𝐍𝐨𝐯𝐚 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 | 𝐃𝐌

45. Hechizo silenciador

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La atmósfera en la habitación se volvía cada vez más cargada de pasión a medida que Nova y Draco se dejaban llevar por la intensidad de su conexión. La timidez que alguna vez había caracterizado a Nova había desaparecido, reemplazada por una confianza y deseo que solo él había logrado despertar en ella.

Cuando Draco se deshizo de su camisa, Nova finalmente pudo contemplar la marca tenebrosa que se extendía por su piel. Sus ojos se posaron en ella. Era una cicatriz que hablaba de un pasado oscuro, una prueba de la lucha que él había enfrentado y que lo había marcado para siempre. La mano de Nova, que aún llevaba manchas negras de su propio destino, se deslizó suavemente por el brazo de Draco, como si ambos estuvieran unidos por un vínculo indisoluble que iba más allá de las marcas físicas.

Los ojos de Draco ardían con deseo mientras la miraba, y antes de que pudieran dejarse llevar aún más por la pasión, pronunció palabras que resonaron en el aire cargado de la habitación.

—Nova, por ti sería capaz de dar mi vida —susurró Draco, sus palabras cargadas de sinceridad y entrega mientras su mano se aventuraba a subir por el contorno de su sostén, acariciando su piel con suavidad.

Nova sintió un escalofrío recorrer su cuerpo ante las palabras de Draco. Pero ella no podía permitir que él pensara en sacrificar su vida por ella.

—No, Draco —murmuró Nova, acariciando su mejilla con cariño,— Si tú mueres, la pesadilla de este mundo solo comenzaría. Eres quien me mantiene estable. No quiero imaginar un mundo sin ti.

El deseo ardía intensamente entre Nova y Draco, consumiéndolos con una pasión incontenible. En ese momento, no había espacio para la espera ni la contención, solo la necesidad de entregarse el uno al otro.

Nova no pudo resistirse más y se lanzó hacia Draco, capturando sus labios en un beso apasionado que transmitía toda la lujuria y el anhelo que habían estado acumulando. Sus bocas se fundieron en un baile sensual, explorando cada recoveco y sabor con una urgencia creciente.

La agilidad de Draco quedó demostrada cuando la cargó con una facilidad sorprendente y la depositó con cuidado sobre la cama. Mientras lo hacía, sus manos expertas despojaron a ambos de las últimas prendas que quedaban entre ellos, liberando sus cuerpos ansiosos.

Draco sabía cómo hacer que Nova llegara al límite, y ella correspondía con la misma intensidad. Sus labios, que una vez fueron delicados y tiernos para transmitir seguridad a Nova, ahora se habían vuelto ardientes y voraces. No había lugar para la sutileza; el deseo los había desbordado y les pedía más.

Cuando Draco llegó a la entrepierna de Nova, la hizo arquear la espalda con un gemido profundo. Sus labios y lengua expertos la exploraron con pasión, haciendo que Nova se aferrara a las sábanas debajo de ella. Los susurros y gemidos llenaban la habitación, y Nova, incapaz de contenerse, le instaba a continuar.

—Draco... —gimió con fervor, su voz cargada de lujuria y necesidad,— Continúa, por favor... 

Draco se movió con maestría, su lengua explorando cada rincón de su intimidad, provocando gemidos y suspiros de Nova que llenaban la habitación. Sus manos se entrelazaron en el cabello rubio de Draco, instándolo a no detenerse, a llevarla aún más alto en esa oleada de placer.

—¿Te gusta, cariño? —susurró Draco con voz ronca mientras su mano rozaba su entrada una y otra vez,— Dime, Nova, ¿quieres que continúe?

Nova apenas pudo balbucear un débil "sí" en respuesta, sus caderas moviéndose ansiosamente contra la boca de Draco. La necesidad era abrumadora, y ella ansiaba más.