***Samuel***
—Feliz cumpleaños, mi amor.
La despierto con un beso y un cupcake en la mano con una vela encendida. Hoy es el cumpleaños número 20 de mi mocosa y, como es domingo, invité a nuestra familia y amigos a almorzar con nosotros. Abre los ojos con pereza porque aún está adormilada.
—Apaga la vela y pide un deseo. —Ella sopla y queda en silencio por unos segundos.
—¿Puedo saber qué pediste?
—Claro que no. Es un secreto. —Dice ella, sin querer salir de la cama, pidiéndome que vuelva a dormir un poco más.
—Por favor, Sam, solo unos minutos más. —Nada de eso, levántate, ya has dormido lo suficiente y es hora de alimentar a baby George.
Su vientre, ya de casi 8 meses, pesa y tengo mucho miedo de dejarla ir al baño sola, así que cuando estoy en casa soy yo quien la ayuda a bañarse. Cuando termina el baño, le seco el pelo y la ayudo con la ropa. Y como hoy es su cumpleaños, me dijo que tenía que consentirla en todo y que no debía contradecirla. A mí no me queda más remedio que aceptar.
Este tiempo ha sido más tranquilo. Aún no hemos encontrado a la responsable de los ataques, sin embargo, hemos tenido un pequeño avance en las investigaciones. Logramos descubrir la ubicación de los servidores de los sitios web y del número de teléfono que, a pesar de ser estadounidense, la localización nos mostró que está siendo usado en Italia. Creo que esta persona ya se dio cuenta de que la están buscando y decidió parar con estos ataques. Pero aún estamos en alerta.
—Bombón, mírame, ¡estoy redonda! Parezco un hipopótamo o, mejor dicho, un osito de peluche como dice Pippa. —Comenta mirándose al espejo, detallando su enorme panza. Y yo mejor me mantengo en silencio, porque cuando abro la boca, casi me castra.
—No importa cómo estés. Lo importante es que te amo así. —Digo abrazándola por detrás y tomando una foto con mi celular frente al espejo.
—Me gusta verte con ese vestido, te hace ver como una embarazada sexy. —Hablo apretando una de sus nalgas y mordiendo la punta de su oreja. Lleva puesto un vestido amarillo corto, ajustado a su cuerpo, con un escote no muy pronunciado, pero que la hace lucir sexy.
—Deja de mirar de esa manera o harás que moje mis bragas, señor Dalton.
—¿Qué culpa tengo yo si te ves apetecible?
—Mejor bajemos, nuestra familia ya está por llegar.
Bajamos y encontramos a James, Jason, mi adorado suegro y su colega Jenny, la última me conmovió mucho al conocer su historia; no todo hombre merece ser llamado padre. Padre es quien cuida, da amor y protege incluso con su propia vida si es necesario.
Los saludamos y entregan los regalos para Serena, y mi adorado suegro, en su intento de competir conmigo para ver quién da el mejor regalo, le ofreció un conjunto de joyas de esmeralda de Bulgari que, por cierto, debió haber costado una fortuna. Mi pequeña abre los ojos asombrados gritando de alegría y moviendo esas caderas que me vuelven loco.
—¡Dios mío, qué collar tan hermoso Miss Cadera! ¿Crees que mi doctor también me regalará uno de estos en mi cumpleaños?
—Y hablando de él, ¿por qué no está aquí? —Pregunta Serena.
—Tuvo una cirugía de emergencia. —Responde James con cara de enfado. La primera vez que vi a James y a Serena juntos, sentí unos celos que casi me llevaron a golpearlo, pero luego supe que él es gay y solo es un buen amigo de mi pequeña.
—Papá, es hermoso, muchas gracias. —Dice y luego abraza a su padre agradeciendo el regalo—. Bombón, ¿dónde está mi regalo?
—¿Para qué? Si ya me tienes a mí.
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SERENA
RomantikTras la trágica muerte de su madre y hermano menor en un accidente automovilístico, Serena Lawrence fue enviada a un internado católico. Su padre, devastado por el dolor, erróneamente la responsabilizó de la pérdida de aquellos a quienes amaba profu...