𝐍𝐨𝐯𝐚 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 | 𝐃𝐌

16. Leones en el amor

Finalmente, el mes de abril había llegado a Hogwarts, pero en lugar de traer consigo un cambio positivo, las cosas parecían cada vez más sombrías bajo el control del Ministerio y la implacable Dolores Umbridge, quien se tomaba muchas libertades en la supervisión y regulación de la escuela. Harry estaba cada vez más pendiende de su hermana, quien se ausentaba misteriosamente durante toda la semana después de asistir a las clases del Ejército de Dumbledore. Ni siquiera se encontraba en su habitación ni con Neville ni con Ron.

Mientras tanto, Nova se encontraba en la sala común de Slytherin, una parte del castillo que no era precisamente conocida por su ambiente acogedor. A diferencia de otras casas, las ventanas de Slytherin no ofrecían vistas al hermoso horizonte o a paisajes pintorescos, haciendo que muchos estudiantes no estuvieran en la sala. Sin embargo, esta peculiaridad tenía su ventaja para Nova y Draco, ya que podían disfrutar de su tiempo juntos sin la necesidad de esconderse de miradas indiscretas.

Ambos estaban sentados en el sofá que se encontraba frente a la chimenea, un rincón relativamente acogedor en la sala común. Nova estaba recargada en el pecho de Draco, mientras él la rodeaba con su brazo y acariciaba suavemente su espalda. En su otra mano, sostenía un libro de astronomía, aunque su atención no estaba realmente en las páginas. Estaba más concentrado en la sensación reconfortante de tener a Nova a su lado, compartiendo un momento de tranquilidad en medio de la agitada vida en Hogwarts.

—El motivo por el que Draco está más tonto se encuentra en nuestra sala —dijo Theodore, acercándose a Nova y Draco.

—Theodore —respondió Nova con una pequeña sonrisa de cortesía.

—Potter —saludó Theodore sin expresión alguna, tomando asiento en el sillón cercano.

Nova recordó las palabras de Neville, "el que le agrades a Draco no significa que le agrades a todas las serpientes". Era evidente que Theodore no tenía la misma amabilidad que Draco. Aunque no era descortés, su actitud distante y la falta de gestos amigables eran notables. Parecía que solo mostraba una sonrisa cuando se burlaba de Draco, lo que hacía evidente que su relación con Nova era complicada, si es que podía considerarse una relación en absoluto.

—¿Por qué estás aquí? —preguntó Draco, apartando su mirada del libro y observando a Theodore con curiosidad.

—Resulta que Umbridge se le dio la gana de andar vigilando el campo de Quidditch, así que ya no pude seguir practicando —respondió Theodore con un frunce de ceño evidente en su rostro.

Draco asintió, comprendiendo la frustración que eso podía causar, y regresó su atención al libro que tenía entre las manos.

Nova, interesada en la conversación, decidió unirse.

—¿Practicas Quidditch? No te he visto en el equipo de Slytherin —preguntó curiosa.

Theodore parecía a punto de ignorarla, pero recibió una mirada significativa de Draco, lo que lo hizo reconsiderar.

—No, iba a intentar meterme este año, pero Umbridge apareció —explicó Theodore con cierta resignación en su voz.

Nova asintió con empatía. Al menos no era la única que había visto sus planes de Quidditch interrumpidos por la interferencia de Umbridge. Decidió quedarse en silencio, observando los dibujos de estrellas en el libro que Draco sostenía.

—Draco está en su momento más humilde —declaró Theodore, provocando que Nova y Draco arquearan las cejas ante la inusual afirmación,— Deberías verlo entre clases, Potter. Se la pasa sonriendo, Umbridge seguramente piensa que está coqueteando con ella.

Draco intervino, llamando la atención de Theodore.

—Nott —lo reprendió en un tono de advertencia.