Avery
Aquella noche, mi prioridad era recoger a mi hija Alany del supermercado. Pero como era costumbre, Omar, el padre de mi hija, si se le puede llamar así, no tenía paciencia ni interés en lidiar con ella. A pesar de su diagnóstico de trastorno por déficit de atención e hiperactividad, que requería atención médica y profesional, terapias grupales y de habla, entre muchas otras cosas, él simplemente no se preocupaba por su bienestar. En su afán por hacerme la vida miserable, luchó por conseguir una custodia compartida bajo el tribunal, algo que a mí no me agradaba en lo más mínimo, pues conocía muy bien la clase de hombre que era.
Omar logró este acuerdo bajo la corte, a pesar de mi oposición, y eso significaba que tenía que soportar su indiferencia y falta de responsabilidad como padre y sus constantes ataques. Yo, por otro lado, estaba en proceso de recopilar todas las pruebas posibles para evitar que ese hombre influyera en la vida de mi hija.
Aquella noche, Omar había dejado a Alany sola frente al supermercado con varias bolsas. A pesar de mis intentos por salir temprano del trabajo y recogerla a tiempo, él no tuvo paciencia para esperar un par de minutos adicionales. Cuando finalmente llegué, encontré a Alany lanzando parte de nuestras compras a los autos estacionados frente al supermercado. Fue allí donde nos encontramos con esa mujer que, a pesar de pedirle unas sinceras disculpas, se atrevió a atacarme verbalmente. Mi frustración y enojo se desataron, y fue en ese momento que asumí una actitud hostil hacia ella.
Luego, cuando cruzamos la calle, esa mujer aceleró su auto con la intención de atropellarnos. Fue una experiencia aterradora, pero gracias a Dios, logramos escapar ilesas. Sin embargo, esa experiencia me marcó profundamente.
Un día, al salir del trabajo, vi el auto de esa mujer estacionado en la calle. Recordé la tablilla y el modelo del auto que me había atacado esa noche. Cegada por el enojo y la frustración, actué impulsivamente y decidí vengarme. Nunca imaginé que me atraparía en el acto.
Lamento profundamente lo que hice y las consecuencias que enfrenté, pero es una realidad que no puedo cambiar. He intentado quitarme, arrancar y cortar el collar que esa mujer me puso, pero el material es tan resistente que no he tenido éxito. La llave especial que abre el collar también sigue siendo un misterio para mí. He tenido que ocultarlo bajo ropa holgada en mi cuello para que no sea visible. Cada vez que siento ese collar en mi piel, me invade la vergüenza y el recuerdo de esa terrible noche. No puedo olvidar lo que pasó, y llevar ese collar en mi cuello es un recordatorio constante de ese suceso.
Cuando escuché el timbre de la puerta resonar en la casa, una oleada de temor recorrió mi espalda. No esperaba visitas, pero sabía que Omar siempre venía sin avisar y lo peor es que no podía negarme a que viera a mi hija.
Al abrir la puerta, mis ojos se encontraron con esa desquiciada mujer, y en ese momento, no pude evitar notar su apariencia imponente y misteriosa. Creí que me había quitado esa mujer de encima, pero no, ahí se encontraba. Vestía una camisa blanca, su chaqueta negra ceñida a su figura realzaba su busto de manera provocativa. El chaleco abierto del mismo tono, con una corbata roja desafiante asomándose por debajo, completaba el conjunto. Pero lo que más me llamó la atención fueron las dos fundas de cuero negro con correas de amarre que atravesaban su pecho, sosteniendo las empuñaduras de dos armas.
Sus guantes de piel negra y sus zapatos de charol cerrados, que agregaban un toque de elegancia a su atuendo, contrastaban con su aura de peligrosidad. Su cabello largo y azul estaba recogido en una coleta que le llegaba hasta la espalda baja, pero no lograba ocultar del todo la rebeldía que desprendía. Era como una combinación perfecta entre sofisticación y peligro, un cóctel explosivo que dejaba en claro que no estaba ahí para charlas amigables.
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Dulce Veneno 3 (EN PAUSA)
RomanceDecidir entre el amor y la razón nunca ha sido fácil, pero la decisión se complica mucho más cuando se tiene una serpiente al lado endulzándote el oído... Créditos a @Meganherzart por esta hermosa portada. ♥️