De camino activé en la pantalla de la radio del auto la ubicación del chófer, pero su auto no estaba en movimiento, reflejaba que este seguía estacionado en los prados de la universidad.
Algunas veces suele ocurrir, que la ubicación se congela, pero es rara la vez que ocurre. Le marqué en altavoz, sin revelarle que estaba monitoreando la ubicación en su móvil en tiempo real a través de la llamada.
—¿Dónde estás? Quedaste en enviarme la ubicación de la gorda.
—Los perdí. Creo que se dieron cuenta de que los estaba siguiendo, jefa.
A todos mis empleados suelo tenerlos en la mira, aunque lleven años trabajando para mí, estoy consciente de que todo ser humano cojea de una pata y que la lealtad que es comprada con dinero, fácilmente puede ser superada por una cifra más alta.
—Regresa a la casa. Yo me encargo del resto—colgué la llamada, llamando al colegio de la niña y me confirmaron que no había pasado Avery a recogerla.
Por donde quiera que lo miro y lo analizo con cabeza fría, no tiene sentido que ella se haya montado en el auto con alguien más. Avery tiende a salir más temprano para ir a recoger a su hija a tiempo, porque dice que se pone ansiosa si no llega antes de la hora de salida.
Su teléfono salía apagado. Evidentemente algo había sucedido con ella, pero no podía dar certeza de qué había ocurrido. Además, debía actuar lo más normal posible frente a Alany, aunque tuviese la cabeza hecha un desastre.
La dejé en la casa, luego de haberle comprado comida fuera y dándole la orden de que subiera a su cuarto a estudiar. Estuvo preguntando por su madre en el camino, pero me las arreglé para decirle que estaba todavía en la universidad y que hoy saldría tarde.
Viendo a Martin hablando con los demás muchachos le hice separarse del grupo para que viniera hacia mí.
—¿Dónde está Avery? —le pregunté directamente.
—No lo sé. Como le dije, los perdí de vista en el terminal. Creo que sospecharon que los estaba siguiendo.
Su respuesta evasiva despertó mi impaciencia. Definitivamente la violencia es el único recurso con este tipo de lacras.
En las suelas de mis zapatos, discretas navajas aguardaban. Presioné estratégicamente el botón y le propiné una patada en los genitales, haciéndolo caer de rodillas ante mí. No paré ahí; una serie de patadas siguieron, cortando su piel y extrayendo las respuestas que necesitaba a mis preguntas.
—¡¿Ahora recuerdas algo, cabrón?! ¿Dónde está?
—No lo sé, solo me pagaron para que la llamara y la despistara, mi señora. No sé nada.
—Señora, ¿todo bien? —el grupo de mis muchachos se acercaron al ver la acalorada situación—. ¿Qué le hizo Martin?
Desenfunde mi arma, descargándole hasta la última bala del cargador en la cabeza.
—Esto les pasará a cada uno de ustedes como me entere que estaban confabulados con este traidor—arrojé el arma al suelo, quedándome solo con la secundaria —. Limpien todo. Y tú, no dejes que la niña salga de la casa. Manténla entretenida.
Llamé a Aaron, quien al oír su nombre, vino corriendo a esperar mis mandatos. Tenía que investigar por mi cuenta lo que había sucedido. Pudo haber sido secuestrada, pero ¿por quién y por qué? No recuerdo haber dejado a ningún enemigo con vida.
Me dirigí a la universidad, llevando a Aaron conmigo, él iba a ayudarme a rastrear a Avery, aunque seguramente ya no podía estar aquí, debía saber si había alguna pista o las cámaras de seguridad habían captado algo, pero ya se habían adelantado. Los vídeos habían sido alterados, siendo lo único que dejaba en claro que el culpable no podía ser cualquiera, sino alguien que sabía bien lo que hacía.
Le acerqué una pieza de ropa de Avery a Aaron y él comenzó a trazar con su olfato todo el recorrido que indicaba que Avery había hecho, donde culminó nuestros rumbos en la biblioteca. Aaron logró dar con pequeños rastros de sangre seca y un fino pedazo de plástico negro, cercano a una ventana que daba a la cancha y las afueras del lugar. La sangre debía ser de ella, lo peor de todo es que todo indicaba que estaba herida, no solo eso, sino que no pudo haber salido por aquí por sus propios pies, pudo haber sido arrastrada en una bolsa. Este pedazo parece haber sido desprendido de la bolsa en el momento que estaban cruzándola por la ventana, pero si fue así, significa que en el momento de lo sucedido ella estaba inconsciente, quiero creer que por la pérdida de sangre y no porque hayan terminado el trabajo y haya sido el medio de deshacerse de su cuerpo.
Debía movilizar a mi gente de inmediato para que cada uno visitara lugares donde pudieran haberla arrojado, algunos cercanos y otros distantes de la universidad. Hospitales, lagos, puentes, vertederos, contenedores. Incluso le avisé a un colega de la policía para que estuviera al pendiente de cualquier informe, llamadas o confidencia de algún ciudadano que recibieran sobre una mujer con las descripciones de Avery, pero las horas pasaban y no había ninguna noticia que pudiera dar con el paradero de ella.
Por primera vez experimentaba la impotencia, porque por más dinero y conexiones que tuviera, nada parecía ser suficiente para encontrarla.
¿A dónde te llevaron, bolita? Maldita sea, no me hagas esto.
Al llegar a casa, noté el auto de Xenia estacionado al frente. Bajé y al entrar, encontré a Xenia en la sala conversando con Alany, quien, al verme, mostró emoción inicialmente, pero al percatarse de que no era su mamá, su rostro se desanimó.
—¿Qué haces despierta todavía? —miré hacia mi empleado, pero antes de que este pudiera hablar, Alany lo hizo.
—¿Mamá todavía no va a llegar?
—¿Todo bien por aquí? —preguntó Xenia, levantándose del sofá.
En ese momento, Aaron le gruñó. Incapaz de responder, me mantuve alerta, intrigada por su comportamiento inusual, pues él no tiende a gruñirle a nadie sin razón.
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Dulce Veneno 3 (EN PAUSA)
RomanceDecidir entre el amor y la razón nunca ha sido fácil, pero la decisión se complica mucho más cuando se tiene una serpiente al lado endulzándote el oído... Créditos a @Meganherzart por esta hermosa portada. ♥️