UNDRESSED {Camren}

T R E I N T A Y S I E T E

- ¡Sí! ¡Me come el coño y lo hace deliciosamente! - le grité con rabia casi escupiéndolo en su cara con rencor por todo, cuando de repente sentí su mano estamparse con fuerza contra mi mejilla, haciéndome flaquear las piernas y casi caer al piso. Pude guardar el equilibrio y la miré con desprecio. No podía creer que se hubiera atrevido a tanto. ¿Qué se creía?

- Dios... Camila, perdóname. - su rostro parecía desesperado y me intentó ayudar a volver a mi lugar, pero yo se lo impedí con un empujón que logró quitarla de encima de mí. - Camz... – no, eso no lo iba a aceptar.

- Mejor cállate, Lauren. - murmuré despacio y sentí el nudo en mi garganta cada vez haciéndose más grande. Me sentía una mierda. Mi cabeza y todos mis pensamientos estaban hechos un lío, al igual que mis emociones y sentimientos hacia Lauren.

Nuevamente estábamos enfrente la una de la otra. Su rostro no parecía el mismo. Las marcas negras que se marcaban debajo de sus ojos sólo demostraban lo mal que había dormido los últimos meses y me preguntaba cuál habría sido la razón. Mi esperanza creía que yo lo era.

- Yo... no tuve qué haber hecho eso.

- Yo no tuve qué haber venido siquiera. - no quería verla. Me estaba doliendo como la mierda poner mis ojos sobre ella. Me dolía estar cerca de su cuerpo y sentir la necesidad de besarla luego de haber sido golpeada por palma. Era casi estúpida la necesidad que me embargaba pero la extrañaba como si no la hubiera visto en cincuenta años. Aunque igual se sentía de la misma forma.

- Perdóname... por Dios, te suplico que me perdones. - murmuró en un volumen bajo casi inaudible y luego de haber tomado mi bolso salí de la habitación a pasos firmes sin mirar hacia atrás, salvo para ver a mi amigo Troy.

- No encontré a Ally. - informé rápidamente y suspiré con fuerza, cansada. Con todo mi interior siendo un alboroto. - Y ya tengo que irme, avísale que voy a venir pronto. - me acerqué para abrazarlo y él correspondió ante la muestra de afecto. - Nos vemos pronto, Troy.

- Camila, no te vayas. – pidió una voz femenina esta vez, la cual no era la mía ni la de Ally. Era Lauren, la ojiverde de la cual estaba jodidamente enamorada a pesar de todo. Yo sabía que era una idiota. Lo sabía. Y sabía también que probablemente lo estúpida que estaba haciendo en ese momento y con ella sólo afectaría mi presente vida con Dinah.

No dirigí mis ojos cafés hacia ella porque no sentí la necesidad de hacerlo. Simplemente me salí del lugar y caminé con rapidez hacia al elevador que previamente me había jugado chueco siendo lento como la mierda.

Los zapatos en los que estaba, hacían no muy cómodo mi paso por la alfombra que cubría el piso. Era jodidamente molesto llevar tacones de aguja y pensar que todo lo que llevaba había sido simplemente para impresionar a Lauren me ponía de veras enferma.

Escuché los zapatos de Lauren contra el piso. Suspiré e intenté caminar con más rapidez. No quería estar cerca de ella, ¿por qué no entendía?

- ¡Vete Lauren! ¡No me sigas! - le grité sin importarme mucho si los vecinos se quejaban por mi escándalo. Ya pronto me iría igual. Esta vez iba enserio, no tenía ganas de que me siguiera. El dolor en mi mejilla y en mi corazón seguía presente.

- ¡Necesito que me perdones, Camila! ¿Qué supones que haga? Mierda... yo no te quiero perder. Te quiero, Camila... te quiero en verdad.

- Deberías a estas alturas saber que tus te quieros no me sirven ya... yo busco más que eso. La forma en la que me lo dices... suena a que sigo siendo lo mismo. Tu puta amiga con derechos.

- Eso no es lo que eres.

- Era, perdón. Antes era tu amiga con derechos. Ahora ni siquiera amigas somos, Lauren. Tú quisiste esta vida llena de mierda, con tu puta rubia operada y con toda esa cocaína.

- ¿Tú y Dinah ahora trabajan juntas? ¿Cómo tú y yo? ¿Ahora ella es tu equipo?

- Nos dimos un descanso... - le informé.

- Encantador. - dijo sin ser sincera. Le debería haber dolido que Simon la sacara del trato después de sus idioteces. Ella había sido la culpable de todo lo malo que le pudiera estar pasando.

- ¿Y tú? ¿Sigues operando?

- No... no realmente. Es decir... igual estoy dándome un pequeñ descanso. Mike no ha estado bien de salud...

- Dios, ¿qué es lo que le pasa? ¿Es grave?

- Bueno... es sólo que... - su voz comenzó a quebrarse. No pudo hablar y yo no la obligué a hacerlo. Dejé que se quedara con sus pensamientos. - Dios... perdón, no quiero hablar ahora de esto... pero estará bien.

- Yo estoy para ti, Lauren... a pesar de todo.

- Lo sé, Camz... y te agradezco eso. - puse una sonrisa que fue más obligada que nada.

- Me voy ahora... yo... no sé, quiero llegar ya a casa.

- Claro, tu novia te espera.

- Exacto... Dinah espera por mí. - ambas dejamos de hablar. Ella no respondió, sólo se quedó completamente callada. No quería decirle que no estaba en la ciudad.

Para dejar a un lado la tensión que se sentía en el aire debido a aquel silencio, me di la vuelta sin decir nada y me acerqué hacia las puertas del elevador. Lauren se puso justamente detrás de mí, pero aun así guardando una cierta distancia de mi cuerpo. Las puertas se abrieron a su esplendor dejando ver el plateado de las paredes y un espejo. Mierda... Lauren se veía aún mejor ahí dentro, la imagen de su reflejo me hacía sudar copiosamente. Vi cómo se relamió los labios y decidí apartar mi vista de ella.

Apreté el piso de la planta baja sabiendo que Lauren iba igual hacia el lobby y una vez cerradas las puertas nuestras miradas se encontraron y no se separaron por un segundo hasta que nos obligó a hacerlo la falta de luz que se dio de repente. El ascensor dejó de funcionar. Dejó de funcionar y estaba ahí, con la chica que me volvía loca. Que me sacaba de mis casillas y al mismo tiempo, con la persona con la que menos quería estar.

- Oh... oh, mierda. - dijimos las dos en un unísono.

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