, Samuel y he regresado para ti.

—¿Cómo es posible? Durante todo este tiempo, tu familia y yo creemos que habías muerto. Vimos tu cuerpo carbonizado debido a la explosión en el yate, la misma policía dijo que era imposible que hubiera sobrevivientes.

—Lo sé, Samuel, todo tiene una explicación.

—¿Qué explicación?

—El cuerpo no era el mío. El cuerpo pertenecía a otra joven que estaba conmigo en el yate. Fue una chica que conocí durante el viaje y nos hicimos amigas. Después del accidente, mi cuerpo apareció en Venezuela. Una pareja de residentes del pueblo me encontró y me llevó al hospital donde estuve en coma todo este tiempo.

—¿Cómo dices?

—Sé que suena increíble —dijo con voz temblorosa—, pero es la verdad.

La miró con un escepticismo palpable. Mis ojos recorrían su rostro en busca de algún signo de mentira.

—Así que, ¿quieres que crea que no eras tú en el yate, sino una chica que casualmente se parecía a ti, y que después de todo, terminaste en Venezuela en coma? —Dije, claramente incrédulo.

—No te culpo por dudar, Samuel. Pero tengo pruebas. —Dijo, buscando algo en su bolsillo—. Mira esto.

Saca una serie de fotografías de una joven que, efectivamente, se parecía mucho a ella, pero con diferencias sutiles en el rostro y en la forma de vestir. Junto a esas fotos, había recortes de periódicos y registros médicos que confirmaban su historia.

—Esto no prueba nada —Respondí aún reticente.

—Lo sé; sin embargo, es un comienzo. Y espero que con el tiempo pueda darte más pruebas y explicaciones. No obstante, por ahora, necesito que confíes en mí.

La miró fijamente durante un largo minuto, luego suspiró.

—Esto es... es demasiado para procesar. Necesito tiempo.

—Samuel, solamente desperté hace 4 meses con vagos recuerdos. Después de un tiempo recordé el nombre de mi madre y fue así como la policía se puso en contacto con ella para confirmar si realmente era su hija y si mi nombre era Sara Davis.

Llevo ambas manos a mi rostro, cubriéndolo, y le pregunto a Dios por qué esto está sucediendo en mi vida, precisamente ahora que Serena está en la recta final de su embarazo.

—Como puedes ver, aún no estoy completamente recuperada. —Dice, haciendo referencia a la silla de ruedas que está usando, y noto que se ve delgada y desmejorada. Honestamente, me da lástima verla así.

—Todo esto es muy confuso, Sara.

—Lo sé, Samuel, y no creas que para mí es fácil. —Comenta, comenzando a llorar, lamentando el tiempo perdido que estuvimos separados, y yo no sé qué hacer ni qué decir, porque todavía estoy en shock con su reaparición.

Me acerco a ella, arrodillándome para intentar consolarla, tomando su mano, y sin esperarlo, ella me abraza. Nos quedamos así por unos momentos, pero luego me separo de ella.

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