Capítulo 16: Una Noche Más Que Agradable

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***Serena***

—¿Qué hiciste mujer? —Grita James al otro lado de la línea.

—Lo que escuchaste, James. Dejé a Sam con el pene parado. Creo que se pasó toda la tarde con dolor en las bolas.

—Eres mala Serena. ¿Cómo pudiste hacerle eso con un bombón como Samuel? ¿No tienes miedo de que vaya a buscar a otra mujer?

—Yo no. Ya sabe lo que le espera si se atreve a ponerme los cuernos. Yo no juego James, y tú, como mi mejor amigo, deberías saberlo mejor.

—Mujer te tengo miedo. —Y ambos empezamos a reír.

—Ahora tengo que bajar porque me esperan para cenar. Hasta mañana James.

Termino de hablar por celular con James actualizándolo sobre lo que hice esa tarde con Sam y empiezo a reír recordando cómo lo dejé.

—¡Puff! Mi Bombón debe estar muy enojado conmigo. —Hablo sola. ¿Pero también quién le dijo que debería permitir tal audacia? Ahora asume las consecuencias. Me dirijo al comedor donde ya me están esperando los demás para empezar a cenar.

—Disculpen familia por la demora.

—Está bien hija, siéntate que me muero de hambre. —Comenta Tío Robert. Cuando abro la silla para sentarme escucho la voz de Sam.

—Buenas noches, familia y veo que llegué justo a tiempo.

—¡Sam!

—Hijo, no te esperábamos. Les pediré que agreguen un plato para ti.

Sam me mira como si tuviera doscientos castigos reservados para mí. ¿Qué podría tener en mente? Empezamos a cenar y solo quiero reírme de toda esta situación. No sé cómo mis Tíos no se dan cuenta de que nos estamos matando con la mirada.

—Niños, su madre y yo hemos tomado una decisión muy importante y tenemos que hacérselos saber.

—¿Qué fue Papa? —Pregunta Lara y nos miramos asombrados. ¿Se divorciarán? Espero que no porque eso sería muy triste.

—Por vuestras caras, eso no es lo que estáis pensando. Vivian y yo hemos decidido que vamos a adoptar un niño.

—¿Qué Papa? —Ahora es el turno de William.

—Lo que escucharon niños. Iremos a hacer una adopción. —¿Por qué ahora? —Pregunta Sam.

—Porque así queremos a Samuel. —Responde la Tía Vivian.

—Hijos, ustedes ya son adultos y días o menos días saldréis de esta casa y haréis vuestras vidas. Y tu Padre y yo todavía tenemos mucho amor para dar. Hay muchos niños que necesitan un poco de atención y cariño. Bueno, esa parte la entiendo porque es verdad. Muchos niños en orfanatos nunca sabrán lo que es recibir amor fraternal porque no todos tienen la suerte de ser adoptados, lo cual es muy triste. Ningún niño en el mundo merecía pasar por esto.

—Apoyo vuestra decisión, tíos. Creo que esta casa necesita un niño.

—¿Y cuándo vamos a darle la bienvenida a nuestro nuevo hermanito o hermanita? —Pregunta William.

—Supongo que en poco tiempo. La abogada ya inició el proceso legal y, según nuestros antecedentes, piensa que será un proceso muy rápido.

—Entonces no nos opondremos. ¿No es así, hermanos? —Sam comenta y todos asentimos—. Si los hace feliz, nosotros también lo somos.

—Yo, como la hermana mayor, me encargo de decorar la habitación. —Agrega Lara.

—Ya preveo que será una niña consentida. —Hicimos un brindis por el nuevo integrante de la familia. Samuel me mira con una sonrisa en su rostro como si estuviera tramando algo.

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