Capítulo 6: El Primer Beso

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Narrativa del autor

¿Mocosa eres tú?

Sí, soy yo Bombón

¿Ahora que quieres y como conseguiste mi número?

Que pregunta más estúpida, Sam, ¿Te olvidaste que vivo con tus padres?

Para mi mala suerte, eso sí, ¿cómo olvidar?

Deja de ser un gruñón y escucha: te invito a ir al club mañana conmigo y Lara, y no acepto un no por respuesta.

No estoy de humor y Adiós.

Te estaremos esperando porque sé que lo irás. Adiós Bombón y sueña conmigo.

El mundo ya no es el mismo, ahora esa mocosa me invita o mejor dicho me ordena ir al club con ella. ¿Quién se cree que es? Mejor me voy a dormir porque Serena me va a dejar con canas verdes.

********

—William hijo llegaste.

—¡Mamá, no sabes lo cuanto te extrañé!

—Hijo, pensé que te enamoraste de alguna francesa y olvidaste de tu familia.

—Mama por Dios.

—Por Dios nada hijo. ¿Supones que creo que todo este tiempo estuviste en Francia solo por negocios? ¿Me juzgas tonta?

—Hermano bienvenido a casa...

—Hermana, tienes que ver qué te trajo.

—¡Muéstrame, Muéstrame!

—Despacio, despacio, hija, deja tu hermano si acomodar primero y luego puedes explotar con tus locuras.

—¿Y la nueva reina de la casa donde está?

—Aquí estoy.

—¿Serena eres tú? ¿Déjame ver bien porque creo que dormí unos años o es un espejismo que está aquí frente a mí?

—Siempre con tus bromas, ya no cambias. —William suelta una carcajada como solo él sabe. William y Samuel son muy parecidos físicamente con una diferencia de edad de tres años, con la diferencia de que William tiene cabello castaño oscuro y ojos azules como de Lara y su madre y es unos centímetros más bajo que su hermano. Y como hermanos también tienen los mismos gustos y los mismos placeres.

—Lo sé, y eso encanta a las mujeres.

—Ya sabemos Don Juan 2.0

—Ahora ven aquí y dame un abrazo porque sabes que te quiero como a una hermana. —Serena se acerca y le da un cálido abrazo porque también la quiere como hermano.

—¿Ahora cuéntame cuantos chicos ya tienes a tus pies? ¿Y cuántos tengo qué patear las pelotas o dejar sin descendencia?

—¡Te lo diré, hermano! Serena está matando corazones dondequiera que va, y en la universidad, muchos chicos están tratando de ganársela, incluido su profesor de estadística. A ese hombre, sí, le puede patear las bolas, el resto no.

—Esto tendré que averiguarlo con mis propios ojos por qué nadie jugará contigo. Y por cierto, Serena, ¿La monja rubia de ojos color miel sigue siendo monja o ha dejado de servir a Dios y ahora es libre? —Habla William levantando las cejas y con una sonrisa burlona.

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