Voy a encontrarme con Luigi, mi exnovio que está en Seattle y quiere hablar conmigo. Sobre qué, tampoco sé, pero como decían mis amigos, es hora de que cierre esta página, dejé el pasado atrás y siga adelante.
Siempre he escuchado que el primer amor nunca lo olvidamos, pero en el caso de Luigi es diferente, este lo quiero olvidar porque la humillación que me hizo pasar casi acaba con mi vida. Filtrando fotos íntimas mías por pura maldad y encima haciendo acoso escolar de mi cuerpo. Fue tanta la humillación que incluso pensé en quitarme la vida para no tener que mirar a nadie más por la vergüenza que sentía. Pero mis padres y mi familia fueron tan comprensivos que me dieron todo el apoyo para salir del estado de depresión en el que me encontraba y por ellos hoy voy a poner un fin.
Entro al restaurante y lo veo sentado esperándome. Si antes sentía cosquillas al verlo, hoy no siento nada.
—Hola, Luigi, aquí estoy.
—Bambina, que hermosa estas.
—Primer punto Luigi, para ti soy Beatrice Mancini y segundo punto pongámonos manos lo que realmente interesa. ¿De qué necesitas hablar conmigo?
—Siéntese, por favor. —Me siento frente a él esperando que abra la boca y empiece a hablar. Hoy, más que nunca, tengo que ser fuerte y no debilitarme, aunque haga todo desde las entrañas hasta el corazón.
—Beatrice, te llamé aquí porque necesitamos hablar sobre nosotros dos.
—Tercer punto no hay nosotros. —Y veo cómo su expresión facial cambia a una levemente burlona.
—Beatrice deja de ser dura conmigo porque te conozco demasiado bien. Eres incapaz de matar una mosca.
—Si no tienes nada serio que decirme, me iré.
—Esperar. Te llamé aquí porque necesito disculparme por lo que hice. Fue una broma de mal gusto que compartiera esas fotos tuyas en Internet.
—¿Llamas a eso una broma? —empiezo a reír porque no puedo creer que piense que es una broma—. Eso nunca fue una broma Luigi. Casi destruyes mi vida con lo que llamas una broma, no pensaste dos veces en cómo me sentiría con toda aquella exposición.
—Beatrice tampoco es para tanto. Muchas chicas hoy en día comparten este tipo de fotos en grupos de redes sociales. —Pero no soy un joven cualquiera. Soy yo y tengo derecho a que mi privacidad sea preservada y protegida. —Este hijo de puta ya no cambia, piensa que fue una broma.
—No vine aquí para discutir, vine aquí para disculparme contigo y pedirte una nueva oportunidad.
—¿Qué? —Grito y casi todos aquí se giran para mirarnos, tratando de averiguar qué está pasando.
—Luigi, nada será como antes. Tú y yo ya no existimos. No habrá oportunidad para ti. Escucha, vine aquí para cerrar este capítulo y decirte que no me busques más porque la Beatrice que conociste murió y fuiste tú quien la mató. —me levanto para irme porque he perdido demasiado tiempo escuchando estas tonterías—. Y sinceramente ya no te guardo rencor porque no vale la pena. Adiós.
Me voy para ir al estacionamiento a buscar mi auto con una sonrisa victoriosa porque por fin logré liberarme y hasta me siento más leve y libre para empezar de nuevo. De repente siento que alguien me agarra del brazo queriendo hacerme daño.
—No creas que te vas a deshacer de mí tan fácilmente, Beatrice.
—Suéltame Luigi, me estás lastimando
—Es para lastimarte. ¿Quién te piensas que eres para despreciarme así? —Trato de liberarme de su agarre porque me duele la forma en que aprieta mis brazos.
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SERENA
RomanceTras la trágica muerte de su madre y hermano menor en un accidente automovilístico, Serena Lawrence fue enviada a un internado católico. Su padre, devastado por el dolor, erróneamente la responsabilizó de la pérdida de aquellos a quienes amaba profu...