Siete meses. Siete. Dios, siete. ¡Joder, siete! Y yo seguía siendo la misma idiota que pensaba en Lauren Jauregui como la única mujer que me podría hacer sentir como alguna vez. En todos los sentidos. Y no es que Dinah no me hubiera enamorado, era sólo que no era lo mismo y a esta altura ya estaba consciente de que jamás lo sería y muy en el fondo Dinah lo sabía también.
La vida estaba siendo complicada últimamente. Ally me seguía hablando, quería asegurarse de que estuviera bien y cómoda ahora que vivía con la italiana. A su lado, no había tenido que seguir traficando, como antes se me había ordenado. Dinah había convencido a su padre de que nos diera un descanso luego de haber estado haciéndolo por al menos 5 meses seguidos. Yo me encontraba claramente cansada e incluso Dinah lo estaba. Era horroroso estar viajando a cada ciudad sin siquiera poder dar un recorrido ya que para el otro día ya teníamos que estar en otro lugar completamente lejano. Habíamos estado así esos cinco meses sin descanso. Lo merecíamos.
Me encontraba en la cocina preparando unos pancakes para el desayuno, sólo para mí ya que Dinah había tenido que volver a Italia con su padre a discutir cosas sobre la herencia que Simon estaba dispuesto a dejarle a su única hija. Yo era la única que aguantaba mi sazón detestable. Él estaba tratando de ser lo más preventivo ya que con un hombre con tanto poder y metido en esos turbios negocios, la muerte era más sorpresiva que nada.
Los pancakes estuvieron listos más pronto de lo que había pensado. Serví más de cuatro en mi plato y los llené de miel de maple, mantequilla y mermelada para esconderles el sabor, junto con unos pocos trozos de fresa rebanada. Tomé mi iPhone que había vibrado con el característico sonido de cada llamada en Marimba y me di cuenta de que era un número desconocido. Suspiré y me resigné a contestar. No tenía nada mejor qué hacer.
- Camz - escuché del otro lado de la línea una voz casi ahogada, ronca e inconfundible. Quise colgar pero decidí que eso sería jodidamente cobarde de mi parte, esa etapa de cobardía había sido superada. Era Lauren, mi Lauren. Mi chica de ojos claros. El corazón me comenzó a palpitar y las mariposas muertas de mi estómago habían resucitado.
- Dios...Lauren... - traté de sonar de lo más normal cuando lo cierto era que todo mi cuerpo se moría por retorcerse en el piso de la felicidad de escucharla. Era inútil e impresionante sentirme de aquella manera.
- Uhm... Cam, me alegra mucho poder escucharte... - comenzó a decir y antes de que yo pudiera decir algo siguió hablando. - Escucha... estoy en el apartamento... quiero verte, necesito hablar contigo. – mi estómago estaba vuelto loco, no podía explicar lo que sentí cuando escuché su bonita voz.
- Lauren, yo...yo... - iba a explicarle que vivía con alguien más ahora.
- Espera. De verdad necesito verte. Te he extrañado más que a nadie... y mierda, sólo quiero charlar. - comenzó a llorar repentinamente y me asusté como la mierda al momento. Odiaba escucharla llorar, sufriendo.
- ¿Quieres explicarme antes qué pasó?
- ¡Sólo sal del puto apartamento! ¡Te necesito, maldición! - me gritó a través de la línea y pude escuchar después de los gritos la voz de Ally. Dios, Ally. Lauren entonces sí estaba en mi viejo apartamento. La llamada se cortó y no supe qué más pasó porque perdimos obviamente comunicación. Tomé las llaves del Audi de Dinah, el cual me prestaba en caso de alguna emergencia o para alguna salida. Ese auto era casi mío porque yo lo usaba más que Dinah. Resoplé y me metí al auto conduciendo lo más rápido que pude. La ciudad estaba llenísima de tantos autos.
En menos de diez minutos llegué a mi antiguo hogar. El auto de Lauren estaba aparcado a pocos metros del Audi. Se me aceleró el corazón. Era todo negro, su color favorito, sería fácil siempre saber cuál era el suyo. Aseguré el auto con el botón pequeño de las llaves y subí al ascensor marcando el piso 6. Se me hizo una eternidad el llegar, siempre era muy rápido, y justo cuando tenía más prisa de lo normal actuaba de esa odiosa forma. Finalmente ahí, caminé hacia la habitación 609, a la cual corrí. Mi corazón estaba agitado. Mi estómago tenía las mariposas más alborotadas que nunca, parecían casi elefantes por la manera en la que se sentían. Estaba temblando. Tenía meses sin verla. Había temido muchas veces que el año se cumpliera, gracias al cielo no llegó a tanto. Toqué la puerta con mi ritmo personal, por lo que al instante fui recibida por Troy. Me abrazó y me cargó. Estaba tan malditamente feliz de verlo. Desde lo de Dinah difícilmente me aparecía por acá, debido a mi ahora...novia.
- Mila...pequeña Mila... ¡qué gusto me da verte! - me bajó después de unas cuantas vueltas por el aire y me hizo reír.
- Dios, no sabes lo bien que me pone verte, Troy. Finalmente un rostro conocido - me reí bajo y con nostalgia. Extrañaba mi vida en ese lugar. Finalmente pasé a mi viejo hogar y vi alrededor. Todo lucía como antes, cuidado y jodidamente arreglado. Me preguntaba cómo estaba mi habitación.
Mi amigo rubio me dejó pasar. No vi a Ally cerca por lo que pasé de largo a mi antiguo lugar. Abrí la puerta y la imagen que vi no fue la más placentera. Lauren estaba tirada en mi cama, llorando como magdalena. Me senté en la cama junto a ella y cuando hice la presión sobre el colchón ella pareció darse cuenta y dejó de sollozar al instante. Se volteó para verme y vi su rostro más pálido de lo normal. Odiaba verla así. Tragué saliva y me acerqué a abrazarla porque me moría de ganas de sostenerla en mis brazos, pero ella se negó al alejarse de mí. Estaba atónita porque jamás me imaginé que lo haría. Pero de pronto lo hizo. Me miró decepcionada,
- ¿Así que vives con esa zorra? - me preguntó en un tono burlón y sarcástico. Me levanté de la cama luego de que ella hiciese lo mismo y la miré casi incrédula.
- Tenemos siete meses de no vernos. Siete, ¿y es lo único que se te viene a la mente?
- ¿Me superaste así de rápido? ¿Qué signifiqué para ti, Camila? ¡Mierda!
- ¿Qué? ¡Demonios, no seas cínica, Lauren! ¡Tú fuiste quien me engañó! ¡Quien acabó con lo que pudo haber sido una gran relación! Que fue una gran relación al menos para mí. – debía empujarla en ese momento, pero me controlé.
- ¡Tú la llevaste a nuestro bar! ¡Al lugar donde todo empezó! ¿Quién es más cínica? ¡Ahora hasta vives con ella! ¿Ya es tu novia?
- ¡Sí, porque tengo derecho a ser feliz! Con alguien que no esté ocupada recordando a su viejo y muerto amor. Con alguien que tenga el puto detalle de llamarme novia, y de invitarme a vivir de lleno en su casa. - le dije sintiendo algo clavarse en mi como una espada. Las lágrimas comenzaron a correr por las mejillas de ambas.
- Lo de Sam ni siquiera tiene que ver.
- ¿Que no tiene que ver? - me reí sin gracia, irónica. - ¡Mierda! Eso fue lo principal de nuestras peleas. Sam fue un puto estorbo en lo nuestro. Sandra fue uno también. Tu puta cocaína. Todo, todo lo fue. Ni siquiera sé por qué sigo viéndote como algo supremo.
- ¿Como algo supremo? - me dijo de repente. Me miró tras haber conservado sus ojos verdes mirando el concreto.
- Me puse bonita para ti. - confesé. La ropa que llevaba era una que no solía llevar diario y menos a las diez de la mañana tras haber conducido de un extremo al otro de la ciudad.
- Te ves bonita siempre.
- No empieces. No quiero escucharte ahora. - salí de la habitación y lo único que me hizo volver fue el volver a escucharla a pesar de antes no haber querido oír más.
- ¿Te hace bien el amor? - volteé mi cuerpo entero para verla. Apreté los dientes y la vi con una furia extrema. No podía creer que hubiera dicho algo así.
- ¿Como por qué eso debería importarte?
- Necesito que me lo digas. ¿Qué es lo que te hace? ¿Come tu coño? ¿Te lo come mejor que yo, nena? – preguntó en un tono egocéntrico.
- ¡Cállate ya de una puta vez! - le grité. Estaba enfadada, pero no con ella. Era todo conmigo y la vida que estaba llevando. Dinah jamás podría hacerme el amor como Lauren lo hacía. Lo que la ojiverde me hacía cuando se posaba entre mis piernas o cuando sus dedos se colaban en mi interior. Seguía masturbándome cuando podía pensando en ella. Era fuera de este mundo, del universo. Llegaba a una galaxia diferente en cada orgasmo. Y aunque hubiera intentado una y mil veces quitármela del pensamiento mientras Dinah se posaba entre mis piernas era imposible. Lauren siempre venía a mi pensamiento. Ella era la única que podía sacar lo mejor de mí en un término sexual. Mis fantasías de concentraban en ella, ella era la protagonista de todas y cada una de ellas y ahora la tenía enfrente de mí, no podía hacer nada de eso real porque no quería caer en su juego.
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UNDRESSED {Camren}
ФанфикшнCamila conoce a Lauren Jauregui en un club nocturno, la atracción se hace presente desde el primer instante. Distintas problemáticas como que el hermano de Lauren, Chris, se enamora de Camila, y que Lauren sigue enamorada de una persona muerta inter...
