Evidentemente puedo hacer desaparecer a esa miserable lacra que me ha robado a mi mujer, pero encuentro divertido este juego.
—¿Eres un hombre? Me gustaba más imaginar que eras mujer. De haber sabido que eras un hombre disfrazado de mujer, no te habría permitido acercarte tanto.
—Uy, ¿cuál es tu repudio contra los hombres si estás casada con uno? —adentré su mano por debajo de mi camisa para hacerle notar mis pechos—. ¿Te parece que estas son falsas?
—¿Qué eres?
—Mmm, soy bastante versátil, puedo ser tu mujer, como también tu hombre, el que mejor prefieras.
—Esta situación se me hace familiar.
—¿Has recordado algo?
Evitó mi mirada y supe que algo debía estar invadiendo su mente.
—¿Qué dices? ¿Hay algo en particular que, según tú, deba “recordar”?
—Sí, hay muchas cosas. ¿Verdaderamente no recuerdas nada de mí?
—¿De qué hablas? No sé ni quién eres.
Ese hecho no me había frustrado antes, pero oírlo de su propia boca sí sacó lo peor de mí, pese a estar consciente de que no era su culpa. Quizá la frustración era conmigo misma y estaba desquitándome con ella.
—No te acuerdas de mí, pero lo bien que has sabido aprovechar el tiempo. Te conseguiste un hombre para que te mantenga y te dé una vida llena de lujos, dejando atrás la vida que llevabas de carencias y responsabilidades.
—Entonces es cierto, nos conocemos desde antes del accidente… ¿Por eso tu voz me suena tan familiar? ¿Por eso me tratas con tanta confianza?
—¿Accidente? ¿Qué accidente?
—El accidente donde se volcó mi auto.
Eso no cuadra. ¿Quién le ha hecho creer que fue un accidente automovilístico? La versión de Xenia concordaba más con la sangre encontrada en la biblioteca. Estaba claro que su sangrado debió ser causado por un disparo o varios. ¿Acaso no quedaron cicatrices en su cuerpo de los impactos de bala? Necesito confirmarlo. Además, ella debía estar inconsciente cuando Xenia la envolvió en la bolsa, porque si hubiese cruzado ella misma, la sangre se habría impregnado en la ventana y los rastros no solo hubieran aparecido en el suelo. Eso significa que alguien más está involucrado y ayudó a Xenia.
—¿Qué fuimos? ¿Y por qué suenas tan ardida con tus reproches?
—¿Ardida? —enarqué una ceja ofendida—. He cuidado de una bola problemática, tan idéntica a ti, mientras tú has estado haciendo tu vida de lo más rampante como si nada.
—¿Bola problemática?
Será mejor que respire hondo y aleje de mí esas inmensas ganas de ahorcarla aquí mismo. Ya tendré tiempo de liberar toda esta frustración y desquitarme con ese coñito suyo.
—¿Cómo conociste a tu esposo?
—¿Eso qué tiene que ver contigo?
—No evadas la pregunta.
—Mi vida privada no es asunto tuyo.
—Todo lo que tenga que ver contigo, es asunto mío también. Si te soy honesta, me da lo mismo cómo o dónde conociste a tu esposo, de igual modo, pronto dejará de existir en este plano terrenal —tomé su mentón entre mi mano—. Con solo imaginar sus sesos esparcidos por el suelo y debajo de mis pies, ¿no te pone tan caliente como a mí?
—Tras de acosadora y pervertida, ¿también me saliste psicópata? ¿Qué vínculo pude tener con alguien como tú en el pasado?
—Tuvimos un vínculo bastante carnal, porque lo bien que apretabas mi pedazo de carne con tu segunda boca.
—Entonces, ¿éramos amantes? Ya veo. Por eso tú tercera pierna está tan animada. Qué lástima —su mano apretó mi erección y sonrió—. Haber tenido algo como esto dentro y haberlo olvidado—mordió sus labios provocativa.
—Ni pienses que soy tan débil o fácil de convencer. Ya te dije cuál es la única condición que tengo.
—Bien, supongo que este material lo vale. Entonces vayamos a la joyería.
¿Así que está dispuesta a seguirme el juego? Pues que ni piense que aceptaré un anillo sin verla de rodillas.
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Dulce Veneno 3 (EN PAUSA)
RomansaDecidir entre el amor y la razón nunca ha sido fácil, pero la decisión se complica mucho más cuando se tiene una serpiente al lado endulzándote el oído... Créditos a @Meganherzart por esta hermosa portada. ♥️