𝐍𝐨𝐯𝐚 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 | 𝐃𝐌

49. Trampa

Advertencia: El contenido de este episodio contiene escenas explícitas y sangrientas. Si este tipo de escenas no es de su agrado, se sugiere omitir esta parte.

Bosque de Dean

Abril, 1998

"La forma en que la misma oscuridad se cernía sobre Nova, como si fuera una plegaria susurrante en busca de un nuevo profeta, era una representación macabra de que no era Nova quien necesitaba de la oscuridad, sino que era la oscuridad misma la que anhelaba su guía, su liderazgo y la aniquilación que solo ella podía traer consigo".

La última vez que Nova mostró una apariencia más humana fue hace tan solo dos semanas, cuando dejó atrás a la persona que la mantenía conectada a su humanidad. Sin embargo, en el presente, su aspecto había sufrido una notable transformación.

Nova, corrompida por la profecía, se había transformado en una presencia verdaderamente aterradora. Su rostro, una vez radiante, se había vuelto pálido y casi cadavérico, como si la vida misma se hubiera retirado de su piel. Las sombras negras la rodeaban constantemente, como si fueran un enjambre de espectros acechando a su alrededor, listos para cumplir sus oscuros designios.

Su cabello, de un vibrante rojo que solía destacar su belleza, ahora parecía una maraña de llamas ardientes que iluminaban su semblante maligno. Sus ojos, antes cálidos y llenos de vida, habían perdido toda humanidad, convirtiéndose en dos abismos sin fondo, donde solo se vislumbraba la oscuridad de su destino corrompido.

Cada paso que daba resonaba como un eco macabro, como si trajera consigo una maldición que infectara todo a su paso. Su voz, una vez suave y melodiosa, se había vuelto un susurro gélido que helaba los corazones de aquellos que tenían la desgracia de escucharla.

Nova, la víctima de una profecía corrompedora, era ahora una figura aterradora, una encarnación de la oscuridad y el mal que inspiraba miedo en todos los que tenían la desdicha de cruzar su camino. Su aspecto intimidante y despiadado era un recordatorio constante de la maldición que la había consumido por completo.

No obstante, en medio del frondoso bosque, ella se deshizo de la imponente vestimenta, revelando una versión más humana y vulnerable de sí misma, la Nova que conocieron mucho antes de que la profecía se cerniera sobre su destino. Esa Nova, que alguna vez mostró fragilidad, resurgió en ese instante. Fue entonces cuando percibió pasos que la seguían, y sin pensarlo dos veces, se echó a correr al escucharlos cada vez más cercanos. Su rostro reflejaba un pánico evidente, mientras luchaba por escapar.

Los pasos rápidos la rodearon con agilidad, y Nova, desorientada, tropezó entre las ramas. Finalmente, se dio cuenta de que había una voz detrás de ella.

—Nova Potter, la célebre "Reina de las Tinieblas" —dijo Peter Pettigrew con sorna mientras se acercaba—. No veo más que una mocosa atrapada en su soledad.

La voz de Pettigrew hizo que Nova se girara bruscamente, no por miedo, sino por el odio abrasador que sentía hacia el hombre que había sido cómplice en el asesinato de sus padres a manos de Voldemort. Peter, sin previo aviso, agarró su cabello con fuerza y miró a los mortífagos que la rodeaban.

—Miren, es solo una mocosa fácil de dañar —dijo mientras la soltaba bruscamente, haciendo que Nova cayera al suelo, su rostro quedó marcado por las heridas causadas por el impacto.

—Entonces, no puede ser ella —intervino uno de los mortífagos—. Ella masacró a todos en la mansión; Bellatrix lo dijo.

—¡Traidor! —gritó Nova desde el suelo, furiosa y desafiante—. Peter Pettigrew, eres un miserable traidor.