Salí de la sala de interrogatorio, sintiéndome exhausta y aliviada por haber salido de allí. El oficial Jefferson había intervenido varias veces para detener la arremetida de preguntas del oficial Martínez, y por eso, lograron dejarme ir. El oficial Martínez me entregó una tarjeta y me dijo que si recordaba algo que pudiera ayudar a encontrar a Sandra, que lo llamara. Agradecí y salí de la comisaría en compañía del oficial Jefferson.
Fue entonces cuando me encontré con Omar y mi hija. Su presencia trajo un nudo de ansiedad a mi estómago. Omar empezó a armar un escándalo, acusándome de saber dónde estaba su madre y de ser responsable de su desaparición. Me sentí abrumada por sus acusaciones, incapaz de defenderme.
Sin embargo, esa acosadora apareció en ese momento, su figura imponente como un rayo de sol en medio de la tormenta.
—Compórtate, esto no es un parque. Si tienes pruebas de lo que dices, este es el lugar indicado para presentarlas, pequeño parásito.
Omar se quedó callado, sin nada que respaldara sus afirmaciones, mientras que ella permanecía con la misma sonrisa de satisfacción cuando se sale con la suya. No sé ni por qué siento un enorme alivio al verla en estos momentos.
—Ven, mi niña —le dije a Alany, pero Omar le puso la mano en el hombro.
—Mi hija no va a ninguna parte contigo.
—¿A qué no adivinas a quién traje conmigo y está esperando por ti en el auto?
Mi hija saltó de alegría y corrió hacia ella, dejando a Omar frustrado y maldiciendo en silencio.
—Me temo que es ella quien tiene la última palabra, y por lo visto, ya se ha decidido —agregó ella.
—Voy a llegar al fondo de esto, Avery. Y como descubra que estás detrás de la desaparición de mi madre, te las verás conmigo —sentenció.
—Piensa lo que quieras —le di la espalda, dirigiéndome con esa mujer y mi hija.
Salimos de la comisaría, caminando hacia el auto de ella. Alany subió a la parte trasera junto a Aaron y ella le cerró la puerta con cuidado, y luego, dirigiéndose a mí, expresó su desaprobación.
—Te desatiendo unos días y te metes en problemas. ¿Qué debo hacer contigo, bola de grasa? Estás muy salada. No sales de una para meterte en otra. ¿Necesito amarrarte a mi cama?
Avergonzada, bajé la mirada.
—¿Cómo supiste que estaba aquí? ¿Sigues con el mismo pasatiempo de vigilarme?
—Tal vez.
Con una mezcla de vergüenza e incomodidad, evité su mirada.
—Supongo que en esta ocasión no voy a reprocharte que hayas sido una acosadora. Pero espero sea la última vez.
—¿Dónde la tienes? —planteó una pregunta que me desconcertó.
—¿Qué cosa?
—A tu exsuegra, por supuesto—respondió con un tono burlón—. Eres una chica mala. No sabía que eras capaz de desaparecer a alguien sin dejar rastros. ¿Debería preocuparme?
—¿Estás insinuando que yo le hice algo a ella? —repliqué.
Viéndome titubear y nerviosa, empezó a reírse de una manera inquietante.
—Yo no le hice nada. No puedo creer que pienses algo así de mí. Soy yo quien debería sospechar de ti, después de todo, tú también tuviste… tuviste problemas con ella…
Dejó una sonrisa retorcida bailar en sus labios y retó con una pregunta provocativa:
—Ajá...
Mi mente corría como un rayo mientras conectaba puntos y la señalé.
—Un momento... Tú también tuviste problemas con ella.
Se quedó en silencio, como si me instara a seguir.
—¿Fuiste tú? —me aventuré—. ¿Tú le hiciste algo a Sandra?
En sus labios se dibujó una sonrisa siniestra.
—Y si te dijera que sí, ¿qué harás al respecto? ¿Irás a hablar con el oficial para acusarme, o te atreverías a callar por tu mami?
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Dulce Veneno 3 (EN PAUSA)
RomanceDecidir entre el amor y la razón nunca ha sido fácil, pero la decisión se complica mucho más cuando se tiene una serpiente al lado endulzándote el oído... Créditos a @Meganherzart por esta hermosa portada. ♥️