UNDRESSED {Camren}

N U E V E

- No. Yo no quiero que estés con nadie. - la tomé del brazo mientras mantenía mi ceño fruncido y conservaba mi mirada enfadada. - No quiero simplemente y no te lo voy a permitir. – le dije como si yo pudiera controlar su vida.

- Demonios, Camila, ¿entonces tú por qué puedes estar con Chris?

- Escucha, Lauren...podemos estar juntas...probar qué tal seríamos como... - me quedé sin palabras por unos segundos sorprendida de que yo estuviera proponiéndole algo así de indecente a una mujer. A Lauren. - Como pareja... - dije finalmente. Wow, había batallado pero finalmente había salido de mi boca.

Lauren se quedó pensando un tiempo así que supuse que estaba al menos considerando mi propuesta. ¿Lo estaría o sólo estaría pensando en lo mucho que me parecía su Sam? Mientras lo analizaba, su mirada se clavó completamente en mis ojos y yo correspondí ésta, viendo los suyos con la misma fijación con la que ella miraba los míos.

- Me parece... - dijo de repente y sentí mi corazón saltando por dentro. ¡Estaríamos juntas! - Pero no voy a permitir que controles con quién salgo si tú no dejas a mi hermano antes.

- No, no estoy de acuerdo. - la miré fijamente.

- Camila no me puedes pedir que no salga con nadie mientras tú estás con mi maldito hermano, joder. – ahora

- Por favor, Lauren...quiero probar cómo es querer a una chica...a una mujer así como tú... - murmuré y no pude evitar recorrer su cuerpo con la mirada. Tomé su mano y la besé con adoración. Lauren era hermosa, bella.

- Y yo también, Mila. - dijo de repente y sonreí con el nuevo apodo cariñoso. - Pero entiéndeme...no me parece justo que tú puedas estar con Chris sin ataduras, estando al mismo tiempo conmigo. Y si no respetas esa condición no habrá ningún trato. - mi sonrisa anterior desapareció. Estaba frustrada. ¿Qué se supone que debería de hacer? La mayoría de las veces siempre lograba lo que quería y como lo que quería. Pero Lauren me había puesto mi primer hasta aquí y eso no me gustó para nada. No pude evitar gruñir como un berrinche y luego ella se rió.

- Pareces una niña.

- No soy una niña.

- ¿Ah no? - alzó una ceja intentando no reírse.

- No. - le dije segura y la tomé por la cintura, comenzando a ceder a su condición. - ¿Quieres que te lo demuestre? - los ojos de Lauren se abrieron como platos y vi que se habían vuelto más verdes de lo que ya era. Me pregunté a mí misma cómo era posible que el color de ojos de una persona se tornara de otro color según su estado de ánimo, era totalmente impresionante. Los míos siempre se mantenían color café avellana. Lauren se relamió los labios y vi que apretó los dientes con deseo.

- Sí... - dijo débilmente. Con la respiración un poco agitada. La tomé de las mejillas y sentí una temperatura cálida que me encantó. Estaba caliente. ¡Era tan sexy! La besé con ansias de volver a sentir su húmeda boca explorando la mía como sólo ella me había demostrado lo podía hacer. Su sabor era esta vez dulce y no salado como la última vez que había probado sus lágrimas. Me aterraba volverme adicta a sus labios y después de eso no poder jamás dejar de besarla. Aunque esa no era tan mala idea después de todo, tendría una excusa para pegar mis labios con los suyos cada vez que se me antojara. Me tomó por la cintura y acarició mi espalda hasta llegar a mi trasero, y con él le pude demostrar lo mujer que era. Aquello no era para nada de una niña. - Hueles tan bien... - soltó de repente, haciéndome temblar de emoción ante el cumplido.