43. Piedad por... Voldemort

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—Monui sectatores tuos maledictos ut recederent ab eo, manifestum non fecerunt et mandata stulta tua adhuc executus est. (Le advertí a tus malditos ​​seguidores que se alejaran de él, al parecer no les quedo claro y siguieron cumpliendo tus estupidas órdenes.)

Nova habló con una voz firme, y sus palabras hicieron que todos los presentes en la sala se volvieran hacia ella. Draco, aunque se giró con lentitud, finalmente encontró la mirada de Nova. Sin embargo, ella no prestaba atención a él en ese momento, sino que mantenía su mirada fija en Voldemort, sin temor ni vacilación, mientras todos los presentes observaban con sorpresa.

Voldemort, con su sonrisa malévola, la miró con interés. Sus ojos rojos parecían arder con un deseo siniestro.

—Así que te han dejado pasar , Nova Potter —murmuró Voldemort—. Todo esto ha sido preparado para ti, querida mía.

Nova mantuvo la mirada imperturbable en el Señor Tenebroso, sin mostrar el más mínimo signo de miedo. Escuchó el sonido de un mortífago intentando huir por la salida, pero no le prestó atención.

—Nadie me ha dejado pasar —corrigió Nova con calma, su voz resonando en la sala—. Y no creo que los muertos tengan la capacidad de hablar, ¿verdad?

Voldemort se acercó un paso más a Nova, pero a pesar de su avance, mantuvo cierta distancia. La tensión en la sala era palpable, como si el aire mismo se hubiera vuelto más denso.

—Nova Potter, finalmente en persona una vez más—dijo Voldemort con una mezcla de curiosidad y satisfacción—. Todo esto es resultado de tus acciones. ¿Por qué estás enojada? Draco eligió unirse a mí, y detesto la traición. Pero no lo he matado.

—No decidió seguirte, Voldemort. Lo obligaste, como a todos aquí en esta sala. Los elegiste de la nada, sin su consentimiento. — Nova esbozó una sonrisa audaz mientras exploraba la sala con la mirada. La oscuridad se cernía sobre ellos, y Nova se sentía más poderosa que nunca. — Ahora los papeles se han invertido, Voldemort. Eres tú quien estará bajo mis órdenes. El elegido de la nada.

Voldemort estaba a punto de responder, pero antes de que pudiera articular una palabra, Nova dio un paso adelante, y sus ojos se encontraron con los suyos. En ese momento, sin previo aviso, Nova invadió su mente, sumiéndolo en un torbellino de recuerdos. La realidad a su alrededor se desvaneció, y Voldemort se vio atrapado en la esencia misma de Nova.

Los recuerdos de Tom Riddle, su vida antes de convertirse en el Señor Tenebroso, inundaron su mente. Nova exploró sus pensamientos, sus emociones, sus miedos y deseos más profundos. Voldemort se sintió vulnerable y expuesto como nunca antes. Nova era un enigma, una fuerza de la naturaleza que él no podía controlar.

La maldición que él mismo había invocado sobre Nova parecía haberse vuelto contra él. A pesar de ser uno de los magos más poderosos de todos los tiempos, Nova era la madre de la oscuridad, y eso la convertía en una fuerza que ningún hechizo o magia podía igualar.

Voldemort se miró a sí mismo, arrodillado frente a Nova en un gesto sumiso e inusual para él. Aunque todavía mantenía cierta altivez en su mirada, no podía ocultar el rastro de sorpresa y desesperación que se reflejaba en sus ojos.

Nova sostenía su propia varita con firmeza, y su rostro estaba imperturbable, pero sus ojos destellaban con una mezcla de determinación y satisfacción. Había llegado el momento de que el villano temido por muchos se enfrentara a las consecuencias de sus acciones.

—¿Crees que esto te librará de tus pecados, Voldemort? —le espetó Nova, su voz resonando con una ferocidad que helaba la sangre—. Tú, que has causado tanto sufrimiento y destrucción, ahora serás juzgado por mí.

𝐍𝐨𝐯𝐚 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 | 𝐃𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora