T R E I N T A Y U N O

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Me quedé dormida profundamente en el vuelo un par de horas hasta que sentí un peso extra. La cabeza de Lauren estaba sobre mí, acurrucada y así a mi lado parecía tan frágil. No quedaba rastro de la chica problemática de la que estaba enamorada. Ahora era como lo más hermoso y pequeño que tenía cuidar. Acaricié su cabello negro azabache lentamente, pasando los dedos por lo sedoso y volteé un poco la cabeza para darme cuenta de que la ventana ya no me la tapaba Lauren, sino que ahora podía ver todo el cielo. Me sentía ahora segura volando. El miedo que antes había tenido se había ido mermando poco a poco.

Quizás y yo presionaba muchísimo a Lauren con el asunto de Sam, y con el asunto de Sandra. Y seguramente si seguí así, Lauren terminaría por hartarse de mí. Pero mierda, no quería que sus pensamientos estuvieran con Sam cuando estaba conmigo en la cama, como las últimas veces que habíamos hecho el amor. Me dio un pinchazo el corazón cuando recordé lo que había sentido cuando escuché el nombre de Sam en lugar del mío. Había sido humillante.

También por otro lado se encontraba el asunto de las drogas. No de las que vendía, sino las que consumía. Me preocupaba que no dejara de consumir aun y cuando yo le había pedido que parara, y simplemente no me había escuchado, tirando todas mis palabras y mi sermón por un vil tubo.

No podía dejar de pensar en todo lo que pasaba en eso sin nombre que teníamos Lauren y yo. Era... todo tan malditamente complicado. Es que ella era complicada, ella era difícil y yo jamás había tratado a alguien así. Mucho menos me había enamorado de alguien con aquellos defectos...y también aquellas virtudes.

A veces la plática que había tenido con Clara venía a mi mente cuando pensaba en este tipo de cosas. La mujer me había pedido que me cuidara de su hija mayor. De sus manías y de sus chantajes, con los que ella solía caer cuando Lauren era una niña pequeña. Aunque yo había olvidado preguntarle por qué era que ya no se hablaban y se trataban como extrañas. Por cómo me había tratado a mí, dudaba mucho que fuera una persona homofóbica, era casi ilógico. Lauren describía a Clara como una mujer despiadada pero... la verdad era que muchas veces era Lauren la que se comportaba como una perra.

Sentí un movimiento por mi cuerpo que me hizo despertar al instante de mis pensamientos irracionales, observé a Lauren despertándose poco a poco y acomodándose en su asiento mientras bostezaba. Sus ojos verdes se hicieron presentes y mi corazón se aceleró. Era inevitable no quedarme viéndola como una boba.

- ¿Qué ves, tonta? – preguntó con una sonrisa divertida y me dieron unas ganas inmensas de besarla. No me resistí. Me incliné hacia ella y junté sus labios con los míos. Sabía increíble.

- Me gustan tus ojos, Afrodita... - le dije en casi un jadeo.

Cuando Lauren despertó, el avión ya casi estaba aterrizando y justo ahora era cuando debía de demostrarle a Simon, a Lauren y a mí misma que yo podía hacer lo que me habían pedido perfectamente. Lauren me dio la mano cuando estábamos yendo hacia abajo con el avión y me acurruqué con ella. No sabía si estaba de esa manera porque me encantaba estar pegada a su cuerpo o porque me estaba muriendo de miedo. Aunque, había dicho hace poco que ya había desaparecido mi temor, creo que no era cierto.

Bajamos del avión y era el tiempo perfecto para ir por las maletas hacia una máquina que tenían en el aeropuerto en donde todas las maletas pasaban. Las de todos los pasajeros.

Lauren estuvo conmigo en todo momento y no me dejó. Yo lo agradecía. Finalmente la maleta roja llegó y se puso enfrente de mí. Comparé el número que había en mi ticket con el que estaba enredado en la maleta, así supe que esa era la mía. La agarré y la bajé del lugar. Comencé a arrastrarla con las ruedas que tenía incrustadas y Lauren me sonrió, yo le correspondí emocionada por toda la adrenalina acumulada en mi cuerpo. Comenzamos a caminar, queriendo salir de una vez por todas cuando de repente sentí que Lauren me agarró con fuerza por la cintura y me pegó a su cuerpo para comenzar a besarme. De la nada, sin motivo. Yo no me alejé y seguí su juego. Con su lengua moviéndose seductoramente hasta que logró meterse a mi boca, haciéndome abrirla para encontrar mi lengua. Me hizo suspirar y casi derretir. Ayyy. Mis bragas se mojaron al instante. Estaba aprovechándose de mi vulnerabilidad. Estaba muerta de placer con las piernas temblando. De repente el calor desapareció cuando se separó de mí. ¡Qué beso!

- Listo, ya se fue.

- ¿Ya se fue quién?

- ¿De qué hablas? ¿No lo viste? Un guardia venía hacia nosotras y yo simplemente quise evitar que nos preguntara algo.

- ¿Por eso me besaste? - mierda. Gruñí enfadada.

- Camila... no te enfades. Finalmente te besé, ¿no?

- Dios, y yo pensé que había sido simple deseo.

- Claro que te deseo. No puedes negar que lo sabes. Estás consciente del puto poder sexual que tienes sobre mí. - Sexual. Lo había dicho, ¿no? Todo era puramente sexual.

No respondí y simplemente caminé lejos de ella pero Lauren continuaba siguiéndome. Terminamos saliendo del aeropuerto sin que nos checaran las maletas ya que mi chica de ojos verdes me había enseñado por dónde teníamos que irnos para saltarnos la revisión.

Salimos de una vez por todas y me sentí libre. Estaba sonriente. Al instante, sentí mi teléfono vibrar y lo contesté. Simon, suponía. Y sí, lo era. Simon.

- Estuvo excelente. Mierda, ¡qué beso se dieron! Dile a Lauren que fue una táctica perfecta.

- Oh... gracias, Simon.

- Chicas, les estaré hablando, ¿vale? ¡Suerte!

UNDRESSED {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora